Hace algo más de un año que Panini está publicando en España la etapa del Hombre de Hierro dentro del gran relanzamiento de Marvel conocido como Marvel NOW!, por lo que es un buen momento para comentarla. Uno de los alicientes de dicho relanzamiento consistía en que casi todos los equipos creativos cambiaron sus series habituales en favor de personajes con los que no habían trabajado demasiado. Este fue el caso de Kieron Gillen y Greg Land, que venían de trabajar en La Imposible Patrulla X, una de las colecciones de la franquicia mutante de Marvel. De esta forma, ambos autores pasaron a la franquicia de los Vengadores, con la que Gillen ya había tenido cierto contacto gracias a su breve paso por las páginas de la serie de Thor tras la marcha de Matt Fraction. Curiosamente, su predecesor en Iron Man había sido el mismo Fraction, que venía de concluir una larga etapa junto a Salvador Larroca en la que había redefinido tanto al personaje de Tony Stark como a su mayor enemigo: el Mandarín. El Iron Man de Marvel NOW! lo tenía difícil para sorprender a los lectores, pues el listón estaba bastante alto.
De hecho, a priori esta nueva etapa de Iron Man no prometía demasiado. Frente a los Vengadores de Jonathan Hickman, el Capitán América de Rick Remender o el Indestructible Hulk de Mark Waid, Kieron Gillen tenía las de perder. No obstante, los que habíamos seguido los trabajos previos de este guionista sabíamos que ya se había sacado de la manga alguna joya en el pasado. Baste recordar la divertidísima miniserie de S.W.O.R.D. protagonizado por la Bestia y la Agente Abigail Brand o la excepcional etapa de Viaje al Misterio protagonizada por un joven Loki que encandiló a los lectores con sus triunfos y tragedias. En efecto, Gillen tenía grandes sorpresas reservadas para Iron Man, aunque tardó bastante en ponerlas en juego.
El primer arco argumental de Iron Man dentro de Marvel NOW! sirvió para acercar al personaje a su versión cinematográfica encarnada por Robert Downey Jr. Quizá esto se debió más a una decisión editorial de Marvel que a las ideas de Gillen, pero el hecho es que supuso un importante retroceso tecnológico que no beneficia para nada a un personaje tan vinculado en los últimos tiempos a la ciencia ficción. Los cambios quizá sirviesen para arañar algunas ventas por parte de nuevos lectores familiarizados con las películas de Marvel Studios, pero también borraron de un plumazo los grandes avances tecnológicos que llevábamos viendo en la serie del Hombre de Hierro desde que Warren Ellis introdujo la tecnología Extremis tiempo atrás. Aunque Extremis ya no formaba parte de Tony, los avances de su armadura estaba a años luz de lo visto en el cine: sin ir más lejos, el último modelo estaba compuesto por metales líquidos inteligentes que fluían sobre el cuerpo de Tony hasta formar su armadura. Gillen eliminó esta armadura en el primer número de su etapa y propuso un nuevo modelo. En adelante, Tony usaría una armadura modular cuyos componentes debían ser decididos de antemano en base a los requerimientos de cada misión. Por tanto, según sus necesidades del momento, debía renunciar a algunos accesorios en favor de otros.
Esto permitía que el dibujante pudiese introducir un nuevo diseño de armadura en cada aventura, desde modelos preparados para el sigilo y la infiltración hasta trajes de combate pesados herederos de la famosa armadura Hulkbuster. No obstante, se decidió darles algo de uniformidad cambiando la habitual paleta de colores roja y dorada por tonos algo más apagados que, en mi opinión, le sientan muy bien. Los que disfrutaron de la amplia galería de armaduras que apareció en la última película del personaje encontrarán atractiva la idea de ir cambiando de equipo con regularidad, pero personalmente creo que la idea no compensa el retroceso tecnológico. Creo que no merecía la pena acercarse a la versión cinematográfica a cambio de sacrificar los avances que se habían visto en la serie los años anteriores. La nueva armadura modular no puede competir con la nanotecnología, los enlaces neuronales y los metales inteligentes, desde luego.
Teniendo en cuenta esta pequeña crítica, resulta irónico que la serie de Kieron Gillen comience con el regreso de Extremis. Fue precisamente Extremis lo que supuso el principio del tremendo salto tecnológico de Tony, pero aquí da pie a ese retroceso que comentaba en el párrafo anterior. Después de que la organización científico-terrorista IMA (Ideas Mecánicas Avanzadas) acabe con la vida de la Doctora Maya Hansen, creadora del Extremis, y robe su invento, Tony tiene que entrar en acción. Sin embargo, llega demasiado tarde, pues IMA ya ha vendido el Extremis y hay cuatro muestras dispersas por el planeta. Durante el primer arco argumental, tendrá por tanto que recuperar dichas muestras. Pero los compradores de Extremis han ideado diversos usos para esa tecnología, que plantearán importantes dilemas morales a nuestro protagonista.
Este primer arco no destaca demasiado por su brillantez y además supone la muerte gratuita de Maya Hansen, en lo que parece un burdo movimiento para comenzar la historia con un giro dramático. El dibujo de Greg Land tampoco ayuda a que la historia mantenga el interés, pues su estilo fotorrealista hace tiempo que quedó desfasado y es evidente que resulta inadecuado para un cómic de superhéroes. A pesar de todo, Gillen aprovecha estos números para plantear una idea muy interesante: Tony ha visto tantas cosas desde que se convirtió en Iron Man que ya nada le sorprende y esto es algo muy negativo para alguien que está tratando de construir el futuro dentro del presente. Tony necesita reinventarse, afrontar nuevos desafíos y regresar con una perspectiva novedosa, apasionada y original. Por tanto, deja atrás la Tierra y pone rumbo al espacio profundo.
La idea de llevar a Tony al espacio vino del guionista Brian Michael Bendis, que quería tenerlo en su serie de los Guardianes de la Galaxia, pero Gillen supo aprovecharla para sacar al personaje de sus lugares habituales y enfrentarle con situaciones que no había visto antes. No era la primera vez que Tony viajaba al espacio ni mucho menos (lo ha hecho muchas veces desde la mítica saga de la guerra Kree-Skrull), pero sí era la primera vez que veíamos a un Iron Man abierto a nuevas experiencias, experimentando curiosidad y poniendo a prueba su inventiva lejos de la seguridad que siempre le han proporcionado su dinero, sus empresas y sus aliados.
Gillen va caracterizando poco a poco a Tony durante el nuevo arco, titulado El Asesino de Dioses. En dicho arco, Iron Man se enfrenta con las consecuencias de sus acciones contra el Fénix, la entidad cósmica que puso a la Tierra en peligro durante el evento Vengadores contra Patrulla X. En esa historia Gillen recupera a Cabeza de Muerte, viejo personaje de Marvel UK por el que siente cierta predilección, y también introduce a un nuevo personaje: 451, un renegado androide registrador rigeliano metido en complejas manipulaciones. El guionista ya había demostrada antes lo bien que sabe manejar a este tipo de personajes robóticos que consideran que el fin justifica los medios (es el caso de Unidad, personaje que empleó en S.W.O.R.D. y La Imposible Patrulla X) y consigue sorprender al lector con 451. Justo cuando Tony parece haberse reinventado a sí mismo, aparece 451 para hacerle dudar sobre todo aquello que creía cierto.
Así empieza el largo arco argumental titulado El origen secreto de Tony Stark, en el que nuestro protagonista descubre gracias a 451 que aún hay muchas cosas sobre su pasado que desconoce. Tony siempre ha sido un hombre hecho a sí mismo, un creador y un futurista que se ha basado en su imaginación. Durante esta historia se plantea la posibilidad de que esos rasgos que él consideraba definitorios fuesen en realidad fruto de una cuidadosa manipulación artificial. ¿Y si Tony Stark hubiese sido diseñado para ser quien es?
En esta saga es cuando Gillen pone todas las cartas sobre la mesa, ideando una trama entretenida, interesante y con un par de giros inesperados en su tramo final que dejan boquiabierto al lector. El tono de la historia no hace pensar que vayan a contarse cosas que cambien de forma radical el origen de Tony Stark, pero el hecho es que sí se cuentan. La resolución de este arco me parece estupenda y sólo por llegar a ella merece la pena seguir esta etapa. No voy a desvelar nada al respecto, pero baste decir que la sutileza y el buen gusto con el que el guionista introduce los cambios en el personaje son dignos de admiración.
La resolución de El origen secreto de Tony Stark introduce a un nuevo personaje en la vida de Tony: Arno Stark, a quien los lectores veteranos de Marvel conocerán como el Iron Man malvado del año 2020. Guillen juega con las expectativas del lector, planteando la duda de si este personaje acabará convertido en un villano. Después de todo, el año 2020 ya no está muy lejos.
En el último arco argumental hasta el momento, Iron Metropolitan, Tony y Arno planean construir la ciudad del futuro... sobre las ruinas de la vieja ciudad de su enemigo, el Mandarín. En ausencia del villano (al que supuestamente vimos morir en la etapa de Fraction y Larroca), sus anillos tienen planes propios y están reclutando nuevos portadores para evitar que Tony se salga con la suya. El último número publicado por Panini amenaza con la llegada de diez portadores, cada uno armado con uno de los anillos del Mandarín. La idea es muy interesante y tiene mucho potencial, por lo que habrá que estar atentos a las próximas entregas de la colección para ver en qué desemboca.
En Iron Metropolitan, Guillen también plantea una interesante cuestión acerca del papel de Tony en la política global. Como hombre de negocios, está claro que nuestro protagonista es un capitalista. Además, tradicionalmente ha apoyado al gobierno de Estados Unidos con su tecnología, lo que hace que parezca cercano a posturas conservadoras. ¿Cómo se tomará el gobierno americano que construya su ciudad del futuro frente a las costas de China?
Iron Metropolitan también supone la llegada del nuevo dibujante, Joe Bennett, cuyo trabajo es mucho más efectivo y atractivo que el de Greg Land. Bennett no es un dibujante excesivamente espectacular, pero pone en evidencia a Land con su atención por el detalle y la expresividad de sus rostros. Si hay algo que no soporto de Land son las caras de sus mujeres, que además de ser todas iguales siempre parecen estar sumidas en un eterno orgasmo. Con la llegada de Bennett, Pepper Potts vuelve a parecer una mujer normal y corriente y no una grotesca muñeca sexual.
Ya que hablamos del antiguo interés romántico de Tony, es preciso comentar que la actual responsable de Stark Resiliente no se pasa demasiado por las páginas de la serie, aunque su presencia se hace notar con intensidad. Poco antes de salir al espacio, Iron Man diseña una nueva Inteligencia Artifical para su armadura que viene a ser una evolución del J.A.R.V.I.S. que vimos en el cine. Se trata de P.E.P.P.E.R., una IA femenina basada en Pepper Potts. Por lo visto en los últimos números, esta IA jugará un papel fundamental en la construcción de la ciudad del futuro de Iron Metropolitan.
Concluyendo ya, se podría decir que el Iron Man de Marvel NOW! tarda bastante en arrancar. El primer arco argumental es bastante flojo, pero el interés comienza a dispararse a partir del viaje de Iron Man al espacio y el comienzo de El origen secreto de Tony Stark. A partir de ese punto las ideas de Guillen empiezan a tomar forma y llegan a su punto álgido con la revelación final de dicho arco. La conclusión de El origen secreto de Tony Stark supone un nuevo rumbo para Iron Man que aún apenas se está esbozando en Iron Metropolitan. Todavía es pronto para saber si esta etapa podrá codearse de igual a igual con la de Fraction y Larroca o con otras etapas influyentes del personaje, pero su potencial para convertirse en un futuro clásico es evidente. Pese al poco acertado arranque inicial y a la presencia del nada inspirado Greg Land, el Iron Man de Marvel NOW! es una lectura muy recomendable que además resultará bastante accesible a los nuevos lectores, ya que de momento está bastante al margen del resto del Universo Marvel (ni siquiera la temporada de Tony como parte de los Guardianes de la Galaxia tiene su reflejo en las páginas de esta serie más allá de una breve aparición de Starlord en un par de viñetas). Por todo esto, si alguien está interesado en leer la serie mensual de Iron Man y aún no se ha decidido, éste podría ser un buen momento.
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