Los cómics y las series de animación siempre han tenido una relación simbiótica. Las series se alimentan del material publicado en los cómics, pero éstos también incoporan ideas aparecidas en las series a su particular universo. Es normal, por tanto, que el lector habitual de cómics también acabe sintiéndose atraído por estas series independientemente del público al que estén dirigidas, que normalmente suele ser el público infantil. En mi caso particular, siempre me he visto atraído por ambos mundos: el del cómic y el de la animación. Disfruto tanto leyendo las aventuras de mis personajes favoritos como visionándolas en la pantalla de mi televisión. Los infantes de mi familia se sorprenden con el hecho de que yo, un adulto, disfrute tanto o más que ellos con los dibujos animados "para niños". No comprenden que soy un "niño grande", capaz de disfrutar de cualquier cosa con un cierto grado de ingenuidad pero a la vez dotado con ciertos conocimientos