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[Series] Crítica de Please Like Me, de Josh Thomas: de lo encantador a lo devastador

  La novia de Josh ha roto con él porque está convencida de que es gay, algo de lo que él mismo no era consciente hasta ese momento. Poco después, Josh conoce a un atractivo joven que se siente atraído hacia él y, pese a su inseguridad y su torpeza, se deja llevar y ambos acaban en la cama. Por si su mundo no hubiese sido agitado lo suficiente en un mismo día, a la mañana siguiente recibe una llamada que le avisa de que su madre, que sufre depresión desde que se divorció de su padre, ha intentado suicidarse. Así empieza el primer episodio de Please Like Me, una serie australiana que se emitió entre 2013 y 2016, abarcando un total de treinta y dos episodios repartidos en cuatro temporadas. Aunque se trata principalmente de una comedia que gira en torno a las relaciones llenas de altibajos de un grupo de veinteañeros, en más de un episodio se adentra en territorios propios del drama y habla sobre temas como la enfermedad mental, el sucidio y la muerte. Y lo hace con una sensibilidad y un buen gusto exquisitos.

Detrás de Please Like Me nos encontramos a Josh Thomas, joven cómico australiano nacido en 1987 que además de interpretar al personaje principal también escribe y dirige algunos episodios. De hecho, algunos de los mejores guiones de la serie, como el del episodio que narra cierta excursión a la isla de Tasmania (el séptimo de la segunda temporada), llevan su firma. El actor comparte algo más que el nombre con el personaje al que interpreta, pues Please Like Me se construye en base a muchas de sus experiencias reales. Lo cierto es que, al menos en sus seis primeros episodios, la serie se basó en sus espectáculos cómicos previos y estos, a su vez, se basaron en su propia vida. Era pues inevitable que Please Like Me tuviese cierto regusto autobiográfico aunque fuese ficción. Esto hace que sea difícil saber dónde termina el Josh de la ficción y dónde empieza el Josh real: ambos tienen los mismos estudios, ambos son gays y ambos son un tanto neurodivergentes. Es más, conocer un poco al Josh real, diagnosticado con Trastorno de Déficit de Atención y autismo unos años después de finalizar la serie, ayuda a comprender algunas cosas sobre el Josh ficticio que nunca llegan a exponerse de forma explícita.

Además de Josh Thomas, otros cómicos australianos más o menos conocidos también tienen su espacio en la serie. Por ejemplo, el actor Thomas Ward interpreta a Thomas, el inseparable mejor amigo hetero de Josh. A partir de la segunda temporada también se une al reparto Hannah Gadsby, otra cómica que tuvo gran éxito internacional con sus especiales en Netflix (recomiendo especialmente Nanette, en el que construye su humor sobre cuestiones muy serias en relación a la violencia de género, la homosexualidad y el autismo; y todo ello a partir de sus propias experiencias personales). El resto del reparto es menos conocido fuera de Australia, pero no por ello menos competente. Está compuesto por una curiosa mezcla entre actores y actrices veteranos, como Debra Lawrance y David Roberts, que interpretan a los padres de Josh, y actores y actrices jóvenes, como Caitlin Stasey (que interpreta a Claire, la exnovia de Josh), Wade Briggs (que interpreta a Geoffrey, el primer novio de Josh) y Keegan Joyce (que interpreta a Arnold, el segundo novio de Josh).

Es evidente que Please Like Me es una serie de temática LGBT+ en la que la experiencia de salir del armario como hombre gay tiene una gran importancia, pero sólo al principio, en especial durante la primera temporada. En las siguientes la homosexualidad de Josh es algo que se da por hecho, pasando a ser uno de los rasgos que definen al personaje. No es el único rasgo que define a Josh, ni mucho menos, y en ocasiones ni siquiera es el rasgo más destacado, pero siempre está presente. Aún así, no creo que Please Like Me sea una serie gay como lo es, por ejemplo, Queer as Folk. La serie contiene numerosas escenas de sexo gay, que empiezan siendo bastante pudorosas y se vuelven un tanto más explícitas a medida que avanzan los capítulos, pero sin llegar en ningún momento a resultar escandalosas. Claro que también contiene escenas de sexo heterosexual, ya que las relaciones heterosexuales tienen tanta importancia en su argumento como las homosexuales. Puede que Josh sea gay pero su mejor amigo, Thomas, es hetero… y es un absoluto desastre con las mujeres. Igual que vemos a Josh estableciendo relaciones con varios hombres, desde rollos sexuales de una noche a noviazgos que se van desarrollando hasta que llegan a su fin de forma natural, Thomas también tiene una vida amorosa a la que le seguimos la pista. Incluso los padres de Josh, ya separados, tienen sus propias vidas amorosas, que, en lugar de servir como contraste más maduro y sereno de las agitadas relaciones de los veinteañeros, resultan ser tan desastrosas y catastróficas como las demás. Es decir, que Please Like Me no es tanto una serie sobre relaciones gays como una serie sobre relaciones, sin más.

La serie nos presenta las relaciones como algo que puede ser sorprendente, dulce, hilarante, tumultuoso, bello, emotivo, absurdo y, en ocasiones, trágico, porque así es como son las relaciones en el mundo real: una mezcla compleja. Las relaciones, no sólo las románticas sino las relaciones en general, son muy complicadas y a veces escapan de nuestra comprensión. Algunas se acaban sin más, sin que sepamos por qué, sin que haya un motivo que podamos identificar o un problema que podamos localizar. Otras surgen aparentemente de la nada y suponen dar un salto de fe hacia lo desconocido, con toda la excitación y el miedo que eso supone. Algunas son un error desde el primer momento y el hecho de ser conscientes de ello no nos impide seguir adelante. Me resulta muy refrescante que una serie de televisión abrace esta complejidad de una forma tan natural, sin dejarse llevar por los estereotipos y los clichés que hemos visto en mil series anteriores.

¿La historia de esa amiga íntima con la que has dejado de hablar porque la vida os ha llevado a los dos por sitios distintos y ya ha pasado demasiado tiempo como para volver atrás? Esa historia está en Please Like Me. ¿La historia de ese romance que se rompe porque uno de los dos busca explorar su recién descubierta libertad mientras el otro está demasiado cómodo en su vieja rutina? Esa historia está en Please Like Me. ¿La historia de esa persona que está tan centrada en sí misma que no se da cuenta del daño que le hace a quienes hay a su alrededor? Esa historia también está en Please Like Me, junto a muchas otras más. Es asombroso lo que llega a contar esta serie en apenas treinta y dos episodios de media hora cada uno. En estos tiempos de plataformas de streaming en los que el éxito se mide según la cantidad de horas visualizadas, obligando a las series a estirarse de forma artificial, encontrarse con algo como Please Like Me es como llegar a un oasis. Aquí no hay ni un minuto de relleno. Todo tiene su valor. Todo cuenta algo.

Podemos encontrar un buen ejemplo de lo bien pensada que está la serie en su juguetona cabecera, que cambia de capítulo a capítulo manteniendo siempre constante el tema I'll Be Fine de Clairy Browne & The Bangin' Rackettes como acompañamiento. Como si fuese el gag recurrente del sofá de Los Simpson, cada capítulo nos muestra una cabecera diferente, con frecuencia con uno de los personajes preparando algo de comer mientras canta y baila. La cabecera también se ve afectada por los sucesos que transcurren a lo largo de la serie, por lo que en algunos episodios se transforma en algo diferente e inesperado, aprovechándose de la rutina establecida en los episodios anteriores para tomar al espectador por sorpresa. Pero incluso en esos momentos en los que se deja sentir el peso del drama, la cabecera sigue transmitiendo alegría, optimismo y ganas de vivir. Sobra decir que, pese a ser una serie en la que se habla tanto sobre la muerte, al final lo que más destaca es su pasión por la vida. Da igual lo duros que sean los acontecimientos que viven los personajes, que al final la vida siempre sigue adelante. Da igual lo que la vida me eche a la cara que, al final, como dice la canción, yo estaré bien.

Please Like Me siente cierta predilección por la comida y no sólo por las numerosas versiones de la cabecera en las que tanto Josh como otros personajes aparecen preparándola. Cada episodio se titula con una comida o una bebida porque en cada episodio la comida y la bebida tienen su papel. Muchas escenas giran en torno a una mesa, a una comida, y a las conversaciones que se establecen a su alrededor. Puede ser una comida navideña, una cena en un restaurante caro o una visita a una noria con una botella de champán. Las personas orbitamos en torno a la comida y la bebida, nos relacionamos a partir de los momentos en los que comemos y bebemos. Nuestros chistes, nuestras discusiones y nuestras confesiones se producen cerca de la comida y la bebida. La serie es muy consciente de ello. Quizá incluso demasiado consciente, pues hay un capítulo en el que, por diversas circunstancias, Josh y sus amigos se ven obligados a matar a un gallo para comérselo. Si te incomodan las escenas de violencia contra los animales es posible que quieras saltarse ese episodio (el quinto de la tercera temporada), aunque no se vea nada explícito en él. Dicho así puede parecer una burrada, pero nada más lejos de la realidad. El capítulo expresa una filosofía que no he visto con frecuencia en la ficción (más allá del manga y el anime de Silver Spoon, claro) según la cual hay que respetar y honrar a las criaturas a las que te vas a comer, siendo consecuentes tanto con su vida como con su muerte.

Por si hubiera alguna duda, no está de más aclarar que la serie es tremendamente respetuosa con los animales. De hecho, Josh se siente muy unido a su perro, John, cuya presencia es otra de las constantes que se mantienen desde el primer capítulo hasta el último. Viendo la cantidad de cariño que le ofrece, casi se diría que a Josh se le dan mejor los perros que las personas. No obstante, a lo largo de la serie mueren algunos animales. El gallo antes mencionado es uno de ellos, pero no es el único. Esas muertes se tratan con respeto… o al menos con todo el respeto que se puede esperar de una comedia. Estoy pensando en una escena en la que el coche de Josh pasa por encima de una zarigüeya generando un humor que procede de la incomodidad que experimentan los personajes. Es un momento disparatado e hilarante.

El humor de Please Like Me es… peculiar. Muchas veces procede de situaciones incómodas, lo cual no debería sorprendernos teniendo en cuenta que el propio Josh es una persona que suele estar incómoda en la mayoría de situaciones sociales. Otras veces es un humor absurdo que abraza la tontería propia de la adolescencia y se muestra infantil, despreocupado y libre de prejuicios. Josh y sus amigos son jóvenes y la relación que les une es algo que se da por hecho, así que se divierten burlándose entre ellos, poniéndose los unos a los otros en situaciones desagradables o simplemente jugando a juegos ridículos y ofensivos. A mí esto me parece de lo más verosímil, pues así han sido muchas de las relaciones que he tenido con mis amigos cuando era joven. La serie también encuentra su humor en algo en principio tan serio como la enfermedad mental, sobre todo a partir de la segunda temporada, cuando entran en juego los entrañables personajes del hospital psiquiátrico al que acude la madre de Josh. Ahí es donde aparece el personaje al que interpreta Hannah Gadsby, que comparte nombre con la actriz que le da vida. Hannah es un personaje extremadamente serio y cortante, constantemente incómodo en presencia de otras personas y que parece estar desconectado de todo y de todos. También es un personaje gracioso a más no poder con el que la serie experimenta unos recursos muy curiosos. En la tercera temporada, coincidiendo con el momento en el que Hannah decide dejar de tomar su medicación y sus síntomas vuelven a manifestarse, una música muy característica empieza a seguir al personaje allá donde va. Esta no parece ser el tipo de situación que se preste a la risa y, sin embargo, resulta graciosa hasta el extremo.

Las relaciones, la música, la comida, el humor incómodo y atrevido… Please Like Me tiene un innegable y encantador tono indie, muy distinto al que impera en la mayoría de producciones americanas y que parece más propio de dramas británicos juveniles como Skins. La serie se caracteriza por sus diálogos ágiles e ingeniosos, por los constantes piques entre Josh y sus amigos, por la alegre despreocupación que parece ocupar la mayor parte de sus vidas… Son veinteañeros al fin y al cabo, así que todavía no son conscientes de lo que supone la vida adulta. Sin embargo, Please Like Me también narra los primeros pasos del viaje de Josh hacia la adultez. Puede que al principio no sea muy evidente, pero poco a poco vamos viendo los cambios que experimenta su vida cuando pierde a algunos de sus seres queridos, cuando empieza a trabajar, cuando conoce el amor y el desamor, cuando pasa de ser un muchacho al cuidado de sus padres a ser la figura que cuida a su madre enferma y apoya a su padre cuando la relación con su pareja se complica. La serie acaba con Josh viviendo en su propia casa, encaminado ya a convertirse en adulto de pleno derecho, aunque decidir si esto es algo positivo o negativo queda en manos del espectador.

Please Like Me es una serie sobre la vida. Creo que esto ya ha quedado bastante claro tras los párrafos anteriores. Pero no se puede hablar sobre la vida sin hablar también sobre la muerte, porque la muerte es una parte ineludible de la vida. Aún así, la muerte sigue siendo un importante tabú en nuestra sociedad. No nos gusta hablar sobre ella y, sobre todo, no nos gusta tenerla cerca. Entendemos la muerte como algo dramático y lejano que le pasa a otras personas, nunca a nosotros, cuando la realidad es que la muerte siempre está cerca. Nuestros abuelos, nuestros padres, nosotros mismos… todos vamos a acabar muriendo en algún momento. Quizá una de las experiencias más definitorias de la adultez sea la de experimentar la muerte de uno de nuestros seres más cercanos, empezar a sentir la mordedura de la mortalidad en nuestras propias carnes, ser conscientes de que todo se acabará cuando llegue nuestro momento. Lo difícil de asimilar es que la muerte no obedece a razones lógicas, no sigue una narrativa ni está regida por leyes que podamos comprender. Con frecuencia, la muerte llega de forma inesperada y rompe por completo nuestras vidas rutinarias y seguras. Y si ya cuesta aceptar que la muerte pueda asaltarnos de esta forma sin que la busquemos, aún cuesta mucho más asimilar que haya gente que pueda buscarla voluntariamente. A veces incluso gente cercana, gente de nuestra propia familia.

Desde su episodio inicial, Please Like Me es una serie que habla sobre el suicidio. La primera vez que conocemos a la madre de Josh está en el hospital tras un intento de suicidio que no ha llegado a consumar. Desde entonces hasta el final de la última temporada, el espectro de la muerte estará siempre presente. Y lo que resulta más aterrador aún: la posibilidad de un nuevo intento de suicidio estará también presente de una forma un otra, sin que podamos saber si llegará a producirse… o si, de llegar a hacerlo, alcanzará la consumación que no logró la primera vez. Tengo que confesar que, en ese sentido, la serie me ha resultado más cercana de lo que me gustaría. Lidiar con un familiar que ha llevado a cabo un intento de suicidio es una situación infernalmente complicada en la que las emociones se mezclan en una amalgama de ira, miedo, culpa y tristeza. Please Like Me despliega su humor a partir de muchas situaciones complicadas e incómodas, pero nunca a partir de esta. El suicidio no es cosa de risa, ni siquiera en esta comedia.

No quiero entrar en detalle para no estropear la experiencia a quien no haya visto la serie, pero es necesario advertir de que Please Like Me puede ser una experiencia muy dura. Josh y sus amigos tienen que lidiar con la muerte en más de una ocasión, pues hay varios personajes que mueren a lo largo de las distintas temporadas. Algunos mueren por causas naturales, pero otros no. Son esos otros los que más cuesta asimilar, pero es en esos casos cuando la serie ofrece su visión más honesta y genuina de la vida. Please Like Me no es una serie convencional. Otras series siguen una lógica interna y se pueden predecir sus giros de guion si prestas atención. Pero Please Like Me es como la vida misma y golpea cuando menos te lo esperas, pasando de ser una encantadora comedia indie a un devastador drama humano sin que te des cuenta. No recuerdo muchas series que hayan sido capaces de producirme un nudo en el estómago tan fuerte como me han producido los dos últimos capítulos de Please Like Me. Por eso, aunque recomiendo esta serie con todo mi corazón, también me veo obligado a advertir de lo que supone pasar por ella. Please Like Me duele. Duele mucho. Duele muchísimo.

Pero la vida sigue y hasta el dolor más terrible acaba pasando. Al final, como dice la canción, yo estaré bien. Esta es la enseñanza más valiosa que se puede extraer de la serie; tan sencilla, pero tan difícil de aceptar.

Please Like Me ofrece un retrato muy cercano de la enfermedad mental y de sus consecuencias. La actriz que interpreta a la madre de Josh hace un trabajo magnífico reflejando lo que supone sufrir un trastorno bipolar, que hace oscilar a la persona entre los sombríos abismos del episodio depresivo y los peligrosos excesos del episodio maníaco. El suyo es un personaje fundamental y el espectador se encontrará a sí mismo experimentando una amplia variedad de emociones hacia él, algunas positivas y otras negativas. Alegría y tristeza. Ternura y rabia. Soledad. Miedo. Arrepentimiento incluso. Please Like Me no pretende que entiendas lo que está pasando por la cabeza de la madre de Josh en cada momento. Más bien al contrario, pues entiende que sólo la persona que sufre la enfermedad mental es capaz de atisbar los lugares oscuros en los que vive. Y lo más osado que hace la serie es afirmar que, en contra de lo que dice la canción, hay gente que nunca llegará a estar bien hagas lo que hagas. Esto sí que es difícil de aceptar, pero es una realidad con la que no se puede discutir. Hay mucha gente que llega a sanar, gente que aprende a convivir con su enfermedad y a llevar un tratamiento que le permite llevar una vida normal. Pero también hay unas pocas personas que nunca llegan a sanar, para las que no sirve ningún apoyo ni tratamiento. Para esas personas sólo queda una salida. Una salida de la que no hay vuelta atrás.

Please Like Me tiene un capítulo fantástico en el que, tras el suicidio de cierto personaje, Josh y su madre deciden hacer una excursión en solitario a través de la isla de Tasmania. Allí, en comunión con la naturaleza, se sinceran el uno con el otro y hablan sobre la vida, sobre la muerte y sobre todo lo que hay entre medias. Puede que esta sea una de las mejores piezas televisivas que he visto nunca, lo cual no es poca cosa. El clímax del episodio llega cuando ambos leen la última nota que dejó la persona fallecida, descubriendo que tiene tan poco sentido como lo tuvo su suicidio. La muerte es algo absurdo, como lo es también la vida misma, parece decir la serie. Pero la vida es todo lo que tenemos, ¿no? Y por eso los que seguimos aquí debemos seguir adelante. Puede que, tras una vivencia tan dolorosa, ya no estemos bien. Puede que sintamos que ya nunca volveremos a estar bien del todo. Pero mientras sigamos adelante siempre existirá la posibilidad de volver a estar bien. Al principio será remota, pero cada día que pase la veremos un poco más cerca. Quizá no estemos bien. Quizá nunca lleguemos a estar bien. Quién sabe, quizá en realidad nadie esté bien del todo en su fuero interno. Pero merece la pena querer estarlo, ¿no? Merece la pena intentar estar bien.

Tras pasar por el pozo más profundo, Please Like Me acaba con una nota de esperanza, con una celebración de la vida que sigue adelante y de las personas que, pase lo que pase, siempre van a estar a nuestro lado. El final de la serie es triste, pero enternecedor y optimista. Pese a todo, Please Like Me cree en lo que dice la canción y eso… eso es jodidamente hermoso. Eso hace que yo también quiera creerlo.

No estoy seguro de haber dicho todo lo que quería decir sobre esta serie, que ha llegado a mi vida como un meteorito y lo ha destrozado todo a su paso. No tengo la sensación de haber sabido transmitir lo mucho que he disfrutado con ella y lo valioso que me parece todo lo que cuenta. Tampoco tengo claro que mis palabras vayan a ser capaces de convencer a nadie para verla. La verdad es que la serie me ha llegado tan hondo que no tengo suficientes palabras para describir lo que me ha hecho sentir. Las casi cuatro mil que llevo escritas en esta entrada se me antojan insuficientes, superficiales y pueriles. Please Like Me es la historia que me habría gustado escribir a mí, la historia que voy a intentar escribir en el futuro. Es pura inspiración. Es combustible para seguir adelante. Tienes que verla. La tienes en Netflix en versión original subtitulada, por cierto. ¡Vamos! ¡Corre a verla ya! Yo estaré bien. En serio. Estaré bien.

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