“The
Keys of Marinus” es un serial compuesto por seis episodios en el
que se mezclan distintos elementos. Aunque su premisa inicial parece
situar al espectador ante una historia de ciencia ficción, su
variado desarrollo abarca momentos de misterio, suspense, aventura y
acción. Estos capítulos evidencian el tremendo potencial de “Doctor
Who” para narrar cualquier tipo de historia, para saltar de una
temática a otra y para aunar elementos que a priori parecen
desconectados.
El
serial comienza con el Doctor y sus acompañantes llegando al
desconocido planeta Marinus. La TARDIS aterriza en una solitaria isla
rodeada de un mar de ácido en cuyo interior se alza una extraña
torre. Dicha torre es el objetivo de las incursiones de unos seres
llamados Voord, criaturas humanoides enfundadas en trajes anfibios.
Cuando el Doctor y los suyos logran acceder al interior de la torre
se encuentran con su único ocupante: Arbitan, el anciano guardián
de la Consciencia de Marinus. La Consciencia es una avanzada máquina
capaz de influir sobre el comportamiento de los habitantes de todo el
planeta, de tal manera que al activarse los Voord perderían
cualquier impulso violento. Sin embargo, para activar la máquina es
necesario reunir cinco llaves dispersas a lo largo de todo Marinus.
Arbitan
posee una de las llaves, pero las demás se encuentran ocultas en
lugares tan dispares como una ciudad supuestamente utópica, una
jungla poblada por plantas mutantes o una cueva helada. El anciano
bloquea el acceso de los viajeros a la TARDIS, de forma que no puedan
negarse a partir en busca de las llaves. Para cumplir esa misión el
Doctor y sus acompañantes reciben unos aparatos teletransportadores
que les permitirán seguir una ruta predeterminada a través del
planeta Marinus. Una vez han comenzado su viaje, los Voord consiguen
adentrarse en la torre y atacar a Arbitan, preparando una poco sutil
trampa para hacerse con el control de las llaves en cuanto los
inocentes viajeros las reúnan.
Como
sucede con otras series de la década de los 60, los personajes
pueden resultar excesivamente ingenuos y confiados para los cánones
actuales. Esa ingenuidad propia de la época es, sin embargo, el
motor de muchos de los argumentos y la razón por la que el
espectador permanece pegado a la pantalla hasta el final. “The Keys
of Marinus” juega muy bien con la tensión que produce el hecho de
conocer que la misión del Doctor se dirige irremediablemente hacia
una trampa, aunque una vez conocida la naturaleza de ésta resulte
más bien poco creíble. No obstante, el engaño de los Voord no es
el único al que son sometidos nuestros protagonistas en este serial.
En uno de los momentos más extraños y refrescantes de la primera
época de “Doctor Who”, la serie pasa de ser una aventura situada
en lugares exóticos a un drama ambientado en la sala de un tribunal.
Cuando Ian es acusado inesperadamente de asesinato durante la
búsqueda de las llaves, el Doctor se convierte en su abogado
defensor mientras trata simultáneamente de resolver la misteriosa
muerte de la que se culpa a su acompañante. Durante algo menos de
capítulo y medio, “Doctor Who” pasa de ser una serie de
aventuras y ciencia ficción a ser una serie sobre misterios
criminales. El resultado final es impecable.
Los
requisitos del guión de este serial debieron obligar a los
responsables de producción a esforzarse al máximo. En “The Keys
of Marinus” podemos ver desde gigantescos ordenadores futuristas a
ciudades paradisíacas propias del pasado remoto, pasando por junglas
y parajes congelados, lo cual es todo un derroche en cuanto a
decorados, atrezo y vestuario. Pese a los limitaciones propias de una
producción de la época, el uso de miniaturas, de fondos pintados,
de cartón piedra y de trucos de cámara consigue generar efectos
visuales muy interesantes. Una vez más, la imaginación del equipo
de la BBC consiguió suplir con creces lo que los recursos del
momento eran incapaces de conseguir.
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