Ir al contenido principal

[Cómic] Reseña de Warhammer 40.000: La cruzada de los malditos, de Dan Abnett y otros

"A la oscuridad llevo el fuego. Al ignorante le llevo la fe. Los que reciban estos dones vivirán, pero aquellos que los rechacen sólo recibirán de mí la muerte y una condenación eterna."

Me estoy haciendo con los cómics de la franquicia Warhammer 40.000 que se han publicado en España y no ha sido fácil conseguir este. Planeta publicó Warhammer 40.000: La cruzada de los malditos en 2008, por lo que ya lleva unos cuantos años descatalogado. Aún se puede comprar de segunda mano, pero en algunos sitios se pide un precio desmesurado por él y a mí no me gusta seguirle el juego a los especuladores. Hace falta un poco de suerte para conseguir una copia a un precio razonable, desde luego. Se trata de la adaptación de la miniserie de seis números Warhammer 40,000: Damnation Crusade, publicada por Boom! Studios entre 2006 y 2007. Tampoco es sencillo conseguir la versión original, pues además de los precios inflados de la versión impresa ya ni siquiera hay una versión digital que se pueda comprar. Esto es así porque la editora perdió los derechos de publicación sobre la franquicia de Games Workshop hace unos años. En resumidas cuentas: este tebeo está descatalogadísimo. En cualquier caso, si te interesa el mundillo de Warhammer 40.000 y lo puedes conseguir, merece la pena echarle un vistazo.

El argumento de La cruzada de los malditos está escrito por Dan Abnett, uno de los nombres más relevantes de la Black Library y autor de numerosas novelas de la franquicia, además de ser un profesional con amplia experiencia en el mercado del cómic. Se le conoce, entre otras cosas, por haber ayudado a reinventar la vertiente cósmica del Universo Marvel durante la célebre etapa de Aniquilación. Le acompaña en los guiones Ian Edginton, escritor que ha pasado tanto por 2.000 A.D. como por Dark Horse y Marvel.  Del dibujo se encarga Lui Antonio, artista que se ha dejado ver en las colecciones de personajes como Vampirella o Dejah Thoris publicadas por Dynamite.

La historia resulta un tanto confusa y deslavazada al principio, de ahí que su lectura gane enteros cuando se realiza del tirón. Tampoco hay una separación clara entre el final de un número y el inicio del siguiente, así que el formato tomo le viene como anillo al dedo. La cruzada de los malditos tiene como protagonistas a los Templarios Negros, un Capítulo de los Marines Espaciales formado por reclutas fanáticos envueltos en una cruzada eterna para purgar la galaxia de todo aquello que es alienígena y herético. Los Templarios Negros están entre los fanáticos más radicales del Imperio de la Humanidad, lo cual ya es decir mucho teniendo en cuenta que el propio Imperio está repleto de fanáticos. Pretendo que esta sea una entrada no demasiado larga, así que no voy a extenderme más sobre el contexto. Si no conoces el universo de Warhammer 40.000 y necesitas más información siempre puedes consultar esta entrada que escribí hace un tiempo para ayudar a la gente a iniciarse en la franquicia.

Tengo que reconocer que no sé mucho sobre los Templarios Negros y que tengo ciertas reticencias a la hora de acercarme a ellos, ya que suelen estar entre las facciones favoritas de la peor calaña de aficionados a Warhammer 40.000; gente que se toma la afición demasiado en serio y a la que se le escapa todo el subtexto que emana tanto del juego como de sus obras derivadas. Warhammer 40.000 es un cosmos de ficción caracterizado por el exceso y la exageración. Evidentemente, cualquier cosa lo suficientemente exagerada pasa a convertirse en parodia y las parodias no están hechas para ser tomadas en serio. Creer de forma no irónica en las premisas fanáticas del Imperio es, para mí, una bandera roja de tamaño gigantesco. De hecho, las premisas del Imperio en general y las de los Templarios Negros en particular son la antítesis de mis propias convicciones personales.

Pese a todo, La cruzada de los malditos me parece un buen acercamiento al trasfondo de los Templarios Negros, incluso para los lectores que no estén familiarizados con él. No se trata de una historia en el sentido tradicional, con su planteamiento, su nudo y su desenlace, sino que más bien pretende capturar una impresión general de lo que supone ser un Templario Negro. Nos encontramos con lo que parecen ser las vidas de tres personajes diferentes que tienen en común el hecho de formar parte de las filas de este Capítulo de los Marines Espaciales. En primer lugar tenemos a Raclaw, un humano procedente de un planeta de guerreros bárbaros que es reclutado por los Templarios Negros y sometido al doloroso proceso que le convertirá en un Marine Espacial. Después tenemos al Hermano Gerhart, un guerrero curtido del Capítulo que lucha con tanta convicción que sus propios hermanos de batalla creen que lo hace para conseguir la gloria personal en lugar de para honrar la misión de los Templarios Negros y al Emperador. Finalmente, tenemos a Tankred, un Dreadnought, un Marine Espacial que cayó en combate tiempo atrás y fue sepultado en el interior de una enorme armadura de combate para que pudiese seguir luchando más allá de la muerte. Tankred pasa la mayor parte de su existencia dormido, en ocasiones durante siglos enteros, esperando el momento en el que se le necesite para librar una batalla especialmente cruenta.

A medida que vamos pasando páginas vemos distintos momentos protagonizados por estos personajes, la mayoría de ellos combates. Después de todo, en la siniestra oscuridad del lejano futuro sólo hay guerra. Ya sea enfrentándose contra otros humanos, contra los Orkos, los Necrones, el Imperio Tau o las hordas del Caos, estos retazos de la experiencia de un Templario Negro dibujan una imagen muy completa y sugerente del Capítulo, de sus creencias y de su interminable cruzada. Sin embargo, saltar de un personaje a otro hace que la lectura cueste un poco al principio. Todo cobra sentido al final, cuando se desvela que (advertencia de spoiler: salta al siguiente párrafo si no quieres conocer la sorpresa que esconde esta historia) en realidad Raclaw, Gerhart y Tankred son el mismo personaje en momentos diferentes de su vida. Como Raclaw vemos su iniciación y su adhesión a los principios del Capítulo, como Gerhart vemos hasta qué punto ha internalizado esas creencias y como Tankred vemos que se ha convertido en una especie de guerrero legendario que seguirá librando su cruzada para siempre.

Esta es, en efecto, una historia sobre adoctrinamiento, sobre cómo abrazar una fe puede transformar a una persona y sobre los extremos a los que se puede llegar para defender esas creencias. En apariencia parece una historia épica en la que se ensalza la figura de los valerosos cruzados que sacrifican gustosamente sus vidas en pos de sus creecias, pero bajo ella hay un subtexto mucho más sutil y mucho más abrasivo. Este cómic se titulada La cruzada de los malditos por una razón. No es la cruzada de los benditos ni la cruzada de los héroes, sino la cruzada de los malditos. Es una historia sobre el poder de la fe, sí, pero también un cuento cautelar sobre los peligros de la fe y sobre los fanáticos que crea. La clave está en Tankred, que más que presentarse como un héroe de leyenda se presenta como una figura trágica que prefiere seguir durmiendo a continuar formando parte de la cruzada para el resto de la eternidad. Es cierto que los Dreadnoughts tienen unas características peculiares a causa de su naturaleza, pero las victorias de Tankred a lo largo de la historia empiezan siendo claras celebraciones y luego empiezan a mostrarse como dolorosos sacrificios. Su última batalla, en la que se enfrenta a un Príncipe Demonio del Caos, es una auténtica carnicería carente de toda gloria. ¿Y qué le reporta al venerable Dreadnought el hecho de haber vencido? Nada más que la oportunidad de librar otro combate aún más sangriento. Tankred lo ha entregado todo en batalla por el Emperador y los Templarios Negros, hasta su propia vida, y su recompensa es seguir guerreando; seguir guerrando mientras todos aquellos a los que ha conocido mueren, seguir guerreando hasta que encuentre al fin a un rival capaz de destruirle. Yo a eso lo llamo tragedia.

Por desgracia, tengo la impresión de que al apartado gráfico del cómic le falta la capacidad de expresar esos aspectos más sutiles que sí percibo en la caracterización de los personajes. El dibujo busca la espectacularidad al mismo tiempo que intenta ser fiel al abigarrado y retorcido estilo de la franquicia, sacrificando gran parte de su personalidad. El problema es que el artista logra plasmar esa espectacularidad que persigue en unas pocas páginas, pero en otras resulta muy convencional, incluso plano. Aquí el espectáculo prima más que la narrativa y no son pocas las ocasiones en las que la apariencia exterior de los personajes plasmados en el papel no hace justicia a su complejidad interior. El hecho de que parte de la historia se centre en un Dreadnought, que es básicamente un tanque enorme con patas, no ayuda a transmitir esa empatía que tanto se echa en falta. Este apartado es quizá el punto más débil de este tebeo que, por otra parte, resulta bastante interesante.

Las sutilezas son importantes. Cuando se trata de Warhammer 40.000 hay que saber leer entre líneas, porque esto no sólo trata sobre superhombres alterados genéticamente para ser soldados perfectos y librar una guerra interminable. Warhammer 40.000 también habla sobre los peligros derivados de la xenofobia y de la intolerancia hacia todo lo que se considera diferente. Habla sobre la guerra como único motor de la existencia y justifación suprema de todo tipo de actos aberrantes. Habla sobre soldados que han abandonado por completo su humanidad. Habla sobre la tragedia de los fanáticos que no conocen otra cosa más que una fe retorcida y siniestra. Habla, en definitiva, sobre un futuro sin esperanza; un futuro que no está tan alejado de nuestro presente como nos gustaría creer. 

Warhammer 40.000: La cruzada de los malditos supone una lectura agradable, pese a que a veces le falta esa capacidad de saber ir un poco más allá y capturar las sutilezas que hacen que el cosmos de ficción de Games Workshop me resulte tan endiabladamente atractivo. Quizá podría haber dado más de sí con un apartado gráfico distinto, pero eso no quita que sea un buen tebeo. Si te gusta Warhammer 40.000 es probable que te guste... y quizá hasta te haga reflexionar un poco sobre todo lo que hay detrás de la franquicia. Depende de lo bien que se te dé leer entre líneas.

Comentarios

También te puede interesar...

Iniciarse en Warhammer 40.000: Guía de lectura de La Herejía de Horus para novatos

[Anime] Crítica de Utena, la Chica Revolucionaria: la princesa que quiso ser príncipe

[Animación] The Midnight Gospel y su reflexión sobre la muerte

[Galería hipotética] Los personajes de Warhammer 40.000: Rogue Trader, el juego de rol de Owlcat Games