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[Videojuegos] Análisis de Star Trek Online: Potencial inalcanzado


Puede que mi experiencia en el género de los juegos multijugadores masivos online sea escasa, pero Star Trek ha sido parte de mi vida desde que era un niño. Por eso, animado por mi reciente experiencia jugando a Neverwinter durante estos últimos meses, decidí darle una oportunidad a Star Trek Online cuando se publicó en consolas. Al igual que Neverwinter, un MMORPG basado en el universo de Dragones y Mazmorras, Star Trek Online fue desarrollado por Cryptic Studios aprovechando una famosa franquicia. Ambos juegos comparten ciertos rasgos comunes, como el hecho de seguir un modelo free-to-play sustentado en micropagos. Es más, diría que ambos pecan de la misma tendencia a frustrar al jugador gratuito para que acabe recurriendo a alguno de estos micropagos. Sin embargo, más allá de la forma poco sutil en la que invitan a sus usuarios a pasar por caja, estos dos juegos siguen planteamientos muy distintos y se juegan de formas completamente diferentes. A lo largo de los próximos párrafos voy a describir lo que me he encontrado tras unas pocas semanas jugando a Star Trek Online y a explicar por qué considero que este título es un ejemplo más de videojuego que quiere aprovechar el tremendo potencial de una franquicia exitosa sin llegar a lograrlo.

Empecemos por el principio: ¿cuál es el Star Trek que nos encontramos en Star Trek Online? Planteo esta cuestión porque en realidad hay muchas versiones distintas de la franquicia, cada una de ellas con sus defensores y detractores. Si bien es cierto que existe un gran número de seguidores de Star Trek que consume cualquier producto relacionado sin cuestionarlo, existen subdivisiones importantes dentro del fandom. Aunque suelen usarse de forma intercambiable, lo cierto es que las expresiones trekkie o trekker definen a todos tipos de fans, que pertenecen a generaciones diferentes y definen la franquicia en base a un núcleo distinto. Por lo general, para el trekkie Star Trek es la serie original, mientras que el resto de películas y series son productos derivados. En cambio, para el trekker Star Trek es, sobre todo, Star Trek: La Próxima Generación, dejando a la serie original un puesto de honor como antecedente histórico y poco más. Teniendo esto en cuenta, volvamos a la cuestión original: ¿cuál es el Star Trek que nos encontramos en Star Trek Online? La respuesta es muy sencilla: el que tú quieras. El juego ofrece las suficientes herramientas de personalización como para que tu personaje y tu partida tengan una estética basada en tu segmento favorito de la franquicia, ya sea la serie original, Próxima Generación, Espacio Profundo Nueve, Voyager, Enterprise o el último reboot cinematográfico. Por su parte, las misiones incluyen elementos propios de cada parte de la franquicia, desde los locos viajes en el tiempo de la serie original de los años 60 a la exploración de un sector desconocido de la galaxia que vimos en Voyager. Los guiños a personajes clave y a ciertas situaciones recurrentes de Star Trek son frecuentes, por lo que tanto el trekkie como el trekker se sentirán como en casa con este juego.


Este esfuerzo por permitir que el jugador se construya un Star Trek a su medida es bastante loable, aunque da lugar a situaciones extrañas al interactuar con otros jugadores. Cuesta acostumbrarse a ver a una USS Enterprise NCC-1701 (la nave de la serie original) junto a una USS Enterprise NCC-1701-E (la última versión del famoso navío tal y como aparece durante la conclusión de Star Trek: La Próxima Generación), pero se agradece que el juego permita que cada uno pilote la nave que más le gusta y que forme una tripulación con la que se sienta a gusto. Al menos la intención es positiva, aunque como veremos más adelante la forma de plasmarla deja bastante que desear.

Antes de continuar es necesario apuntar un par de detalles técnicos. El juego ya lleva algunos años disponible en PC y, aunque en principio era de pago, no tardó mucho tiempo en pasarse al modelo free-to-play. Esto no suele ser buena señal, desde luego, pero se comprende en cuanto se empieza la primera partida. Star Trek Online es un juego con unos gráficos bastante feos, con frecuentes problemas de lag y con una importante cantidad de bugs. En su reciente lanzamiento para Xbox One y PS4, por ejemplo, una de las misiones no funcionaba y todos los jugadores que la comenzaban experimentaban fallos, llegando en ocasiones a perder el progreso de sus respectivos personajes. Esta situación se corrigió hace unos días con un parche, pero sigue habiendo muchas misiones que funcionan mal, que se quedan bloqueadas o que tienes que reiniciar a mitad para poder llegar al final. Algo similar sucedía (y sigue sucediendo) en Neverwinter, pero a un nivel mucho menor. Durante el tiempo que he jugado a Neverwinter he tenido problemas de lag o me he encontrado con contenido del juego que había sido retirado, pero nunca con misiones imposibles de realizar por culpa de un bug. En cambio, esto ha sido frecuente en Star Trek Online, lo cual ha sido una constante fuente de frustración. Como escribí en alguna de mis reflexiones sobre Neverwinter, parece que los jugadores dan por hecho que los MMORPGs suelen funcionar mal y tener problemas de lag, sobre todo si son free-to-play. Por mi parte, creo que es algo a lo que nunca podré acostumbrarme. Lo cierto es que el mal funcionamiento del juego, unido a la escasa vistosidad de sus gráficos, constituye un panorama que no invita demasiado a jugar. ¿Consiguen compensarlo las mecánicas y la ambientación?


Cualquiera diría que un juego basado en una franquicia tan amplia como Star Trek permitiría desarrollar muchas mecánicas distintas, pero por desgracia no es el caso de Star Trek Online. Este título se sustenta únicamente en dos mecánicas, que se repiten una y otra vez en un bucle infinito. La primera de ellas se basa, como es lógico suponer, en las batallas entre naves espaciales, mientras que la segunda consta de las incursiones que lleva a cabo la tripulación en diversos planetas para realizar misiones de exploración y combate. No hay nada que hacer en el juego más allá de combatir con la nave o combatir en tierra acompañado de tus oficiales, por lo que todas las misiones siguen la misma estructura: llegar a un planeta, combatir contra las naves enemigas, teletransportarse a la superficie, combatir contra las tropas que haya en el planeta, regresar a la nave y volver a la base. Existen variaciones y algunas misiones tienen la clara intención de añadir algún elemento diferenciador (por ejemplo: pilotar una lanzadera para infiltrarse en una instalación enemiga, participar en una multitudinaria batalla espacial, resolver una serie de puzles para conseguir el acceso a un ordenador...), pero la base del juego son esas dos únicas mecánicas. Esto quiere decir que todo el título se sustenta en ellas, con el riesgo que ello supone.

Hablemos en primer lugar sobre las batallas espaciales. Para mí, algo que ha definido a la franquicia desde Star Trek II: La Ira de Khan es que las batallas entre naves espaciales son en realidad batallas navales llevadas a los tres ejes del espacio tridimensional. Las naves se comportan en realidad como barcos que intentan flanquearse y concentrar sus ataques sobre una parte concreta del vehículo rival, repartiendo el daño recibido entre los escudos de proa, popa, babor y estribor. Esta idea se ha trasladado al juego, aunque ni por asomo resulta tan apasionante como suena. Uno de los factores responsables de la debacle es el control, que me parece muy mal adaptado al mando. Hay demasiados aspectos que supervisar durante un combate espacial, como el impulso de la nave, el reparto de energía (entre motores, escudos, armas y sistemas auxiliares), el fuego de las armas equipadas, los giros de la nave para desviar ataques hacia determinados escudos y las órdenes que se dan a los oficiales (el oficial científico puede activar un rayo tractor, el ingeniero puede desviar la energía auxiliar a las armas o potenciar los escudos haciendo oscilar su frecuencia, el táctico puede aumentar el daño de los torpedos de protones, etc.). Son demasiados indicadores, demasiados menús y demasiadas combinaciones de botones, por lo que el mando se queda escaso para poder introducir los comandos necesarios con rapidez. Se echa en falta la opción de poder pausar la acción para dar órdenes, potenciando el componente táctico, pero no existe esa posibilidad: las batallas son en tiempo real y tienes que estar pendiente de tantas cosas cuando se producen que es difícil llegar a disfrutarlas. En esos casos la pantalla suele convertirse en un caos difícil de seguir, sobre todo en las batallas con muchas naves implicadas. Por lo general estás tan ocupado introduciendo órdenes al mismo tiempo que intentas desplazar tu nave que te pierdes el panorama general y, por tanto, no puedes admirar lo sucedido.


Pasemos ahora a la segunda mecánica: las incursiones en tierra. El juego te permite elegir entre tres facciones (la Federación, el Imperio Klingon y la República Romulana), cada una de ellas con su propio tutorial inicial, su base de operaciones central y sus naves características. Además, existe la posibilidad de jugar con distintas especies. Además de klingon o romulano también puedes ser vulcano, remano, ferengi o rigeliano, entre otros muchos. Tu personaje, por otro lado, debe elegir una especialización entre las tres ramas principales (ingeniería, ciencia o tácticas: camisetas amarillas, azules o rojas, según el argot de la serie original). Dicha especialización te permite acceder a una serie de rasgos únicos, ya que el científico tiene habilidades relacionadas con los escudos y la curación mientras que el táctico puede interferir las armas de los enemigos o colocar torretas de ataque. No obstante, cuando se lleva a cabo una incursión tu personaje no suele estar solo, sino que los oficiales de tu nave le acompañan (lo cual te permite elegir si quieres ir acompañado de científicos, ingenieros o tácticos). Una vez más, sobre el papel parece una idea interesante, pero llevada a la práctica resulta ser muy limitada: la inteligencia artificial de tus aliados es escasa, sus movimientos son erráticos, usan sus habilidades sin ningún tipo de lógica y en ocasiones estorban mucho más de lo que ayudan. Por su parte, el inventario no es complicado, pero requiere una constante gestión por su limitado espacio. El juego ni siquiera te permite elegir qué objetos recoger y cuáles descartar, sino que todos los objetos de las cercanías pasan de forma automática a tu inventario. Por tanto, gestionarlo puede volverse un tanto engorroso y requerir bastante tiempo.


A las limitadas mecánicas anteriores hay que añadirle un problema más que tiene que ver con la curva de dificultad, que se percibe como algo aleatorio y siempre frustrante. En el tiempo que he estado jugando (que no ha sido poco, pues mi personaje ya está cerca del nivel 40 y de alcanzar el rango de almirante de la Flota Estelar de la Federación) he tenido la sensación de que la destreza controlando la nave o las habilidades del personaje apenas influían sobre el resultado final de los enfrentamientos. Lo único que marca una auténtica diferencia es el equipamiento, tanto de la nave como de su capitán y sus oficiales. Cuanto mejores escudos y mejores armas tengas, más fáciles serán tanto las batallas espaciales como las incursiones en tierra. Y aquí es donde topamos con ese problema tan típico de los juegos free-to-play: el juego pretende ser intencionalmente frustrante para que los jugadores hagan de vez en cuando una pequeña inversión en micropagos que les permita seguir avanzando con comodidad. La mayor prueba de esto son las naves, uno de los elementos centrales de Star Trek Online.

A medida que va aumentando el nivel de tu personaje y su rango dentro de su facción, tienes acceso a mejores naves (agrupadas en ocho categorías según su potencia), pero las naves a las que puedes acceder gratis siempre son las más modestas. Para conseguir una nave más potente es necesario pagar y los precios son bastante disparatados, ya sea usando dinero real o la moneda virtual del juego que se consigue realizando misiones. Aquí también se juega con el factor coleccionismo, porque si quieres tener algunas naves concretas que tienen un valor especial para el seguidor de la franquicia (como la Enterprise original) hay que estar dispuesto a pagar para conseguirlas. Lo que tengo claro es que el jugador gratuito, como ha sido mi caso, se encontrará con más de un pico de dificultad absurdo y tendrá que conformarse con una naves lentas, con las que girar de forma precisa es casi una utopía y cuyas reservas de energía se gastan a las primeras de cambio. No lo he comprobado porque detesto los juegos competitivos, pero Star Trek Online también tiene PvP (jugador contra jugador) e imagino que ahí la diferencia entre jugadores de pago y jugadores gratuitos debe percibirse de forma notable.


Como seguidor de Star Trek me da bastante rabia que hayan convertido un juego que te permite ser capitán de tu nave ideal, reunir a tu tripulación deseada y vivir tus propias aventuras dentro del universo de la franquicia en un mero reclamo para vender objetos. El juego en sí es secundario, una simple excusa para vender naves, ropa y accesorios para tu personaje. La lástima es que pese a ser un MMO, es un juego muy narrativo que se puede jugar sin problema en solitario. Cada misión se presenta como si fuese el capítulo de una hipotética serie de televisión protagonizada por ti y tanto el argumento como el trasfondo suelen estar bastante trabajados. Cada campaña del juego cuenta una historia y aprovecha los elementos imprescindibles de Star Trek. Se incluye el inevitable conflicto contra los Klingon, la aparición de los Borg, las luchas internas entre la República Romulana y el Imperio Estelar Romulano tras la destrucción del planeta Rómulo (sucedida en la primera película de Star Trek de J. J. Abrams), así como infinidad de guiños a la mitología de la franquicia (referencias a la serie clásica que incluyen apariciones de la tripulación original o de sus descendientes, la inclusión de personajes de la Próxima Generación y Voyager, la estación Espacio Profundo Nueve como una de las localizaciones visitables, etc.). El envoltorio del juego es muy atractivo, en especial si te gusta Star Trek. Eso me parece incuestionable. Sin embargo, las mecánicas son repetitivas y frustrantes en exceso y eso es lo que en última instancia le quita todo el atractivo.

En mi caso, puedo perdonar los gráficos cutres y simplones. Incluso puedo perdonar que el juego esté plagado de bugs, puesto que después de todo no he pagado nada por él. Lo que no puedo perdonar de ninguna manera es que el juego en sí no sea divertido. Puede que la ambientación esté muy conseguida, que los menús reproduzcan la estética de Star Trek y que la historia esté trabajada, con muchos diálogos (algunos de ellos doblados) y una trama coherente que se va desarrollando misión a misión, pero nada de esto importa si cuando te pones a los mandos no te lo pasas bien. Las batallas espaciales, lejos de ser la experiencia excitante que deberían ser, me han resultado siempre incómodas y engorrosas. El deficiente control y la excesiva dificultad se han aliado para robarme el disfrute que debería suponer para mí el hecho de pilotar una nave clase Miranda o clase Excelsior. Algo similar podría decir de las incursiones, donde me he encontrado con algunos combates de una dificultad absurda, aunque en su mayoría han sido experiencias planas y repetitivas que realizaba como un simple trámite. Al final, lo que ofrece resulta demasiado pobre. Ha habido algunos momentos en los que he podido intuir la buena voluntad de los desarrolladores, intentando hacer que el juego fuese algo distinto y fallando de forma estrepitosa. Aquí va un ejemplo. Star Trek tiene fama de ser una franquicia muy cerebral, siempre admirada por los más listos de la clase, pero llegar al extremo de obligar al jugador a sacar lápiz y papel para resolver unas ecuaciones y completar un puzzle me parece una exageración, así como una muestra de lo poco que han entendido esos mismos desarrolladores lo que el jugador medio espera a la hora de embarcarse en su propuesta. Star Trek no trata sobre ser el más listo ni el más hábil, ni siquiera el que más batallas vence, sino que trata sobre el descubrimiento, la aventura y el sentido de la maravilla.


Aún así, confieso que me he dejado atrapar un poco por la ambientación del juego y por su sistema de progresión. Este no es un MMO en el que tengas que derrotar a cantidades ingentes de enemigos aleatorios para subir de nivel, sino que se progresa de forma natural realizando misiones de historia. Como decía antes, cada misión es como un capítulo, por lo que hacer un par de misiones al día es como ver un par de capítulos de una serie, con sus viajes por el espacio, sus diálogos y sus combates. De esta forma ya casi he subido a nivel 40, que no es poca cosa. Los niveles conllevan una progresión dentro de tu facción, que en mi caso es la Flota Estelar de la Federación. Tras el tutorial recibes el rango de teniente, al llegar a nivel 10 el de teniente comandante, al llegar al 20 el de comandante, al llegar al 30 el de capitán y a partir del 40 el de almirante en sus diversas divisiones (que no entiendo bien del todo y que voy a obviar). Una vez alcanzas un nuevo rango puedes acceder a una mejor nave, que te hará la vida más fácil durante una temporada antes de volver a caer en la dinámica de batallas frustrantes e insatisfactorias de nuevo. Cuando se llega a ese punto las alternativas son usar dinero real o seguir jugando para subir de nivel, por lo que es fácil dejarse arrastrar por la inercia y seguir jugando. Después de todo, cuando mueres o cuando tu nave es destruida sólo tienes que esperar diez segundos para reaparecer y continuar exactamente donde lo habías dejado.

Un detalle curioso es que pese a ser un MMO el contacto con otros jugadores es casi nulo en este juego. Si ignoras el chat y los escasos encuentros con los demás en las bases donde se encuentran las tiendas o en algún planeta concreto, una vez comienzas una misión estás solo y no tienes ningún contacto con nadie. Incluso el chat desaparece, por lo que no tienes la impresión de estar en un multijugador masivo. Existe la posibilidad de hacer equipo con otros jugadores para realizar las misiones en compañía, pero es una opción que no he probado por falta de interés. Mientras que en Neverwinter el componente colaborativo me encanta, aquí me parece prescindible y considero este juego como una experiencia para un solo jugador en la que muy ocasionalmente me encuentro con otras personas. Creo que siendo la colaboración entre gente de procedencias distintas (e incluso especies distintas) uno de los elementos fundamentales de la franquicia, se debería haber prestado un poco más atención a potenciar el componente colaborativo, que pasa desapercibido casi por completo.


Pero el chat del juego merece una mención aparte porque lo que ocurre en él es bastante particular. Star Trek Online intenta representar la inmensidad del espacio, por lo que para ir de una misión a otra es necesario recorrer grandes distancias. Si el motor de tu nave no es especialmente potente los trayectos pueden durar varios minutos, durante los cuales no hay gran cosa que hacer. Por suerte, puedes establecer la ruta y dejar que la nave la realice de forma automática, utilizando ese tiempo para gestionar tu inventario o equipar a tus personajes. Sin embargo, muchos jugadores aprovechan ese tiempo vacío para usar el chat de texto, lo cual lo convierte en el chat más destructivo y nocivo que he visto en mi corta experiencia como jugador de MMORPGs. He sido testigo de comportamientos agresivos y desagradables jugando a Neverwinter, pero como en ese juego siempre hay algo que hacer suelen ser momentos breves y poco trascendentes que se olvidan rápido cuando sigues tu camino. En el chat de Star Trek Online, en cambio, he visto discusiones por los motivos más absurdos que llegaban a durar horas. El chat de ese juego no es un sitio al que recurrir para pedir ayuda o compartir información, como sí lo es el de Neverwinter, sino que se trata más bien de un cajón desastre en el que todo tiene cabida: las quejas acerca de lo malo que es el juego y sus muchos bugs, la polémica absurda que enfrenta a Star Trek con Star Wars, y más recientemente, los juegos de palabras usando el término Gorn. Esto último se ha vuelto una tendencia tan fuerte que no hay día que entre en el juego en el que no vea a alguien haciendo alguna broma sobre Gorn (recordemos que los Gorn son esos seres de aspecto reptiliano de la serie original, en la que el Capitán Kirk luchaba a puños descubiertos contra uno de ellos en una escena tan famosa como hilarante). Pues bien, hay una gran cantidad de usuarios que se molestan muchísimo cada vez que empiezan las bromas sobre Gorn y amenazan con reportar a aquellos que las empiezan... pero por otro lado hay otro buen montón de jugadores que lo han convertido en otro de los elementos del juego y que entre misión y misión se dedican a hacer sus juegos de palabras añadiendo la palabra Gorn al título de una película, serie o canción (algunos ejemplos: Gornbusters, Gorn to be Wild, Gorn with the Wind...). A mí personalmente estas bromas me resultan muy graciosas y son la única razón por la que le echo un ojo al chat de vez en cuando. Algunas son verdaderamente inteligentes, así que no entiendo que la gente se moleste. Desconozco si este fenómeno se ha producido en otras plataformas más allá de PS4, que es la que yo uso, pero me parece algo estupendo que compensa la mediocridad del juego con mucho sentido del humor. Todo se ve un poco mejor cuando le añades un poco de Gorn.


Concluyendo ya, tengo que decir que no recomendaría Star Trek Online salvo a los fans más exacerbados de la franquicia espacial. En el mejor de los casos es un mal juego con una ambientación interesante y unas mecánicas fallidas. Además, como free-to-play que es, está diseñado para hacer que el jugador pase por caja tarde o temprano, por lo que el jugador gratuito se va a encontrar con una experiencia que oscila entre lo anodino y lo directamente frustrante. Se intuye buena voluntad en el título y el hecho de que coloque su foco sobre la narración es muy positivo, pero su potencial no llega a ser desarrollado en ningún momento. Tiene todos los vicios de cualquier MMORPG free-to-play que intenta mantener enganchado al jugador la mayor cantidad posible de tiempo para que acabe gastando dinero con el objetivo de mejorar la progresión de su personaje y de obtener mejor equipamiento, pero al mismo tiempo la interacción con otros jugadores es tan reducida que casi no parece un MMO, lo cual es muy extraño. Es, en definitiva, un juego del montón, que se queda a medio gas y que ofrece un entretenimiento limitado, lo cual me resulta triste. Llevo fantaseando con el hecho de ser capitán de una nave de la Flota Estelar casi desde que tengo uso de razón. Un juego que propone precisamente eso debería ofrecer mucho más de lo que ofrece este y, sobre todo, debería ser mucho más emocionante que este. Star Trek Online, por mucho que esté plagado de referencias y guiños y por mucho que use la melodía del tema principal de la franquicia (que tengo grabado a fuego en mi cerebro), no es un juego que consiga emocionarme. Más bien me deja indiferente. No me gusta, pero tampoco me disgusta del todo. Jugarlo o no jugarlo no hubiese supuesto ningún cambio detectable en mí, lo cual es lo peor que se puede decir sobre un juego. Star Trek Online es anodino, no deja ninguna huella y el único motivo para dedicarle tu tiempo es no tener otra cosa mejor que hacer... o ser un fanático de los chistes sobre Gorn.

Aunque aborrezco la crítica negativa llevo un par de artículos seguidos en este blog siendo bastante negativo. Por este motivo me gustaría hacer hincapié en el hecho de que este texto no pretende ser una crítica destructiva, sino la simple expresión de una experiencia subjetiva (en este caso, de mi experiencia con este título). Puede que jugar a Star Trek Online no me haya resultado demasiado satisfactorio, pero eso no quiere decir que tu experiencia sea necesariamente la misma. Por eso, y pese a todo lo anterior, te invito a que le dediques un rato al juego y a que lo valores por ti mismo. Ten en cuenta que está completamente en inglés, tanto voces como texto, y que al tratarse de un free-to-play está muy orientado hacia los micropagos. Lo tienes disponible gratis tanto en PC como en Xbox One y PS4, así que si tienes un mínimo de curiosidad no te dejes llevar por mi opinión, juega durante un rato y desarrolla tu propia opinión.


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