El compositor Richard Wagner (1813-1883) es sin duda una de las figuras más importantes de la cultura occidental. Su influencia no sólo ha alcanzado el terreno de la música, sino que ha trascendido a otros campos como la literatura y la filosofía. El impacto del trabajo de Wagner puede sentirse en personajes de la talla de Friedrich Nietzsche y J. R. R. Tolkien, entre otros. De todas sus obras la más conocida e influyente es la colosal tetralogía titulada "El Anillo del Nibelungo", un conjunto de cuatro óperas ("El Oro del Rin", "La Valkiria", "Sigfrido" y "El Crepúsculo de los Dioses") en el que mitología, drama, lírica y música se enlazan en perfecto matrimonio. Completar la composición de "El Anillo del Nibelungo" abarcó 26 años de su vida.
Wagner estaba convencido de que la ópera era el arte definitivo. El libreto, la escenografía, el vestuario, los actores, la orquesta... todo se fusionaba y se ponía al servicio del drama que transcurría en el escenario. La ambición del compositor era inusitada y en cierta manera se adelantó a su tiempo. "El Anillo del Nibelungo" incluye enanos, gigantes, doncellas que cabalgan por los aires, una fortaleza celestial a la que se accede caminando por un arco iris e incluso un dragón. Por tanto, representar la tetralogía suponía un tremendo reto: ¿cómo dar vida sobre el escenario al universo imaginado por Wagner? ¿Cómo hacer justicia a la magnitud del drama épico? Las limitaciones propias de las representaciones teatrales siempre han coartado los intentos de mostrar "El Anillo del Nibelungo" con el esplendor que merece. Afortunadamente, esas limitaciones no afectan al cómic y han permitido que P. Craig Russell represente sobre las viñetas la mejor adaptación posible de la obra magna de Wagner.
Como muchos otros autores, P. Craig Russell comenzó su carrera en varios títulos de Marvel. Su estilo era especialmente apropiado para ilustrar historias relacionadas con la magia, lo que le llevó a dibujar un anual del Doctor Extraño coguionizado por Marv Wolfman. Craig Russel volvería a reencontrarse tiempo después con el personaje en el especial "Doctor Extraño: ¿Qué te molesta, Stephen?", publicado aquí hace años por la extinta editorial Forum. No obstante, uno de los trabajos más famosos de este autor es el número 50 de "The Sandman", titulado "Ramadán", en el que desplegó junto a Neil Gaiman una hermosa parábola heredera de los cuentos de "Las mil y una Noches". También junto a Gaiman trabajaría en la excelente "Misterios de un Asesinato", una historia que combinaba el suspense y el lirismo de manera magistral. Gran aficionado a la música y a la literatura, Craig Russel ha elaborado adaptaciones al cómic de las novelas de Elric escritas por Michael Moorcock, de relatos de Ray Bradbury o de Oscar Wilde y de óperas como "Salomé" de Richard Strauss, "La Flauta Mágica" de Mozart o la que ahora nos ocupa: "El Anillo del Nibelungo" de Richard Wagner.
En lugar de referirnos a este cómic como a una adaptación sería más apropiado considerarlo una traducción, pues la labor de Craig Russell consiste precisamente en traducir la música de Wagner al idioma de las viñetas. El ilustrador no sólo se limita a dibujar los eventos narrados en el libreto, sino que va un paso más allá y trata de transmitir los mensajes que contiene la música a través de su composición de página y del uso de imágenes simbólicas asociadas a las ideas presentes en el texto original. Wagner asociaba determinadas melodías a ciertos personajes, conceptos o sentimientos (un recurso que se conoce como leitmotiv y que fue concebido por este compositor). Por su parte, Craig Russell juega con el potencial evocador de las imágenes con el mismo fin. De esta forma, lo que uno narraba a través de la música de la orquesta y de la voz de los actores, el otro lo hace a través de viñetas. Baste comentar que el potente crescendo del preludio de "El Oro del Rin", que Wagner compuso para representar el eterno fluir de las aguas del río, se muestra en el cómic con una simplicidad minimalista en la que la caída de una simple gota agita el agua y la pone en movimiento hasta convertirla en un imparable torrente.
El estilo de Craig Russell bebe de autores como Arthur Rackhman (quien también ilustró "El Anillo del Nibelungo" en su momento) y Alphonse Mucha. Sus dibujos están cargados de sensualidad y pasión, mostrando un especial cuidado por el lenguaje corporal de los personajes. Su dominio de la anatomía, especialmente de la masculina, es indiscutible. Su trazo puede parecer sencillo, pero cada una de sus páginas destila expresividad y romanticismo.
El argumento de "El Anillo del Nibelungo" contiene temas universales como la búsqueda de la identidad, el efecto corruptor del poder o el amor como fuerza redentora. Estos temas se articulan tomando como pilar básico la mitología germana, que Wagner utilizó libremente según sus intereses. La historia comienza en el Rin, donde tres doncellas protegen el oro sagrado que descansa en lo más profundo del río. Atraído por la belleza de las mujeres, el nibelungo Alberich se acerca a cortejarlas, pero éstas le rechazan y su burlan del enano. Las Hijas del Rin sólo tienen ojos para el oro, que alberga propiedades mágicas. La leyenda dice que aquel que forje el oro y lo convierta en un anillo gobernará el mundo, pero para llevar a cabo semejante proeza sería necesario renunciar al amor. En su inocencia, las Hijas del Rin creen que todos lo seres vivos necesitan el amor y por ello se ríen del deforme nibelungo. Alberich, lleno de odio, proclama su renuncia al amor y roba el oro.
Poco después, el dios Wotan se enfrenta a un grave conflicto: encargó a los gigantes Fafnir y Fasolt la construcción del gran palacio celestial de Valhalla, pero ahora no está dispuesto a pagarles lo que reclaman. Loge, el astuto espíritu del fuego que sirve al dios, le cuenta a Wotan que el nibelungo Alberich ha conseguido forjar el anillo y lo ha usado para esclavizar a sus congéneres para que extraigan ingentes cantidades de oro de la tierra. Creyendo que el oro podrá pagar su deuda con los gigantes, Wotan accede a enfrentarse a Alberich. Pero, al ser derrotado por los engaños de Loge, el nibelungo lanza una terrible maldición sobre el anillo y sobre todo aquel que se atreva a portarlo en su dedo.
Sin embargo, el poder del anillo es demasiado tentador y Wotan se apodera de él. Aunque posteriormente renuncia al fatídico objeto, la maldición del nibelungo le conduce irremediablemente hacia un aciago destino. Para evitarlo, Wotan engendrará un linaje de héroes humanos, los Valsung, con el fin de que aparezca un humano libre de las leyes que rigen a los dioses y capaz de reclamar el anillo. Pero Wotan, atrapado por sus propias conjuras y conspiraciones, verá cómo sus planes se desmoronan. El destino del anillo dependerá en última instancia del último de los Valsung, el valiente Sigfrido, el único capaz de redimir los pecados de los dioses. Sólo hay una fuerza capaz de superar la maldición del anillo: el amor.
"El Anillo del Nibelungo" es un drama de proporciones épicas, una historia con tintes de tragedia que comienza con la creación del mundo y acaba con la caída de los dioses y el principio de una nueva era regida por los seres humanos; todo ello con la maldición del anillo como telón de fondo. En ese sentido, el cómic de Craig Russell es igual de ambicioso que la tetralogía compuesta por Wagner. No hay lugar para medias tintas en esta obra: cada página realizada por el dibujante resulta sugerente y arrebatadora. El ideal del amor romántico como la mayor fuerza del universo está presente en cada viñeta, inundando a los personajes. El amor es el auténtico motor de la historia: el amor redime del odio y de la avaricia, pero también consume a aquellos que lo experimentan. El amor es una fuerza que da la vida, pero también la quita. Como para Wagner antes que él, para Craig Russell amor y pasión son lo mismo: ambos son como el fuego.
La grandeza de "El Anillo del Nibelungo" reside en que, pese a su trasfondo mitológico, se trata de una historia universal. Su temática está enraizada en lo más básico y emocional de la naturaleza humana, lo que hace que resulte fácil entrar en ella pese a la complejidad del argumento. De igual forma, al apelar a lo universal, también abre la puerta de cualquier lectura personal. Al igual que los mitos albergan diversas lecturas, "El Anillo del Nibelungo" puede interpretarse de distintas maneras sin que ello signifique que una sea más correcta que otra.
Respecto a la edición española, Planeta se encargó de publicar los cuatro tomos (uno por cada ópera) hace algunos años. Puesto que ya era complicado conseguir dichos tomos, hace algunos meses se puso a la venta una edición integral que recopila esos cuatro tomos a un precio de 42€. A pesar de su elevado precio, se trata de la forma más fácil y cómoda de hacerse con este cómic. Poco se puede criticar de esta edición integral, salvo la presencia de algunos errores tipográficos bastante molestos y que podrían haber sido revisados anteriormente. Errores de este tipo pueden ser tolerados en otros materiales de inferior precio, pero no en una edición de lujo que supera los 40€. Aún así, se trata de un tomo muy recomendable. Cualquier amante del buen cómic debería darle al menos una oportunidad. Para los que además de disfrutar del cómic sean amantes de la música wagneriana es un auténtico imprescindible.
Muchas gracias por el aporte :)
ResponderEliminarMe ha surgido una duda: ¿los errores tipográficos constan en la versión en 4 tomos?
Sólo tengo la edición integral, así que no puedo comprobarlo. Imagino que siendo la misma traducción por parte de la misma editorial los textos son los mismos, pero no te lo puedo asegurar.
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