Esta entrada se publicó originalmente en el foro de ultimonivel.net el 13 de septiembre de 2014
Desde ayer está disponible en Steam Depression Quest, un juego que se define a sí mismo como "una (no) ficción interactiva sobre vivir con depresión". Es gratuito y su objetivo es simplemente mostrar a la gente los efectos que puede tener la depresión. Se trata de un juego de texto en el que nos ponemos en el papel de una persona con depresión y tenemos que manejar diversas cosas (la relación con nuestra pareja, el trabajo, el posible tratamiento que queramos llevar a cabo...) mientras se suceden los días. Como si fuese una especie de Elige tu propia aventura, se nos ofrecen diversas opciones de actuación entre las que tenemos que elegir. No obstante, algunas de esas opciones ya estarán descartadas de antemano porque la propia depresión nos impide elegirlas.
Después de probarlo, me ha parecido que el juego utiliza muy bien este recurso de mostrar opciones tachadas en algunas ocasiones. En otras creo que es algo forzado, pero en general funciona. Muchas de las situaciones que presenta se basan en experiencias reales de la desarrolladora del juego y de sus conocidos. Además, se trata de situaciones que resonarán fácilmente con nuestras propias experiencias. Probablemente ya hayamos pasado por esas mismas situaciones o por otras muy similares.
En general, creo que el juego transmite muy bien la experiencia subjetiva de vivir con depresión. También usa algunos recursos sencillos pero efectivos (los cambios en la música, la estática...) para indicar de forma sutil la progresión del trastorno. Pero si hay algo que me ha sorprendido especialmente es la manera en la que el juego aborda el tema del tratamiento. Los primeros intentos de tratamiento de una persona con depresión, sobre todo si es una depresión grave o de larga duración, suelen ser bastante descorazonadores, tanto para la propia persona como para el profesional que la está tratando. Esto es algo que me ha tocado especialmente porque he pasado por esa situación desde los dos lados, tanto desde el lado del paciente como el del profesional.
Recomiendo mucho echarle un ojo a este juego. Sé que se trata de un juego de texto y está completamente en inglés, pero merece la pena conocerlo por la forma en que captura el hecho de vivir el día a día con depresión. La depresión es algo más que "estar triste" y teniendo en cuenta que es uno de los problemas psicológicos más frecuentes nunca está de más concienciarse un poco.
También quería aprovechar esta entrada para dejar un par de reflexiones que me han surgido después de jugar a Depression Quest:
- La tristeza por sí misma no es algo malo. La tristeza es una de nuestras emociones primarias y es universal. Se ha desarrollado evolutivamente y tiene una función adaptativa. Cuando se produce un cambio importante en nuestra vida (una ruptura sentimental, la pérdida de un ser querido...) es necesario sentirse triste. La tristeza sirve para centrarnos en nosotros mismos y "procesar" ese cambio tan importante, de tal manera que podamos superarlo y seguir adelante. Por tanto, la tristeza en sí misma no es algo malo. A veces es necesario sentirse triste y llorar. Si la tristeza nos supera y deja de cumplir esa función adaptativa es cuando se convierte en un problema.
- La depresión no consiste sólo en sentirse triste. El estado de ánimo triste es uno de los síntomas más frecuentes de la depresión, pero hay otros: la pérdida de interés en las actividades que antes nos resultaban placenteras (lo que antes nos gustaba deja de resultarnos agradable), cansancio constante y pérdida de energía, problemas de sueño, aumento o disminución de peso, problemas para concentrarse, pensamientos negativos y excesiva crítica hacia uno mismo, sentimientos de culpa, ansiedad, síntomas físicos como dolor de cabeza, palpitaciones o sensación de opresión en el pecho, desesperanza, ideas suicidas... De entre todos ellos quizá el más preocupante sea la desesperanza. Leí hace tiempo que los sentimientos de desesperanza son el mejor predictor del suicidio.
- Hay muchos factores implicados en la depresión y se combinan de forma distinta en cada persona. Esto hace que no haya dos depresiones iguales. Aunque se presenta de formas más o menos comunes, la vivencia subjetiva de cada persona es distinta y eso hay que tenerlo en cuenta.
- Los tratamientos de la depresión funcionan, pero tardan bastante tiempo en empezar a mostrar resultados. Esto hace que los inicios del tratamiento sean difíciles, tanto para la persona con depresión como para el profesional que la está tratando. La medicación antidepresiva que se utiliza con más frecuencia hoy en día tarda unas dos semanas en empezar a producir mejoría en el estado de ánimo. Por eso se aconseja que los antidepresivos vayan acompañados de algún tipo de terapia psicológica.
- Tanto para la depresión como para cualquier otra cosa, hay una serie de consejos que ayudan a mantener un estado de ánimo positivo: regular el horario de sueño, tener una dieta equilibrado, hacer ejercicio físico regularmente (especialmente al aire libre), aprender alguna técnica para manejar el estrés (relajación, respiración...), no abandonar las actividades que nos resultan gratificantes y buscar un hueco para ellas al menos una vez al día, buscar el apoyo de la gente cercana...
- ¿Qué puedes hacer si alguien cercano tiene depresión? Pues lo primero de todo es no forzarle ni criticarle. Nada de reproches ni de decir "tú lo que tienes que hacer es animarte". Ojalá fuese tan fácil como animarse y ya está, pero no es así. Lo que tienes que hacer es permanecer a su lado, sugerirle (sin llegar a forzarle) que busque ayuda profesional, compartir actividades con esa persona, intentar que sea activa y que no se quede estancada en casa, elogiar cada avance que haga por pequeño que sea y, sobre todo, buscar siempre un momento para ti mismo y poder despejarte. Convivir con alguien con depresión puede ser una experiencia muy dura y pueden surgir reproches o sentimientos de culpa, lo cual no ayuda a mejorar las cosas.
- En caso de que aparezcan pensamientos suicidas, nunca hay que evitarlos sino hablar abiertamente sobre ellos. El suicidio es una especie de tabú en nuestra sociedad, pero no hay que huir de él sino afrontarlo. Si conoces a alguien que tenga pensamientos suicidas, habla con esa persona, haz que se sienta escuchada y comprendida y aconséjale que busque la ayuda que necesite.
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