Empecé a leer este libro por recomendación de mi hermana. Pensé que sería una de esas lecturas sencillas y agradables que sirven para pasar el rato y poco más. Y me equivoqué. Por eso este libro se merece una pequeña reseña en el blog.
El autor:

La obra:

Christopher conoce los números primos hasta el 7.507, es capaz de explicar la Teoría de la Relatividad y para relajarse calcula potencias del número 2 o resuelve ecuaciones de segundo grado. No le gusta que le toquen, tiene dificultad para identificar los estados emocionales de la gente y desconfía de los desconocidos. Odia la mentira y los colores amarillo y marrón. Recuerda siempre todo lo que ve y le encantan los libros de Sherlock Holmes.
Una noche, Christopher descubre al perro de su vecina, un caniche llamado Wellington, muerto en el jardín. Entonces, emulando a Sherlock Holmes, se propone averiguar quién ha matado a Wellington y por qué. Su búsqueda le conducirá a descubrir que muchas de las cosas que él creía verdad no lo son, poniendo patas arriba su mundo y cambiando su vida y las de los que le rodean.
Valoración:
Como decía unas líneas atrás, éste es un libro peculiar. En primer lugar por la cantidad de esquemas, diagramas y dibujos que contiene (por ejemplo, si Christopher dice que hizo un mapa en su cabeza del lugar en el que se encontraba, vemos el dibujo del mapa en el libro). En segundo lugar por la peculiaridad de que los capítulos no siguen una numeración normal, ya que en lugar de seguir los números cardinales (1, 2, 3, 4...) sigue los números primos (2, 3, 5, 7, 11...). Esto, que puede parecer una tontería, no lo es en absoluto cuando leemos la explicación de Christopher acerca de por qué eligió los números primos para numerar los capítulos de su historia. Por último, en tercer lugar, la gramática del libro es la del propio Christopher, encontrándonos fragmentos enteros del estilo "y yo dije.... y él dijo... y yo dije... y él dijo.. y yo dije... y entonces el hombre dijo...". Esto no dificulta la lectura para nada. Todo lo contrario, pues nos ayuda a ponernos en el lugar del propio Christopher.
Intercalados con los capítulos que cuentan la historia de su investigación encontramos algunos capítulos en los que Christopher explica su forma de ver el mundo: cosas como la razón por la que odia el amarillo y el marrón, la razón por la que a veces no podemos fiarnos de nuestra intuición o la razón por la que no cree en Dios. Estos capítulos son toda una delicia, pues exponen unos razonamientos lógicos intachables y suponen toda una verdadera crítica a la forma de ser y de pensar de los adultos. Dado que Christopher tiene una perspectiva muy diferente a la nuestra, desde su privilegiada posición es capaz de poner en duda cosas que la gente común no suele molestarse en pensar.
En definitiva, "El Curioso Incidente del Perro a Medianoche" es un libro absolutamente recomendable. Es breve y se lee con gran rapidez, pues ofrece una lectura agradable a la vez que lleva al lector a plantearse algunas preguntas (y, en mi opinión, ese es el mayor logro al que un libro puede aspirar).
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