El Trastorno Disociativo de la Personalidad, Tastorno de Personalidad Disociada o Trastorno de Identidad Disociativo es un recurso muy popular tanto en cine como en televisión. Es fácil componer historias usando este trastorno (denominado comúnmente "personalidad múltiple"), ya que es un problema tan extraño, tan poco común, que incluso psiquiatras y psicólogos llegaron a dudar de su existencia en un momento determinado. Teniendo en cuenta que ni siquiera los expertos en el funcionamiento de la mente humana se aclaraban con la denominación y criterios diagnósticos de este trastorno, era de esperar que escritores, guionistas y realizadores lo aprovechasen a su manera, dando lugar a productos de desigual calidad. Desdes las soberbias "EL Club de la Lucha" y "Perfect Blue" hasta la serie infantil más absurda. Sin embargo, el trastorno siempre ha sido una excusa, un simple recurso para desplegar una historia determinada. Pocas veces el trastorno ha sido el verdadero protagonista de la historia, sin otro interés más que mostrar cómo se vive teniendo la mente disociada en varias identidades diferentes. "United States of Tara" pertenece a este reducido grupo, en el que el trastorno no es una excusa para contar una historia sino que el trastorno en sí es la historia.
Detrás de este serie, que se puede incluir en ese conjunto de series inclasificables y sin pelos en la lengua que mezclan el humor negro y el drama y giran en torno al tema de las familias disfuncionales (como puede ser, por ejemplo, "Californication"), se encuentran nombres tan conocidos como Steven Spielberg, que ejerce de productor ejecutivo, y Diablo Cody, guionista ganadora del Óscar al Mejor Guión Original en 2007 por su trabajo en "Juno". Basada en una idea original de Spielberg y desarrollada por la afilada pluma de Diablo Cody, "United States of Tara" nos cuenta el día a día de Tara Gregson, una ama de casa de Kansas que sufre un Trastorno Disociativo de la Personalidad. En un intento de comprender mejor su enfermedad, Tara decide dejar la medicación, lo que hace que sus diferentes identidades aparezcan en el momento más inesperado.
La serie cuenta con una primera temporada de doce episodios (de algo menos de media hora de duración cada uno) y su continuación en forma de segunda temporada ya está confirmada. Aunque hay un hilo conductor centrado en el interés de Tara por comprender mejor su enfermedad y el trauma original que la desencadenó, en realidad la serie se basa más en su día a día; en su vida cotidiana compartiendo cuerpo con otras tres identidades (cuatro, si contamos la que se descubre posteriormente, pero no pienso desvelar nada sobre ella).
Alice es la viva imagen del ama de casa perfecta de los Estados Unidos de los años 50: una mujer coqueta, una excelente cocinera, una devota creyente... Se considera a sí misma la personalidad dominante, la "verdadera Tara", y su intención es quedarse de forma permanente y no ir y venir como las otras personalidades. Lo que más desea en el mundo es quedarse embarazada y tener un hijo propio (ya que no considera que los hijos de Tara sean hijos suyos, aunque los quiere igualmente).
Buck es la personalidad masculina de Tara. Se considera a sí mismo un veterano de la guerra de Vietnam (en la que dice que perdió el pene, lo que justifica la ausencia de dicho órgano en su cuerpo). Mujeriego, fumador y bebedor empedernido de cerveza, Buck se podría definir como un bruto en toda regla. Es maleducado y soez, pero también esconde una sensibilidad difícil de apreciar.
T ("como la letra, no como la bebida") es una insoportable adolescente de dieciséis años a la que sólo le importan dos cosas: la ropa y el sexo. Continuamente trata de acostarse con el marido de Tara, aunque éste la rechaza por un acuerdo que le impide mantener relaciones sexuales con las personalidades alternativas de su mujer. T es la viva imagen de la decadente juventud actual y de todos sus excesos.
Evidentemente, todo este desfile de personalidades diferentes sería imposible de no ser por el talento de Toni Collette, que da vida tanto a Tara como a sus otras identidades. Su caracterización de los diferentes personajes es tan perfecta que podemos saber qué identidad es la que se está manifestando fijándonos únicamente en su expresión facial. No obstante, eso no quita que cada personalidad tenga su propio vestuario, desde los delantales clásicos de Alice a los minúsculos tangas de T, pasando por el chaleco de camionero de Buck.
Junto a Toni Collette tenemos a un elenco de actores prácticamente desconocidos pero muy correctos en su caracterización de la disfuncional familia de Tara. Max es el abnegado marido de Tara, capaz de hacer cualquier cosa por su mujer... incluso soportar a sus otras identidades. Kate es la hija mayor de Tara, una adolescente con un pésimo gusto a la hora de elegir novio (lo que le traerá más de un problema). Marshall es el hijo menor de Tara, un chico de catorce años que está enamorado de uno de sus compañeros de clase. Charmaine es el la hermana de Tara y siempre se ha sentido una segundona, pues todo el mundo le presta más atención a su hermana que a ella (incluso llega a decir en algún momento que Tara está fingiendo su trastorno para convertirse en el centro de atención de forma intencional).
Hay una línea muy delgada entre el buen humor negro y el humor vulgar y soez. Es difícil mantener el equilibrio adecuado en los personajes para que éstos no acaben convertidos en meros esperpentos sobre los que lanzar un chiste tras otro. Éste es uno de los grandes aciertos de esta serie, que no sólo nos muestra la vertiente más cómica de los personajes, sino que también nos permite atisbar sus otras facetas (desde las más entrañables a las más oscuras). Esto consigue humanizarlos y facilitar que el espectador sienta empatía hacia ellos a pesar de su disfuncional situación. No obstante, como bien insinúa la serie, todos somos difuncionales. Sólo es cuestión de rascar un poco bajo nuestra apariencia de normalidad para encontrar innumerables problemas. Quizá sea esa la razón por la que este tipo de comedias se están haciendo tan populares actualmente.
La condición homosexual de Marshall, el hijo de Tara, merece una mención especial por el tratamiento que se le otorga a lo largo de la serie: su homosexualidad es tratada por su familia con total normalidad (exceptuando los frecuentes comentarios homófobos de Buck, claro). Desde mi punto de vista, esto supone un gran avance en televisión. Por primera vez la homosexualidad no es denostada ni defendida a ultranza (las dos posturas antagónicas que suelen verse en televisión), sino que se trata como algo normal y cotidiano. De hecho, la homosexualidad de Marshall únicamente es un rasgo secundario del personaje, existiendo otros rasgos (como su cierto aire snob e intelectualoide) mucho más definitorios que su interés por los chicos.
Sin embargo, no todo podía ser positivo. Aunque la serie cuenta con unos personajes tremendamente bien construidos, unas situaciones muy bien pensadas que nos muestran que incluso nuestras vidas cotidianas tienen un lado absurdo y una representación bastante veraz de lo que supone padecer un Trastorno Disociativo de la Personalidad, no puedo resistirme a comentar que hay un gran fallo en el enfoque del hilo conductor de la serie: la búsqueda del verdadero origen del trastorno de Tara. Mientras que la idea de abandonar la medicación para permitir que las personalidades "salgan" y se evidencie así su nivel de desarrollo y sistematización me parece una ocurrencia magistral, el continuo interés por averiguar la verdad del trauma que provocó el trastorno me repele.
En mi opinión, esta serie sigue un enfoque demasiado psicoanalítico. Se le otorga demasiada importancia al trauma que "desencadenó" el trastorno de Tara y se buscan demasiadas respuestas sobre dicho evento traumático. La serie no pretende ocultar el hecho en sí (se comenta en varias ocasiones que Tara mantuvo relaciones sexuales en contra de su voluntad durante su juventud en el internado), pero sí revestirlo de cierta condición de misterio que me parece innecesaria. Para mí lo importante del trastorno no es el evento que lo causó, sino la forma en la que la persona lo afronta. El hecho de que Tara fuese violada me interesa mucho menos que su forma de vivir día a día con la mente fragmentada. Aún queda por ver si este enfoque se mantendrá en la segunda temporada, ya que es una de las pocas críticas que se le pueden hacer a la serie. Es posible que ni siquiera deba ser considerada crítica, pues es cierto que la psicología norteamericana (al contrario que la europea) sigue un cierto enfoque psicoanalítico, por lo que es normal que dicho enfoque sea también el que se muestra en las obras de ficción sobre temas psicológicos que se realizan allí.
Descontando ese pequeño detalle, "United States of Tara" es una serie divertida, con unos personajes magistralmente caracterizados, con unos diálogos originales y mordaces y con unas pequeñas dosis de crítica social. Se trata de una comedia en la que las escenas de humor negro comparten protagonismo con escenas puramente cotidianas, escenas que rozan el absurdo y escenas con un cierto dramatismo. Y, a pesar de todo, el conjunto final no queda desvirtuado, sino que consigue un equilibrio envidiable. "United States of Tara" es una apuesta muy a tener en cuenta dentro de esta nueva hornada de series que desmontan los típicos clichés de la familia perfecta americana y merece la pena echarle un ojo.
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