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[Cómic] Reseña de Warhammer 40.000: Revelaciones, de George Mann y Tazio Bettin

"La sangre de mi enemigo siempre me ha resultado fácil de limpiar. Se enguaja sin dejar rastro, y se olvida. Pero la sangre de los míos es mucho más indeleble, y deja manchas que no se van por mucho que frote. Pero sumergiré mis manos en ella, si he de hacerlo, pues en ello reside el honor y la redención. En ello reside la verdad."

Warhammer 40.000: Revelaciones es el segundo tomo de la serie publicada por ECC en 2017 y contiene los números 5 a 8 de la colección original de Titan Comics. Es una continuación directa de Warhammer 40.000: Voluntad de hierro, aunque al igual que el volumen anterior ofrece un arco más o menos cerrado; un nuevo capítulo de esta historia que tiene como hilo conductor a los Ángeles Oscuros buscando a uno de sus hermanos Caídos en el Cúmulo de Calaphrax. El equipo creativo sigue siendo el mismo: guiones de George Mann, dibujos de Tazio Bettin y colores de Enrica Angiolini. Mann es uno de los escritores de la Black Library de Games Workshop y ha guionizado varios cómics para Titan. Por su parte, Bettin y Angiolini también tienen varios cómic de Titan en su haber, entre ellos algunos de Doctor Who.

En mi comentario del anterior tomo decía que el equipo creativo me parecía sólido como una roca, cosa que voy a repetir de nuevo hablando sobre esta segunda entrega. Los cómics derivados de franquicias cargan con cierto estigma, ya que en demasiadas ocasiones se consideran productos menores orientados a un consumidor poco crítico que está dispuesto a comprar cualquier cosa relacionada con aquello que le gusta aunque su calidad sea cuestionable. Sin embargo, precisamente por el hecho de estar orientado a un consumidor fiel a una franquicia que espera un producto a la altura deberían estar cuidados y tratados con cierto mimo. Titan Comics es consciente de ello y por eso suele cuidar mucho sus adaptaciones. Elegir a un buen equipo creativo y mantenerlo durante todas las entregas es un muy buen primer paso para que el resultado sea óptimo, desde luego.

En este segundo tomo tanto el dibujante como la colorista llevan un paso más allá lo que pusieron en práctica en el primero. Por ejemplo, se les nota más sueltos en las páginas dobles, que aparecen en mayor número y frecuencia. Las composiciones de página también son algo más variadas, lo que hace que el conjunto gane algo más de dinamismo. La estética del cuadragésimo primer milenio vuelve a estar muy conseguida, hasta el punto de que algunos personajes y vehículos se acercan tanto a las miniaturas en las que se basan que parecen un poco de juguete. Esto es algo que ya mencioné en el comentario sobre Voluntad de hierro y que parece inevitable en las adaptaciones al cómic del universo Warhammer 40.000. No obstante, no veo problema en ello. Diría que la estética de la marca de Games Workshop es mucho más flexible de lo que la gente cree, ya que entre las propias miniaturas y las ilustraciones más icónicas ya existe un margen considerable. Optar por un dibujo abigarrado, oscuro y gótico puede parecer una forma fácil de acercarse al aspecto más nuclear y canónico de Warhammer 40.000, pero eso haría el cómic mucho menos claro y legible. Pese a todo, en Revelaciones me he encontrado con un par de momentos en los que he notado ese pequeño choque, esa dicotomía entre lo que es Warhammer 40.000 en mi cabeza y lo que me he encontrado en las páginas del tebeo.

Lo anterior no quiere decir que este segundo tomo sea más comedido que el primero. Lo que sucede es más bien lo contrario, ya que Revelaciones es mucho más violento y lo es de una forma más explícita. En Voluntad de hierro vimos a los protagonistas enzarzados en batalla contra engendros disformes y contra Marines del Caos de los Guerreros de Hierro, por lo que la naturaleza monstruosa de sus enemigos difuminaba un poco la intensidad de la violencia. En cambio, en este tomo los enemigos son cultistas del Caos o Arlequines, en los que los efectos de la violencia se perciben de forma mucho más directa y brutal. Después de todo, los Arlequines son humanoides y los cultistas son humanos normales y corrientes. Los efectos de un disparo de bólter en sus cuerpos se aprecian mucho más.

Quizá para compensar este hecho, entre los enemigos que aparecen en el tomo se cuelan algunos que son claramente inhumanos: los Necrones, con su fría indiferencia mecánica, y un Exterminador del Caos de los Devoradores de Mundos, una auténtica bestia que dejó de ser humana muchos años atrás. Me parece interesante la forma en la que se tratan ambos en el tebeo. Mientras que podemos entender a la perfección las motivaciones de los cultistas y de los Arlequines (hablaremos sobre la trama y los aspectos narrativos en un momento), los Necrones se presentan como una amenaza extraña e incomprensible con la que no se puede empatizar. Los Necrones no hablan, no parecen comunicarse entre ellos y, sin embargo, actúan de forma coordinada y efectiva. Son una horda silenciosa e indescifrable, unos serres aterradores. Por desgracia, su participación en esta historia es breve y poco trascendente, aunque muy sugerente.

Mención aparte merece el encuentro con el Exterminador del Caos de los Devoradores de Mundos, pues el equipo creativo intenta hacer algo diferente en este caso. Alejándose de las batallas hiperbólicas tan frecuentes hasta ahora, Revelaciones intenta acercarse al terror en la escena en la que el Capellán Interrogador Altheous lidera a un grupo de Ángeles Oscuros en su incursión a un pecio espacial. Puesto que el lugar ha sido alterado por la Disformidad, el tiempo mismo se ha quebrado allí y los acontecimientos se suceden en un orden extraño y desordenado. La aparición del Exterminador del Caos viene pues precedida por sus actos, pequeños flashforwards que atormentan a los Ángeles Oscuros y ponen a prueba su voluntad mostrándoles su sangriento destino. La premisa me parece fantástica, aunque la manera en la que está plasmada en el cómic no resulta tan impactante como cabría esperar. ¿Quizá deberían haberse guardado la revelación del enemigo hasta el último momento? ¿O deberían haber cambiado la apariencia de los flashforwards para darles un mayor aire de irrealidad? Podrían haber experimentando algo más con el formato para conseguir que el episodio pareciese la pesadilla que se insinúa al principio, en definitiva. Me gusta muchísimo cuando Warhammer 40.000 se sumerge en el terror, aunque en esta ocasión no sea más que un leve chapoteo. Seguro que había formas de que esa idea del tiempo quebrado funcionase mejor.

Pero hablemos ya de la historia y de lo que supone para los personajes que conocimos en Voluntad de hierro. Después de la batalla en Exyrion, los Ángeles Oscuros continúan su viaje a través del Cúmulo de Calaphrax en persecución de uno de los Caídos. El triunfo les costó caro y de la compañía a la que le seguimos la pista en el primer tomo sólo queda un Marine Espacial llamado Baltus, que ha sido testigo de la aparición del Caído y por tanto ha confirmado su existencia. Revelaciones se abre con el efecto que estos acontecimientos han tenido sobre Baltus, que se ha refugiado en sus dogmas y creencias ahora que se han puesto a prueba. Otro personaje que también ha sufrido lo suyo por los hermanos perdidos en Exyrion es el Capellán Interrogador Altheous, que sirve como contrapunto a Baltus al mantener intacta y férrea su fe tras lo ocurrido. No es de extrañar que ambos personajes acaben conectados, con Altheous convirtiéndose en una suerte de mentor para Baltus cuando decide contarle la verdad sobre el ancestral cisma de su Capítulo y su misión de obtener la redención de los Caídos. Queda por ver qué efecto tendrá eso sobre Baltus y si Altheous mantendrá sus convicciones cuando se encuentre cara a cara con el Caído, pero eso será más adelante. En este tomo le siguen la pista hasta una trampa muy bien orquestada: el pecio espacial en el que acecha el Exterminador del Caos.

Por su parte, los demás Ángeles Oscuros acaban en Quintus, un planeta en el que antaño se estrelló un Mundo Astronave Eldar. Hasta allí se ha desplazado una tropa de Arlequines en busca de las gemas espirituales que encierran las almas de los antiguos habitantes del Mundo Astronave, sin saber que su actividad ha despertado un nido de Necrones. Como era de esperar, los Ángeles Oscuros acaban atrapados en medio, hostigados por los Arlequines por un lado y los Necrones por el otro. Y, aunque parecen bien preparados (entre ellos se distingue con claridad una escuadra de Exterminadores), lo cierto es que lo pasan bastante mal en esta lucha... para disfrute del lector.

Arlequines y Necrones no podían ser rivales más distintos en apariencia, forma de moverse y de combatir. El dibujo de Bettin capta esas sutilezas desde el primer momento en el que aparecen los Arlequines recorriendo un bosque entre gráciles brincos. También están muy conseguidas las imágenes de la necrópolis subterránea en la que despiertan los Necrones, que parece un solemne mausoleo robótico. Es una pena que el conflicto en Quintus se resuelva con relativa rapidez, porque no me hubiese importado que se extendiese durante unos cuantos números más. Entre que el tomo contiene sólo cuatro números y que la abundancia de páginas dobles hace que la lectura sea veloz, el choque entre Ángeles Oscuros, Arlequines y Necrones se pasa en un suspiro.

Queda una última línea argumental por reseñar y es la de la Inquisidora Astor Sabbathiel, que llega a Quintus siguiendo el rastro del Caído para demostrar lo que ella cree que es una herejía en el seno de los Ángeles Oscuros. Una vez más, la historia deja claro que la Inquisidora está dispuesta a usar métodos heréticos en la persecución de sus fines y eso hace que sea vulnerable a la manipulación. En Quintus encuentra la prueba material que necesitaba, pero antes tiene que enfundarse una armadura y purgar un nido de cultistas de una forma contundente y expeditiva. Esta es la parte del cómic que más me ha sorprendido, ya que suelo pensar en los Inquisidores más como eruditos e investigadores que como guerreros. Quizá por eso ver cómo Sabbathiel se pone la armadura entre cánticos y rituales para luego lanzarse a aplastar cabezas y a desmembrar herejes con una sonrisa de suficiencia en los labios me ha recordado que en Warhammer 40.000 nunca puedes fiarte de las apariencias: aquí hasta el personaje más meloso esconde una máquina de matar en su interior.

Pero todo lo bueno se acaba y el siguiente tomo, Warhammer 40.000: Caídos, cierra esta historia. Con las pruebas de su lado, la Inquisidora Sabbathiel traerá a los Caballeros Grises para exterminar cualquier rastro de herejía... y eso incluye a los Ángeles Oscuros. Mientras tanto, los Ángeles Oscuros intentarán que su hermano Caído encuentre la redención cueste lo que cueste. Claro que el Caído tiene sus propios planes...

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