Si bien el cine no es un tema habitual en el blog, hay algunas películas que sin duda merecen ser comentadas aquí, ya sea por su temática, su destreza narrativa o su capacidad para resultar sugerentes o evocadoras. Tras su enésimo visionado, estoy absolutamente convencido de que "Gattaca" es una de ellas.
Guanina, adenina, timina, citosina. G, A, T, C. Éstas son las cuatro bases nitrogenadas cuya sucesión en cadena compone la doble hélice de ADN, la molécula que codifica nuestra información genética y, por tanto, nuestra herencia, nuestras potencialidades y nuestros defectos. El ADN nos define en gran parte; hasta qué punto lo hace ha sido debatido durante décadas en los círculos científicos, donde la postura a favor del completo determinismo genético siempre ha despertado gran atracción. Qué fácil es poner toda la responsabilidad en nuestros genes y aceptar que todo nuestro ser está predeterminado desde nuestro nacimiento, eliminando toda influencia de la crianza y la experiencia. Qué fácil, qué tentador... y al tiempo qué aterrador. Aceptar que los seres humanos no son más que la mera expresión de sus genes es el primer paso para eliminar la ética de la ecuación y dar rienda suelta a la ciencia desencadenada. Cuando una persona deja de ser tal y se convierte en un simple vehículo para sus genes nos acercamos peligrosamente a las ideas eugenésicas. Y de la eugenesia a la distopía existe una distancia muy corta, pues gestionar la vida es desear dominarla.

Sabiendo que el sistema discrimina inevitablemente a los genéticamente inferiores o "no válidos", Vincent llega a la conclusión de que la única forma de conseguir su deseo es hacer trampas. Un hombre de dudosa moral se presenta en su casa para hacerle una proposición: tomar la identidad de un "válido", quien le proporcionará sus propias muestras genéticas para sortear los controles del sistema y entrar en Gattaca (nótese que el nombre está compuesto por las letras G, A, T y C), el centro espacial desde el que constantemente se lanzan misiones hacia las estrellas. A cambio, Vincent tendrá que mantener a dicho válido, Jerome (un magistral Jude Law), postrado en una silla de ruedas a causa de un accidente. A costa de vivir un riesgo constante, Vincent consigue entrar en Gattaca e incluso aspira a participar en el primer vuelo tripulado a Titán, satélite de Saturno. Sin embargo, el asesinato de uno de los directores del centro y su intensa relación con otra aspirante, la bella Irene (interpretada por una deslumbrante Uma Thurman), pondrán en peligro el secreto de su identidad.

Tratar tan amplia y compleja temática no es tarea fácil, especialmente tratándose de un temática tan próxima a la ciencia ficción (o ficción científica, si se prefiere). Obras literarias y cinematográficas de esta índole suelen perderse en los aspectos científicos y éticos, si bien el verdadero objetivo es hablar de la filosofía. En el caso de "Gattaca" (como en el caso de otro gran film de culto de esta temática: "Blade Runner"), el objetivo final es hablar de la trascendencia, de las grandes preguntas del ser; en definitiva, de filosofía pura y dura. "Gattaca" consigue el equilibrio perfecto entre ambos aspectos, ciencia y filosofía, gracias a su espíritu minimalista. Minimalismo: esta palabra es la que mejor describe a la película, tanto por su dirección artística (aspecto por el que fue nominada al Óscar) como por su banda sonora (compuesta por uno de los grandes maestros del minimalismo musical: Michael Nyman, autor de otras bandas sonoras como la de "El Piano"). La sencillez del diseño de los escenarios, el corte algo retro de vestuario y atrezzo y la sencilla fluidez de las melodías forman un conjunto de gran sobriedad, estilo y elegancia. Incluso la perfectamente comedida expresión de emociones, ayudada e impulsada por las composiciones de Nyman (algunas de ellos francamente memorables, como "The Morrow" o "The Departure"), ayuda a mantener la sobriedad, la elegancia. Los grandes temas tratados en el film exigen dicha elegancia como respetuoso tributo. No obstante, este hecho, en lugar de hacer que la película pierda en intensidad y capacidad expresiva, provoca el efecto contrario. "Gattaca" es una película evocadora, tan apta para el espectador que quiera sumergirse en su intrincado dialecto filosófico como para el que desee dejarse llevar por ella y soñar con las brumas que rodean al lejano Titán.

A todo esto se añaden las extraordinarias intervenciones de los actores, que alcanzan una perfección casi insultante. Entre ellos brilla con luz propia Jude Law, dando vida a un "válido" de potencial genético infinito reducido a un estado lamentable por los azarosos dados del destino. Suyas son algunas de las mejores y más potentes escenas, incluyendo el desgarrador momento en el que él, un ser cuasiperfecto, creado para ser siempre el mejor, admite con tristeza e infinita frustración, que lo máximo que pudo obtener en su más importante competición fue una medalla de plata. Dicha medalla vuelve a aparecer en la conclusión final de la película, que combina acertadamente triunfo y tragedia, los elementos mismos que componen la propia vida.
Pero más allá de ser una gran película, de mostrar unas fabulosas interpretaciones, de tener un rico contexto científico-filosófico y un emocionante mensaje vital, "Gattaca" es una película capaz de llegar al aspectador. Sin necesidad de burdos recursos argumentales o de aprovecharse indiscriminadamente de la emoción, tratando al aspectador como un ente racional, crítico y capaz de comprender las complejidades mostradas, "Gattaca" es capaz de alcanzar nuestra naturaleza más profunda y de transmitirnos su mensaje. Esta elegante distopía fue concebida para disertar acerca de la naturaleza humana y para transmitir esa disertación al espectador, haciéndole partícipe de una bella oda a la vida en su forma más pura, con todas sus virtudes y todas sus imperfecciones. Porque la vida es así, con sus luces y sus sombras, y el hecho de que predominen unas u otras no depende de la cadena de la doble hélice de guanina, adenina, timina y citosina de nuestras células, sino de algo que va más allá de la simple biología: aquello que nos hace verdaderamente humanos.
brillante
ResponderEliminarLa crítica está genial, en serio.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Miguel Ángel! Llegué a tu blog por casualidad, buscando info sobre la continuación de "Raistlin, el Túnica Roja" y me quedé leyendo tus soberbias críticas. Un maestro!
ResponderEliminarEsta es mi segunda película preferida, luego de Blade Runner. Las dos más grandes películas de todos los tiempos para mí. En el caso de Gattaca, una de las cosas que me dejó y me sigue cosquilleando de vez en cuando es el tema de la ELECCIÓN humana.
¿Qué factores confluyen en ella, por qué nos inclinamos en una dirección u otra? Notá que el personaje brillantemente interpretado por Jude Law tenía todas las posibilidades físicas para ser el número uno pero... no quería. Hay algo en él que no llegaba a ser tan profundo como para lograr el oro, cosa que sí tenía el humano "hijo de Dios", a pesar de no contar con las mismas ventajas físicas. El uno sabía exactamente lo que quería y luchaba con uñas y dientes para conseguirlo; mientras que al otro, sencillamente se le había "decretado" un destino que él no había elegido. Nunca pudo cuestionarse una elección, por eso intentó suicidarse: su falta absoluta de sentido interno chocaba de lleno con su supuesto destino brillante premeditado.
Lo mismo que el seis dedos: nació así porque otros lo diseñaron así, para poder tocar las piezas en piano exclusivas para personas con esa cualidad genética ¿Qué hubiera pasado si él hubiera querido dedicarse a la jardinería, por ej? Me recuerda a los viejos procesos de selección rusos e incluso actuales chinos, donde quitaban a los niños de sus familias para dedicarlos a aquéllo que hacían mejor. Por ej. los gimnastas. Barýshnikov, habría sido uno de los más grandes bailarines de todos los tiempos si no lo hubieran, en cierto modo, forzado a serlo en su niñez y adolescencia? ¿Hubiera sido preferible dejarlo elegir? Y, en ese caso, ¿hubiera elegido la danza? Y si no lo hacía, ¿habría malogrado su vida dedicándose a otra cosa, habría sido más feliz?
En fin. Hay mucha ética para discurrir aquí y me fascinan las películas como esta que, en poco tiempo y con una relativa sencillez, dejan en el aire planteos sumamente profundos. Lo mismo que Blade Runner ;)
Bueno, he aquí mi opinión. Ha sido un gustazo encontrarme con este ámbito al que vendré seguido a chusmear y comentar. Muchas gracias bis y seguí así!!
Cordiales saludos.
Muchas gracias por tus amables palabras. Me alegro de que hayas disfrutado de mis críticas, en especial de esta modesta crítica de Gattaca. Sin duda se trata de una película que da pie a comentar temas fascinantes.
Eliminar¡Un saludo!