
Londres, 2025. El rey Carlos III agoniza sin haber engengrado ningún heredero, por lo que Inglaterra se prepara para la inminente desaparición de la monarquía. La Nueva República del Amor promete una Inglaterra mejor, más pura, más respetuosa con los viejos valores morales. Para conseguir esto los elementos más discordantes de la población son recluidos en suburbios, donde no tienen derecho a voto y además son fuertemente reprimidos por la policía. Sin embargo, las aspiraciones de los aparentemente derrotados defensores de la monarquía reciben un poderoso aliciente cuando entre los habitantes de esos suburbios se descubre a una joven que podría ser una heredera bastarda al trono. En medio de todo esto, un anciano John Constantine de 72 años, algo chocho pero tan cínico como siempre, se da cuenta de que dicha heredera es su joven protegida, una doctora lesbiana llamada Dolly que trabaja en una clínica ilegal de los suburbios.
Este argumento esconde, como comentaba antes, muchísima mala leche. Detalles como la apación de las "diánicas" (las seguidoras anoréxicas de una nueva moda religiosa basada en la figura de la difunta Lady Di), la narración de la vida íntima de un promiscuo Príncipe de Gales y el culebrón televisivo que pretende presentar a la "Reina Dolly" al gran público evidencian una crítica atroz a los iconos ingleses que tan alegremente son aceptados e idealizados por el pueblo. Esta crítica, por supuesto, está narrada con un gran sentido del humor. "Hellblazer: Mala Sangre" se ríe tanto del futuro de Inglaterra como del viejo Constantine y su extraña tendencia a quedarse sin pantalones. Se trata de un humor negro muy cínico e irreverente, repleto de tacos y de referencias culturales usadas con gran malicia. Es raro ver a Constantine en una parodia tan descarada, pero el dibujante Philip Bond nos ayuda a ubicarlo con un dibujo sencillo y caricaturesco que difícilmente puede ser tomado en serio.
Constantine no es el personaje principal en esta historia, quedando el protagonismo en manos de los personajes femeninos: la "Reina Dolly", su novia (una paramilitar que recibe el apodo de "Gran Hermana") y la autora de la telenovela monárquica (una escritora anciana en silla de ruedas llamada Lorna). También tenemos a un viejo conocido de Constantine, un envejecido Chas (personaje habitual de la serie regular) con el que el mago inglés forma una extraña pareja. La magia también tiene su aparición, pero muy limitada, viéndose reducida a un poco de tecno-vudú a través de internet y a un ritual de sangre y sexo realizado por un Constantine borracho.
En definitiva, podemos decir que "Hellblazer: Mala Sangre" no es la típica historia de Constantine, estando mucho más próxima a las idas de olla de "Transmetropolitan" (serie que es un claro ejemplo de la crítica política y social más irreverente del mundo del cómic) que a las clásicas aventuras del ocultista más famoso del sello Vértigo. No obstante, si eres como yo y disfrutas de la crítica sin pelos en la lengua y del sentido del humor descarado y cabrón, probablemente te guste mucho esta miniserie y la deliciosa ironía que esconde su conclusión.
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