Durante diecisiete años, los destinos de los mutantes más importantes de Marvel estuvieron en manos de un único guionista: Chris Claremont, apodado "Patriarca Mutante" por sus años de dedicación a la franquicia a la que catapultó al estrellato. Sus conflictos con el dibujante estrella y niño mimado de la Marvel de entonces, Jim Lee, le llevaron a abandonar a los mutantes, aunque regresó tiempo después con ánimos de renovación. Desgraciadamente, el regreso de Claremont supuso un auténtico fiasco para todos aquellos que esperaban un "regreso a los orígenes" de manos del guionista de la etapa clásica de los X-Men. Claremont confeccionó una nueva etapa que se alejaba de la dinámica habitual de la serie, provocó varios cambios inexplicables en los personajes protagonistas y renunció al uso de los antagonistas tradicionales para introducir otros nuevos que no gozaron del favor de los lectores. Éstos acabaron desencantados con la labor del guionista, que pronto perdió nuevamente el control de sus criaturas en favor de Grant Morrison (de cuyos "New X-Men" hablamos en un artículo anterior). No obstante, la editorial permitió que el Patriarca Mutante continuase trabajando dentro de la franquicia en una nueva serie creada para la ocasión en la que gozaría de la colaboración del dibujante español Salvador Larroca. Se trata de "X-Treme X-Men".
"Tiempos extremos requieren hombres-X extremos".
Al contrario de lo que podría sugerir la cabecera de la serie, "X-Treme X-Men" se desmarcó del resto de títulos mutantes del momento por erigirse en un cómic de estilo tradicional, muy alejado de los radicales experimentos de Grant Morrison en "Nex X-Men" y orientado a los lectores de gustos más moderados. Se convirtió, por tanto, en ese esperado "regreso a los orígenes" que mencionábamos antes. Aunque Claremont únicamente pudo trabajar con los personajes desechados por Morrison, el Patriarca Mutante supo proporcionar la suficiente entidad y coherencia interna al grupo de mutantes extremos.
"X-Treme X-Men" se publicó originalmente entre 2001 y 2004, abarcando 46 números, un anual y dos miniseries derivadas ("X-Treme X-Men: Tierra Salvaje" y "X-Treme X-Men X-Pose"). Panini comenzó recientemente a recopilarla en varios tomos de la línea "Marvel Deluxe", habiendo publicado dos tomos hasta la fecha.
Los primeros 24 números de la serie fueron dibujados por el artista valenciano Salvador Larroca, que pidió expresamente que no fuesen entintados y se les aplicase el color directamente sobre los lápices, remarcando de esta manera su trabajo y consiguiendo diferenciar estéticamente los cómics de esta etapa del resto de series de la franquicia. El espectacular trazo de Larroca, unico a los colores digitales de Liquid!, proporció un aspecto verdaderamente cinematográfico a la serie. Desafortunadamente, Larroca tuvo que abandonar la serie por otros compromisos, dejando el dibujo de los últimos 22 números en manos del croata Igor Kordey, lo cual supuso una ruptura en la estética de la serie que nos permite diferenciar claramente dos etapas en ella. No obstante, para proporcionar cierta sensación de cohesión, Larroca siguió encargándose de las portadas hasta su conclusión.
Centrándonos ya en la etapa dibujada por el valenciano, ésta parte de la siguiente premisa argumental (que se deriva de la etapa anterior de Claremont en X-Men y que, según se dice, fue una sugerencia de la esposa del guionista): la búsqueda de los diarios de Destino. Pareja y amante de Mística, la madre adoptiva de la mujer-X Pícara, Destino era una mutante con poderes precognitivos. Antes de perder la vista, Destino plasmó en sus diarios sus visiones del futuro, pero éstos se perdieron con el paso del tiempo. Evidentemente, aquel que posea los diarios será capaz de manipular el futuro, por lo que un grupo de mutantes dirigidos por Tormenta abandonará la seguridad de la Escuela del Profesor Xavier para lanzarse en busca de los diarios perdidos. El equipo de hombres-X extremos viajará a lugares como España, Australia y Madripur siguiendo la pista de los diarios, siendo seguidos de cerca por Vargas, un nuevo adversario de origen español que tiene uno de dichos diarios en su poder.
A pesar de lo atractivo de este planteamiento, es preciso aclarar que queda en segundo plano ante otras tramas que en principio podrían parecer secundarias, pero que ofrecen diversión a raudales. "X-Treme X-Men" es un carrusel de aventuras y acción en el que los hombres-X pasan de estar secuestrados por las fuerzas de asalto españolas a investigar el misterioso asesinato de un señor de la mafia australiana para a continuación luchar contra el ejército de un conquistador extradimensional. Todo esto aderezado con un interesante desarrollo de los personajes, especialmente de los femeninos (algo que es prácticamente la "marca de la casa" de Claremont). Los pilares fundamentales de la serie son sin duda las mujeres-X Tormenta, Pícara y Sabia, siendo ésta última la que más progresa a lo largo de la misma.
Aunque Tormenta lidera el grupo, Sabia es su espina dorsal. Sabia, en su identidad anterior de Tessa, fue la mano derecha de Sebastian Shaw, Rey Negro del Club Fuego Infernal y uno de los principales enemigos de los mutantes de Xavier. Gracias a la magia de la retrocontinuidad, Claremont desveló que en realidad Tessa era una espía de Xavier en el seno del Club Fuego Infernal, lo que le permitió incorporarla al bando de los hombres-X. De esta forma, Claremont pudo dedicarse a explorar sus capacidades y desvelar todo el potencial de sus dones de "cibérpata", de ordenador viviente. Sabia lo ve todo, lo recuerda todo, es capaz de procesar ingentes cantidades de información de forma simultánea y de manipular cualquier sistema informático. Guionista y dibujante, inspirados claramente por las películas de "Misión Imposible" dotaron a Sabia del artefacto perfecto como complemento a su poder: las gafas que incorporan acceso a internet y sirven como vía de comunicación e interfaz entre los hombres-X extremos.
La estética ideada por Larroca juega un papel clave en la serie, pues a través de su tratamiento de accesorios, trajes y peinados, dota a los personajes de auténtica vida. Los uniformes del equipo de mutantes extremos resultan elegantes y prácticos. Proporcionan dinamismo y espectacularidad, sin renunciar al realismo pero sin caer en la excesiva exageración. Sirven por tanto para proporcionar una sensación de homogeneidad en el grupo, pero a la vez remarcan las personalidades individuales de sus miembros. Sin duda la libertad creativa de la que gozó el artista, unida a su buena relación con el guionista, constituyeron el caldo de cultivo perfecto para convertir "X-Tremen X-Men" en uno de sus mejores trabajos.
Los lápices de Larroca, unidos al intenso color de Liquid!, dotan a esta etapa de la serie de una potencia visual comparable a la del cine. No sólo los personajes, sino que los escenarios en los que se encuentran rezuman vitalidad. Desde los típicos escenarios de alta tecnología a las calles del barrio chino, pasando por los gigantescos rascacielos de la isla imaginaria de Madripur, los escenarios resultan sugerentes, vibrantes y espectaculares, proporcionando el marco perfecto para la acción del grupo de hombres-X extremos. El dibujante, muy en su línea, también se permite la licencia de sembrar su trabajo con diversos "huevos de pascua", por lo que en las páginas de "X-Tremen X-Men" nos encontramos diversos homenajes a películas, series, personajes conocidos y actores. La propia casa de Larroca aparece en los primeros números, cuando los mutantes visitan la ciudad de Valencia, la cual también aparece perfectamente retratada en el cómic.
La visita de Tormenta y los suyos a Valencia durante el primer arco argumental de la serie resulta especialmente curiosa, no sólo por ser la presentación de Vargas, el nuevo antagonista, sino también por mostrar una "versión Marvel" de España que al fin hace justicia a lo que los lectores españoles queríamos ver. Si los americanos pueden tener marines armados con armas de última generación y armaduras de combate, ¿por qué no podemos tener los españoles guardias civiles con armaduras tecnológicas? ¿Acaso por ser guardias civiles en lugar de marines resultan menos verosímiles? Tan absurda es una cosa como la otra, pero dentro de la suspensión de la incredulidad a la que aspira todo producto de ficción, mientras tengan coherencia interna con el argumento se aceptan como válidas. Por esta razón, Claremont y Larroca presentan una España moderna y tecnológica que cuenta con sus propias tropas de élite y sus bases secretas de tecnología punta. Sin duda para el lector español resulta agradable ver a su país representado de esta forma, en lugar de como un país analfabeto y tercermundista (cosa demasiado común en los productos de ficción estadounidenses).
No obstante, pese al excelente marco proporcionado por los autores, la serie no está exenta de ciertas taras. Las presiones editoriales y los escasos tiempos de entrega condicionaron el desarrollo de algunos números, que quizá hubiesen necesitado algún tiempo más de trabajo. Por otro lado, la inclusión del "mes mudo" (una iniciativa editorial de Marvel según la cual todos los números de ese mes carecerían de texto) no pudo llegar en peor momento para "X-Treme X-Men", estropeando la conclusión de la interesante saga de Lady Mente Maestra.
Respecto a los guiones de Claremont, aunque muy superiores a los de su anterior trabajo con los mutantes, siguen ostentando las mismas carencias de siempre: exceso de personajes secundarios que no reciben el tratamiento adecuado y acaban desapareciendo para no volver a saber de ellos, demasiadas líneas argumentales paralelas, dispersión del argumento principal, reiteración de situaciones ya vistas con anterioridad, etc. Si bien la serie resulta atractiva por su tratamiento de los personajes y sus escenas de acción, está claro que dista mucho de ser un cómic redondo. Aún así cuenta con números verdaderamente memorables y consigue mantener el interés del lector durante toda su primera mitad, lo cual no es poco. Además, resulta admirable el interés de Claremont por incorporar a la serie elementos aparecidos en otras colecciones de la franquicia, creando la sensación de que pertenece al mismo mundo que ellas a pesar del abismo editorial que las separaba. De hecho, Claremont incluso llega a utilizar a la Reina Blanca, personaje que estaba en manos de Morrison, durante una de las sagas de "X-Treme X-Men" (Morrison le devolvería la jugada algún tiempo después usando a Bishop y a Sabia durante uno de los arcos argumentales de sus "New X-Men").
Tras la marcha de Larroca de la serie y la llegada de Igor Kordey (dibujante que nunca ha gozado de mi favor), los defectos de Claremont se pusieron mucho más en evidencia y se perdió la espectacularidad que caracterizó los números del dibujante valenciano. Esto hace que la segunda mitad de "X-Treme X-Men" prácticamente constituya una serie diferente. Una vez solucionado el argumento de los diarios de Destino, el argumento pivotó hacia la amenaza del telépata Elías Bogan, quien comparte un pasado común con Sabia. El tono general de la serie, su mismo planteamiento, cambió radicamente. Claremont utilizó esta segunda etapa para ir preparando el terreno de la que sería su tercera incursión en las series principales de los mutantes, recuperando a ciertos personajes hacia los que guardaba especial cariño (como Kitty Pride y Rachel Summers). La finalización de "X-Treme X-Men" condujo directamente a la reestructuración que sufrió la franquicia mutante durante 2004, el llamado "X-Men Reload", aunque esto ya sería materia para otro artículo.
En conclusión, como ya hemos remarcado, la verdadera alma de la serie se encuentra en su primera mitad, donde un excepcional Salvador Larroca plasma magistralmente los guiones de Claremont y dota de un carisma inusitado a un grupo de hombres-X considerados "de segunda fila" por la editorial. El equipo extremo de Tormenta recupera algo de la esencia perdida de antaño, esa dinámica que hizo famosos a los mutantes durante la década de los 80: acción, drama, protagonistas complejos, antagonistas misteriosos, entornos fantásticos, chicos guapos y bellas mujeres. Eso es lo que ofrece "X-Tremen X-Men", además de ese particular toque individual y diferenciador que proporciona el dibujante valenciano y que convierte a los mutantes extremos en mutantes con sabor español.
Seguí esta serie cuando se publicó y reconozco que la dejé a los nueve números. Tiempo después, los volví a leer y me di cuenta de que realmente me gustaban, así que la retomé hasta llegar al número 24 -el último de Larroca. Ahora, y aunque sea con años de retraso, voy a volver a recuperarla y ya he encargado los tres siguientes números, a ver qué tal está con Kordey. Personalmente, me encanta el trabajo que hace aquí Larroca: visualmente, es una serie espectacular y los diseños de los personajes son geniales. Para mí, junto a los New X-Men de Morrison, una serie recomendable.
ResponderEliminarla serie es muy buena hasta la partida de Larroca; con el nuevo dibujante cayo en calidad visual, aunque el argumento siguió siendo buena a mi entender
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