Las CLAMP son un cuarteto de dibujantes japonesas formado por Tsubaki Nekoi, Satsuki Igarashi, Mokona Apapa y Nanase Ohkawa, autoras de mangas de gran éxito como Cardcaptor Sakura, Magic Knight Rayearth o Chobits. En esta serie de tres entradas voy a recuperar unos textos que escribí hace bastante tiempo para ser locutados en un podcast que ya no existe y en los que hablo sobre mis obras favoritas de las CLAMP. La primera de ellas es Tokyo Babylon.
Subaru Sumeragi es el decimotercer líder del clan Sumeragi, una familia de hechiceros que utilizan una magia espiritual conocida como onmyōji, el camino del yin y el yang. Desde tiempos remotos, los miembros del clan han ofrecido sus servicios para solucionar los problemas de índole sobrenatural del pueblo japonés, realizando exorcismos, rompiendo maleficios y liberando almas en pena. Como líder del clan Sumeragi, Subaru tiene el deber de convertirse en el protector espiritual de Japón, pero aún es un muchacho de sólo dieciséis años y su familia teme que sea demasiado emocional y sensible como para poder desempeñar semejante responsabilidad.
Tiempo atrás, cuando aún era un niño pequeño, Subaru se encontró con un joven misterioso junto a un cerezo en flor. Aquel joven le contó que bajo los cerezos hay cadáveres enterrados y que sus flores absorben su sangre, obteniendo así su característico tono rosado. La piedad que mostró Subaru al preguntar si los cadáveres enterrados experimentaban algún sufrimiento sorprendió al desconocido, que le hizo una promesa al niño. Aquel encuentro se ha repetido muchas veces en los sueños de Subaru, aunque es incapaz de recordar la promesa que le hizo aquel extraño joven. Sus palabras se perdieron en el viento...
Han pasado muchos años desde entonces y Subaru se ha trasladado a la ciudad de Tokio junto a su hermana gemela Hokuto, una muchacha dicharachera y un poco estrafalaria. Es su hermana precisamente quien le presentó a Seishirō Sakurazuka, un amable veterinario de veinticinco años que pertenece a un clan rival de practicantes de onmyōji, aunque haya decidido no seguir el camino sobrenatural. Seishirō comparte un curioso parecido con el enigmático desconocido de los sueños de Subaru, aunque éste cree que es imposible que se trate de la misma persona. De hecho, Seishirō no parece ocultar nada y es bastante transparente en sus intenciones, pues no deja de declararse a Subaru, de quien dice estar perdidamente enamorado. Hokuto, convencida de que su hermano necesita amor, hace todo lo posible para ayudar a Seishirō en sus intentos por seducirle, generando muchos momentos divertidos a costa de la incomodidad del pobre Subaru. Así, mientras su vida personal se desarrolla plácidamente y el enigma sobre su pasado encuentro bajo el cerezo se va desvelando poco a poco, Subaru tiene que ejercer su papel como líder del clan Sumeragi y resolver aquellos casos sobrenaturales en los que sus poderes son requeridos.
Esta es la premisa de Tokyo Babylon, un manga para chicas que se publicó originalmente en los años noventa... pero podría ser la de cualquier otro manga para chicas, en realidad. Tiene un poco de misterio sobrenatural, un poco de romance, un poco de comedia, unos protagonistas jóvenes y guapos... como muchos otros mangas para chicas, en definitiva. No obstante, esta es una obra de las CLAMP, que son unas autoras un tanto peculiares. Se las conoce sobre todo por ser las creadoras de la alegre Cardcaptor Sakura, pero algunas de sus obras tienen un vertiente marcadamente tenebrosa, como RG Veda, Clover, X o la propia Tokyo Babylon. Estas son obras en las que las autoras tratan con una crueldad extrema a sus personajes. Quizá creas que lo peor que un autor puede hacer con sus personajes es matarlos, pero eso es porque aún no has visto las formas retorcidas en las que las CLAMP tratan a sus creaciones más carismáticas. Tokyo Babylon puede parecer, en efecto, un manga para chicas como cualquier otro, pero tras su apariencia amable y colorida esconde unos niveles de melodrama, sufrimiento y nihilismo difíciles de digerir.
Y, sí, es un manga para chicas que narra una relación romántica entre dos hombres, pero esto es tan frecuente dentro del manga para chicas que incluso existe todo un subgénero sobre romances entre hombres: el BL (Boys Love). Hoy es bastante más popular que en el momento en que apareció Tokyo Babylon, obviamente, pero no ha cambiado mucho desde entonces. Lo cierto es que las razones por las que a las lectoras japonesas (¡y también a las occidentales!) les gustan tanto las relaciones entre hombres se me escapan, pero siempre me ha llamado la atención la peculiar manera que tienen de concebir dichas relaciones. Para ellas uno de los miembros de la pareja (seme) siempre es extremadamente dominante y protector, mientras que el otro es extremadamente sumiso y pasivo (uke), hasta el punto de que renuncia a su voluntad propia y se convierte en un simple objeto en manos de su amante. Y no sólo en lo que se refiere al sexo, claro, sino respecto a cualquier otro aspecto de su vida.
Si aplicamos esto a Tokyo Babylon, comprobamos con facilidad que Subaru es el uke, un muchacho apocado que se siente atraído pero a la vez intimidado por Seishirō, el seme, que siempre lleva las riendas de toda situación. Aunque los intentos de conquista de Seishirō sean más cómicos que otra cosa, no cabe duda de que continuamente se impone y domina a Subaru, que con el tiempo va cediendo a sus encantos. Pero, al contrario que en otros mangas para chicas, no existen los finales felices en Tokyo Babylon. En realidad Seishirō tiene dos caras y bajo su apariencia amable y servicial oculta un secreto terrible. Por tanto, la historia de su romance con Subaru es también la historia de una tragedia que se va cociendo a fuego lento y a la que nosotros asistimos embelesados como lectores con la misma fascinación morbosa con la que atenderíamos a un inminente accidente de coche. Claro que nada nos puede preparar para el final de esta historia, uno de los más crueles y dolorosos que recuerdo...
Hay un gran cinismo en Tokyo Babylon. La historia transcurre en Tokio, la moderna Babilonia, una ciudad que nunca duerme donde viven y trabajan millones de personas, pero también donde la soledad y la alienación son el pan de todos los días. La ciudad, como sus habitantes, vive sumida en un precario equilibrio: tradiciones centenarias como la práctica del onmyōji conviven con los modernos karaokes y las tiendas de moda, una población cada vez más envejecida no sabe qué hacer con sus ancianos, una sociedad donde la comunicación es más fácil que nunca tiene problemas para hacer que las personas conecten emocionalmente entre sí y empaticen con los demás... Esta oscura visión se muestra en los casos sobrenaturales a los que se enfrenta Subaru, que hablan sobre la soledad, el suicidio, la imposibilidad de comprender a los demás o la incapacidad de sentirse integrado y formar parte de algo más allá de nosotros mismos. Al principio la bondad y la candidez de Subaru consiguen imponerse ante tanta negatividad, pero los casos se vuelven cada vez más oscuros, más llenos de sufrimiento y desesperanza. En uno de los más tristes, Subaru pone en contacto a una madre con el espíritu de su hija asesinada para que pueda despedirse y superar su pérdida, pero eso no es lo que desea el fantasma de la niña. Ella está más allá de la redención y sólo quiere que aquellos que le hicieron daño sufran. ¿Qué puede decirle entonces Subaru a su madre? ¿Que su amada hija sigue sufriendo después de muerta? ¿Que quizá nunca conozca la paz? ¿Que acabará consumida por el odio y el deseo de venganza?
Tokyo Babylon habla sobre lo distintos que somos los seres humanos y sobre las dificultades que tenemos para entendernos, llegando a plantear serias dudas de que seamos capaces de hacerlo en realidad. Subaru se enfrenta a casos durísimos (una chica que ha sido violada, una mujer que adoctrina a adolescentes que han sido acosados, un niño moribundo que necesita un trasplante...) y sus resoluciones no siempre son agradables. Poco a poco, Subaru se va quebrando ante la crudeza de todo lo que ve. Como se dice al principio de este manga, Tokio es una ciudad que disfruta de sí misma mientras se encamina hacia su destrucción. Lo mismo se podría aplicar al propio manga, que disfruta de sí mismo mientras se encamina hacia su trágico final. Todo empieza siendo alegre, gracioso y romántico, incluso cursi, pero poco a poco sus páginas se van tiñendo de desesperanza. Y, justo cuando la oscuridad lo inunda todo y entra en juego el último atisbo de esperanza, las CLAMP lanzan una última puñalada directa al corazón del lector; un último golpe de gracia cargado de sadismo y carente de piedad.
Me fascina Tokyo Babylon. Tiene una estética muy particular, con unas portadas con unos colores muy planos (incluyendo una portada de un color rosa chicle tan intenso que hace daño a la vista y que me encanta), con unos personajes monísimos que llevan unos trajes muy vistosos (mención especial a los floripondios que se pone Hokuto, que son absolutamente impagables) y con un dibujo que va mejorando tomo a tomo. Pero eso sólo es la superficie. En su interior hay mucho desencanto, mucha tristeza, mucha soledad, mucho nihilismo. Hay una crueldad increíble en la manera en la que se trata al pobre Subaru, pero su evolución y su choque frontal contra ese misterio insondable llamado Seishirō son apasionantes. Tokyo Babylon no tiene un final feliz. Ni siquiera tiene un final, pues la historia queda abierta tras su terrible conclusión, pero precisamente por ello deja tanta huella. Si hubiese tenido un final feliz habría sido otro manga para chicas como cualquier otro. Con su crueldad desmedida se convierte en algo poco común, algo memorable. Algo que te quita las ganas de vivir y te hace perder la fe en la humanidad, sí, pero algo que no puedes dejar de leer. Incluso cuando ya sabes lo que va a pasar, sigues leyendo y sigues angustiándote igual durante su clímax.
Tokyo Babylon tuvo una adaptación al anime de dos capítulos que llegó a España en VHS de la mano de Manga Films hace ya muchísimos años y que me parece bastante floja (sólo salvaría el segundo episodio, que es el único que se aproxima en algo al argumento del manga). También tuvo una película con actores reales en Japón, pero nunca llegó a occidente y no he tenido ocasión de verla. Más recientemente se anunció una segunda adaptación al anime titulada Tokyo Babylon 2021, que fue cancelada antes de su estreno por acusaciones de plagio y de la que no se ha vuelto a saber nada (¡un caso muy extraño!). En cuanto al manga, ha sido editado dos veces en España, primero por Planeta (en sentido de lectura occidental) y luego por Norma (ya en su sentido de lectura original). La edición más reciente, la de Norma, abarca cinco tomos. Y hay que añadir que, aunque Tokyo Babylon terminó, la historia de Subaru y Seishirō no lo hizo. De hecho, volvieron a aparecer en otro manga de las CLAMP que se podría considerar el heredero espiritual de Tokyo Babylon, X, también conocido como X-1999. Fue allí donde se cerró al fin la historia de Subaru y Seishirō... más o menos, pues tampoco se podría considerar un cierre definitivo. Y es que si las CLAMP fueron crueles a rabiar en Tokyo Babylon... bueno, digamos que en X se superaron.
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