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[Cómic] Reseña de Marvel Pride (2022): el día que Marvel abrazó el Orgullo LGBT+

  La iniciativa Marvel’s Voices nació como un podcast encabezado por la polifacética periodista y educadora Angélique Roché. Su objetivo era dar voz a los autores de la Casa de las Ideas pertenecientes a colectivos minoritarios, en especial a mujeres, personas de color e integrantes del colectivo LGBT+. La idea fue recibida con entusiasmo y hoy Marvel’s Voices ha crecido hasta convertirse en toda una línea editorial dedicada a celebrar la diversidad, tanto entre los personajes del Universo Marvel como entre los autores que narran sus historias. Cada poco tiempo, el equipo de Marvel’s Voices lanza al mercado un one-shot antológico coincidiendo con distintos acontecimientos, como el Mes de la Historia Negra, el Mes de la Herencia Asiática y de las Islas del Pacífico o el Mes del Orgullo LGBT+. Hoy vamos a hablar sobre el primero de los especiales dedicados al Orgullo, Marvel’s Voices: Pride #1 (2021), publicado en castellano por Panini Cómics con el título de Marvel Pride en 2022.

Pero antes de entrar en materia es necesario aclarar algunos aspectos. Por mucho que la iniciativa Marvel’s Voices sea digna de aplauso, es importante tener en cuenta que no es un proyecto benéfico. Sus aspectos positivos son innegables, ya que ofrece trabajo a todos esos autores pertenecientes a minorías, contribuye a visibilizar sus obras y facilita su posterior entrada en otros proyectos de la editorial. Los especiales de la línea Marvel’s Voices han ayudado a poner sobre el mapa a autores como Luciano Vecchio (Champions), Rebecca Roanhorse (Phoenix Song: Echo), Tochi Onyebuchi (Captain America: Symbol of Truth) o Sabir Pirzada (Ms. Marvel: The New Mutant), por citar unos pocos. Sin embargo, no dejan de ser productos con ánimo de lucro que utilizan la diversidad como reclamo para atraer a posibles lectores. No seré yo quien critique a una editorial por intentar acercar sus tebeos al gran público, pero hacerlo coincidiendo con eventos como el Orgullo tiene un innegable aire mercantilista. El interés por la diversidad se ha convertido en un nicho de mercado y las empresas, Marvel entre ellas, se han lanzado con avidez a explotarlo.

Quizá esto no sería tan grave si esa celebración de los autores y los personajes pertenecientes a minorías no estuviese limitada a la línea Marvel’s Voices y se entendiese a los demás cómics de Marvel. Centrándonos únicamente en la representación LGBT+, la realidad nos muestra que resulta bastante escasa. La cantidad de autores abiertamente LGBT+ que trabajan de forma habitual en la editorial puede contarse con los dedos de una mano y la presencia de personajes LGBT+ es algo casi testimonial fuera de la franquicia mutante. Los tebeos del entorno de la Patrulla-X cuentan con personajes recurrentes del colectivo, como el Hombre de Hielo, Mística y Destino, así como con una amplia cohorte de secundarios de los géneros y sexualidades más diversas, pero si nos adentramos en las colecciones arácnidas o en las del entorno de los Vengadores la situación cambia mucho. Personajes como Wiccan y Hulkling, considerados la pareja gay por excelencia del Universo Marvel, carecen de una cabecera regular en la que aparecer todos los meses y se han convertido en figuras que se dejan ver de forma cada vez más esporádica. Además, tras la celebración de su boda su desarrollo parece haberse quedado congelado en el tiempo; la pareja ha dejado de evolucionar y de enfrentarse a nuevos desafíos. Wiccan y Hulkling han pasado a ser una suerte de iconos inmutables que pocos autores se atreven a tocar por miedo a las críticas que recibirían si llegasen a “estropearlos” y eso hace que se hayan vuelto mucho menos interesantes de lo que eran al principio. Si así es como trata Marvel a sus principales estrellas LGBT+ no resulta difícil imaginar el trato que le dispensa al resto de personajes del colectivo. Si no lees tebeos mutantes es posible que ni siquiera te des cuenta de que están ahí.

Evidentemente, resulta muy problemático vender un tebeo que celebra la diversidad LGBT+ coincidiendo con el Mes del Orgullo cuando durante el resto del año la visibilidad LGBT+ es escasa en la mayoría de producciones de la editorial. Estaríamos hablando de un caso claro de lo que el colectivo llama “pinkwashing” o “rainbow-washing”, una estrategia de marketing y comunicación que se ampara en utilizar símbolos LGBT+ para ofrecer una imagen abierta y progresista a los consumidores… con frecuencia para ocultar una verdad muy distinta. Como empresa, a Marvel le importa un bledo lo que le ocurra al colectivo y la prueba de ello es que algunas de sus principales figuras directivas han apoyado de forma directa algunas de las políticas más homófobas que se han promulgado en Estados Unidos durante estos últimos años. Es bien sabido que el infame Ike Perlmutter, expresidente de Marvel Entertainment, ha donado varios millones de dólares a campañas republicanas, en especial a las campañas del aún más infame Donald Trump. Por tanto, el hecho de que Marvel publique un cómic celebrando el Orgullo no nos dice gran cosa sobre la ideología de la editorial. Por mucho que ayude a visibilizar a autores minoritarios, los tebeos de la línea Marvel’s Voices son más fachada que otra cosa.

Sin embargo, su publicación siempre viene acompañada de críticas por parte del sector más rancio de los lectores, ese que dice que la editorial ha cedido a la presión de la corrección política y se ha doblegado ante las minorías. Esa gente considera que las minorías no leen cómics y que publicar historias orientadas a ese público supone una pérdida de tiempo. Por si había alguna duda, se trata de la misma gente que pone el grito en el cielo cada vez que se anuncia una nueva colección protagonizada por un personaje femenino o cada vez que se presenta un nuevo personaje LGBT+. El machismo, la homofobia y la intolerancia siempre van de la mano y son tan osados como ignorantes. Pero esa gente, por desgracia, ha sido (y sigue siendo en gran medida) el público tradicional de Marvel.

En resumidas cuentas, la línea Marvel’s Voices no está exenta de problemas ni se ha librado de críticas, tanto procedentes de los propios colectivos minoritarios como de los lectores más conservadores y cerrados de mente. Soy muy consciente de ello y lo tengo en cuenta cada vez que me aproximo a una de sus publicaciones. No obstante, para mí los aspectos positivos pesan mucho más que los negativos en el balance final. Soy un hombre gay que lleva casi cuarenta años leyendo tebeos de Marvel, prácticamente desde que aprendí a leer. En todos estos años he disfrutado mucho de la lectura, pero las ocasiones en las que me he visto representado han sido muy pocas. Los tebeos mutantes siempre ofrecieron un cierto subtexto LGBT+ y se convirtieron con rapidez en una especie de refugio para mí, pero con el tiempo empezaron a resultarme insuficientes. No fue hasta hace unos pocos años cuando empecé a sentir que este cosmos de ficción empezaba a tener en cuenta mi realidad sin ambages ni artificios. La llegada de Wiccan y Hulkling fue un hito tremendo, qué duda cabe, pero para mí lo fue más aún la confirmación de la homosexualidad del Hombre de Hielo. No obstante, esos momentos, en lugar de satisfacerme, me dejaron con ganas de más. Quiero más personajes LGBT+, más historias LGBT+ y, sobre todo, más autores LGBT+ en este cosmos de ficción. Y si para conseguir lo que quiero tengo que participar en la maquinaria capitalista del rainbow-washing bajaré la cabeza y pasaré por el aro. Siempre preferiré una visibilidad “forzada” o “artificial” a no tener ninguna visibilidad en absoluto.

Dicho esto, queda claro que para mí hablar sobre la línea Marvel’s Voices en general y sobre Marvel Pride en particular supone algo más que hacer una simple reseña de un tebeo. Me hace consciente de mi realidad, del pequeñísimo espacio que ocupa mi colectivo en la cultura popular más mainstream y de todas las reivindicaciones que aún nos quedan por hacer. También fortalece mi convicción en mi posición política, pues para una persona LGBT+ el mero hecho de existir supone posicionarse políticamente... y eso hace que hasta algo tan insignificante como leer un tebeo tenga connotaciones políticas. Mientras siga existiendo esa gente que pone el grito en el cielo porque se ha presentado un Spiderman gay o porque una chica trans se ha unido a un equipo mutante, leer estos tebeos supondrá también un acto de reivindicación. Y aún diría más: esto que estoy escribiendo ahora mismo supone también un acto de reivindicación.

Aclarado esto, ya podemos hablar sobre el cómic en cuestión. Voy a centrarme en la edición de Panini, que viene a ser algo así como la “edición extendida” de su contrapartida americana. En Estados Unidos, este tebeo se publicó tanto en formato grapa como en formato tomo, acompañado por una selección de números de cierta importancia para la representación LGBT+ en el Universo Marvel. Panini desechó la posibilidad de sacar la grapa para publicar directamente un tomo en tapa dura de 160 páginas a un precio de 22€. No voy a meterme ahora a criticar la política editorial de Panini, pero si el objetivo era acercar el tebeo a la mayor cantidad de público creo que hubiese sido más apropiado lanzar la grapa a un precio mucho menor. Claro que, viendo cuánto cuestan ahora las grapas de Panini, quizá la diferencia de precio no habría sido tan acusada como cabría esperar. También es cierto que, como comentaré dentro de un momento, esa selección de números que se incluye tras el especial es un tanto discutible y, quizá, hasta prescindible. A mí al menos no me habría importado prescindir de ellos para abaratar el precio (la grapa americana sólo incluía el primero de ellos, después de todo). En última instancia, me parece que la única función de estos extras es la de aumentar el número de páginas y encarecer así el cómic. Al final lo que tenemos es un tomo bastante caro para lo que ofrece, casi un objeto de lujo envuelto en arcoiris y buenas intenciones.

No me siento cómodo viendo que la celebración del Orgullo se convierte en un producto y mucho menos cuando ese producto es un objeto de lujo. Entiendo que las editoriales tienen que vender sus publicaciones, pero, siendo este un cómic que pretende acercar la diversidad del colectivo LGBT+ a los lectores, convertirlo en objeto de lujo me parece especialmente ruin. Es una forma de hacer negocio con la necesidad de todos esos lectores LGBT+ que, como yo mismo, están ansiosos de verse representados en el interior de un tebeo de Marvel. Pero claro, hay que pasar por el aro y comprarlo… porque el resto de tebeos de la editorial no te van a ofrecer la oportunidad de ver a tantos personajes del colectivo ni de contemplar tantas historias LGBT+ en sus páginas.

Pasemos ya a desgranar los contenidos de este tomo:

  • Introducción es una historia muy breve, de sólo cuatro páginas, en la que el artista Luciano Vecchio parte de la primera manifestación abiertamente LGBT+ del Universo Marvel (la salida del armario de Estrella del Norte en Alpha Flight #106 USA) para luego hacer un repaso bastante exhaustivo de la lista de personajes LGBT+ de la editorial. Me parece de gran relevancia que dicho repaso lo lleve a cabo un personaje LGBT+, Prodigio (que fue parte de los Jóvenes Vengadores y de Factor-X), porque eso transmite una idea muy potente: somos nosotros, las personas LGBT+, los que deberíamos contar nuestra propia historia en vez de dejar que lo hagan otros desde fuera del colectivo. Vecchio tiene un estilo muy vistoso y muy amable, lo que le facilita llevarse a su terreno algunas imágenes icónicas del pasado marvelita, como esa viñeta en la que Estrella del Norte grita “¡Soy gay!” o el mítico beso entre Ríctor y Estrella Rota en los tiempos del Factor-X de Peter David. Además, sus composiciones de página son muy claras y legibles, por lo que, aunque cada una contiene gran número de personajes y eso supone mucha información que asimilar, nunca resultan demasiado recargadas. Soy un gran admirador del trabajo de Vecchio y estas cuatro páginas prácticamente me las he aprendido de memoria. Por sí mismas, ya hacen que el cómic merezca la pena.

  • Votos supone el reencuentro del guionista Allan Heinberg y el dibujante Jim Cheung, cocreadores de los Jóvenes Vengadores, con sus dos personajes estrella: Wiccan y Hulkling. No es más que una página, poco más que un pin-up sobre el que se ha añadido un par de textos, pero es capaz de reactivar los recuerdos de aquel lejano 2005 en el que el Universo Marvel estaba a punto de conocer a su pareja gay por antonomasia. Como indica su título, el texto nos desvela los votos nupciales de Billy y Teddy que se nos escatimaron durante su boda en las páginas de Imperio. Son muy bonitos, pero se me antojan bastante escasos. Me hubiera gustado que me emocionaran más de lo que han logrado emocionarme.

  • Bajo las estrellas es una historia en la que la guionista Mariko Tamaki y el dibujante Kris Anka nos narran una cita entre Nico Minoru y Karolina Dean de los Runaways. Se trata de una historia dulce y juvenil, muy en la tónica de lo que cabe esperar de los Runaways, que Anka dibuja de forma esplendorosa y vital, con un gusto exquisito por el detalle (basta fijarse en cualquiera de los personajes que aparecen de fondo, todos ellos únicos, para darse cuenta). Anka es uno de mis dibujantes favoritos y consigue que devore estas páginas con avidez. Aunque, para ser sincero, me resultan un poco tristes. Esto es así porque me hacen recordar la última serie que protagonizaron los Runaways, que me pareció magnífica, y me hacen echar de menos a estos personajes. Ojalá volviesen a tener algo de protagonismo en el presente del Universo Marvel.

  • Algo nuevo todos los días es una historia escrita por Lilah Sturges y dibujada por Derek Charm. En ella recuperamos a la Doctora Charlene McGowan, personaje trans presentando en la popular etapa del Inmortal Hulk de Al Ewing, en una aventura que la lleva a cruzarse con Elektra, vistiendo el traje de Daredevil. Los villanos son un tanto ridículos y el argumento es poco trascendente, lo que hace que sea uno de los relatos más flojos del conjunto. Una lectura tan agradable como olvidable.

  • Cuando una gata negra se cruza en tu camino, la dejas pasar es una historia escrita por Leah Williams y dibujada por Jan Bazaldúa. Su importancia radica en la recuperación de Jessie Drake, un personaje trans creado por Ann Nocenti y Steve Lightle en el semidesconocido Marvel Comics Presents #150 USA de 1994. De hecho, la historia sirve como cierre de dicho número, pues narra la destrucción de las instalaciones en las que Jessie fue hecha prisionera y torturada como sujeto experimental. Si ya me parece meritorio recordar a este personajes que no volvió a aparecer en ningún otro número fuera de Marvel Comics Presents, considero que querer darle un cierre digno a su historia se merece un aplauso.

  • Totalmente invulnerable es una de las grandes sorpresas del tomo. Escrita por Crystal Frasier y dibujada por Jethro Morales, esta historia nos narra lo que en principio parece el enésimo enfrentamiento entre Hulka y su archienemiga Titania. Lo que ocurre es que la villana ha errado su objetivo y en lugar de atacar a Jennifer Walters la ha tomado con una mujer trans que hace cosplay de la heroína esmeralda. Lo que viene a continuación es una íntima y edificante conversación sobre identidad de género, imagen corporal, autoestima y empoderamiento. La historia tiene una moraleja muy clara, aunque sus abundantes dosis de humor sirven para rebajar su tono instructivo.

  • Coloso es una de las historias más ingeniosas y mejor escritas del especial, así que no sorprende descubrir que su responsable es Kieron Gillen. Le acompaña el dibujo suelto, juvenil y estilizado de Jen Hickman. Ambos autores nos muestran una cita entre Prodigio y su pareja, Veloz de los Jóvenes Vengadores, en la que hablan sobre el momento en el que se dieron cuenta de que eran bisexuales. Para Tommy, siendo como es un impulsivo cabeza loca, no fue difícil; en gran parte porque las etiquetas no significan mucho para él. En cambio, para David, siendo tan racional e introspectivo, fue un momento mucho más íntimo y significativo. De esta forma, Prodigio recuerda su llegada a la Escuela de Xavier y lo que le hizo sentir uno de sus profesores, el Hombre-X Coloso. Al principio no pudo identificar lo que era, pero pronto sus poderes le permitieron descubrir que no era muy distinto a lo que experimentaba la Mujer-X Kitty Pryde cada vez que se cruzaba con el ruso de piel blindada: en palabras de Tommy, un “horrible enamoramiento adolescente”. Con esta divertida historia, Gillen hace un guiño a la experiencia que han tenido infinidad de lectores (yo también, que conste) al descubrir a Coloso en plena adolescencia, cuando las hormonas están en continua efervescencia y todo se magnifica de forma exagerada.

  • El buen amigo está escrita por Terry Blas y dibujada por Paulina Ganucheau, cuyo estilo resulta amable y encantador. Situada en Krakoa, su argumento coloca el foco sobre un personaje injustamente olvidado en tiempos recientes: Victor Borkowski, alias Camaleón, quien fuera una de las figuras más interesantes en los tiempos de New X-Men: Academia X. La presencia de Victor en la era krakoana ha sido testimonial en el mejor de los casos: su “bromance” con su colega Alud parece cosa del pasado y su vida amorosa ha sido inexistente desde hace años. Para hacerlo aún más evidente, el guionista pone esta misma crítica en boca de Jonas Graymalkin, personaje presentado en la breve colección Jóvenes X-Men, cuya presencia ha sido aún más escasa en tiempos recientes. Sin embargo, esta historia nos cuenta que Jonas ha estado viviendo su vida fuera de plano mientras que Victor simplemente ha estado fuera de plano. También nos asegura que nunca es tarde para “volver al mercado”, conocer a alguien y enamorarse de nuevo, incluso para alguien con un cuerpo tan peculiar como el de Victor (Camaleón, además de ser gay, tiene el cuerpo cubierto de escamas y un brazo reptiliano desproporcionado). Hay un mensaje sutil aquí, uno que habla sobre cómo aceptarse a uno mismo es el primer paso para conseguir que los demás te acepten, sea como sea tu físico. La historia acaba con un mensaje esperanzador, representado por la llegada de Daken para pedirle un baile a Victor. La primera vez que la leí me pareció muy simplona, pero cuanto más pienso sobre ella más me gusta. La imagen corporal, la soledad, el miedo al rechazo… realmente toca temas muy potentes.

  • Un deshielo temprano es quizá la joya de la corona del especial. Escrita por Anthony Oliveira y dibujada primorosamente por Javier Garrón, esta historia se atreve a hacer algo que no resulta nada fácil: contemplar a la Patrulla-X original desde una óptica actual. La década de los sesenta no fue la mejor época para el colectivo LGBT+ en Estados Unidos, pues fue la época de las campañas de “concienciación” en las que se asustaba a las familias con la figura de los malvados homosexuales que venían a corromper a sus hijos y la época en la que ser gay se consideraba una enfermedad por la que podías acabar recibiendo terapia de electrochoque en un sombrío hospital psiquiátrico. Obviamente, las historias de la Patrulla-X original que se publicaron durante aquellos años no tenían ninguna intención de representar la homosexualidad de forma alguna. Sin embargo, cuando se vuelve a ellas con el bagaje que supone conocer la evolución de la franquicia mutante durante las décadas posteriores, se puede hacer una lectura LGBT+ de aquellas páginas. Las primeras tres viñetas de Un deshielo temprano, de hecho, son una reproducción casi exacta de tres viñetas de la época, pero hoy tienen un subtexto del que carecían en su día. En ellas, el Hombre de Hielo ayuda a su compañero, el Ángel, a ocultar sus alas bajo su ropa mediante unos arneses de sujeción. Sabiendo que Bobby saldrá del armario muchos años después, el simbolismo que tiene el acto de esconder una parte tan importante de uno mismo no pasa desapercibido. La historia de Oliveira y Garrón plasma con contundencia la experiencia de ser un adolescente gay enamorado absurdamente de un amigo heterosexual que nunca le corresponderá. Se ve con claridad en las viñetas en las que, mientras Bobby observa desde lejos, el Ángel tontea con la Chica Maravillosa. Incapaz de hablar sobre sus sentimientos con ninguno de sus compañeros, y mucho menos con su mentor, el Hombre de Hielo encontrará un hombro sobre el que llorar en el personaje más inesperado: nada menos que Magneto, el archienemigo de la Patrulla-X. Es cierto que el Magneto de entonces no era muy dado al diálogo y que la empatía no estaba entre sus dones, pero esto se perdona sin mayor problema por el bien de la historia. De lo que no cabe duda es de que el Hombre de Hielo de aquellos años resulta mucho más interesante cuando su homosexualidad reprimida se tiene en cuenta. Me resulta fascinante esta aproximación al pasado mutante partiendo de un punto de vista actual, reclamando un espacio para el colectivo que en su momento no estaba presente. Algunos lo considerarán un revisionismo innecesario, pero yo lo veo como un acto de justicia.

  • El hombre al que yo conozco es una historia realizada por J.J. Kirby como autor completo que sirve para conocer la relación entre Estrella del Norte y su marido desde el punto de vista del segundo, Kyle Jinadu. Esto nos permite entender la dualidad de Jean-Paul, considerado un imbécil arrogante por muchos pero visto de forma muy distinta por Kyle. Es una historia sencilla, muy dulce, que pone el énfasis sobre el personaje de la pareja que a menudo se considera menos interesante. No es la mejor dibujada del tomo, pero se deja leer.

  • Las damas grises es una historia que juega con uno de los aspectos que más me gustan del pasado de Mística y Destino: la insinuación de que hubo un Sherlock Holmes en el Universo Marvel que no era más que una de las identidades de Mística. Esto encaja perfectamente con el hecho de que el verdadero nombre de Destino sea Irene Adler, el mismo nombre del personaje que tanto atrajo al Sherlock de las novelas. La guionista Tini Howard y la dibujante Samantha Dodge nos ofrecen aquí un enfrentamiento entre Destino y alguien que viene a ser el James Moriarty del Universo Marvel, aunque no llega a pronunciarse su nombre completo. El villano intenta chantajear a la vidente mutante con unas fotos en las que aparece besando a su compañera, algo del todo inaceptable en la época victoriana en la que transcurren los hechos. Lo que no sabe es que quien tiene delante no es Destino, sino Mística haciéndose pasar por ella… y que está dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger su amor con Irene. El final es tan violento y emotivo como cabe esperar de una historia dedicada a esta pareja y sirve para entender un poco mejor a estas dos mujeres que siempre han estado en guerra con el mundo; no porque ellas tuviesen algo en contra del mundo sino porque el mundo siempre ha tenido algo en contra de ellas. Desde hace tiempo estoy esperando algún proyecto que sirva para explorar los años de Mística y Destino como detectives privados en la Inglaterra victoriana. Se nos han mostrado algunos retazos, pero creo que hay potencial ahí como para contar mucho más. Esta historia se parece mucho a lo que me gustaría ver.

  • Lo que te mereces, escrita por Vita Ayala y dibujada por Joanna Estep y Brittney L. Williams, hace por Karma lo mismo que El buen amigo hace por Camaleón. De nuevo tenemos a un personaje mutante que forma parte del colectivo LGBT+, que en su momento tuvo un rol protagonista y que con el tiempo se ha ido perdiendo entre la marabunta de nuevos personajes y cambios de escenario. Animada por su amiga y compañera de los tiempos de los Nuevos Mutantes originales, Magik, Karma se anima a pedirle un baile a Galura, una bella mutante alada, durante la primera Gala Fuego Infernal. Pero antes debe superar sus inquietudes sobre sus poderes, que le permiten controlar la voluntad de otras personas (a veces incluso de forma inconsciente). La historia es bonita, dulce y optimista; quizá un tanto azucarada para mi gusto, pero eso no es necesariamente malo.

  • El hombre de sus sueños, escrita por Steve Orlando y dibujada por Claudia Aguirre, es la historia con la que Marvel promocionó originalmente este especial. Se trata de la historia de presentación de un nuevo personaje, un mutante llamado Somnus, que tras debutar en Marvel Pride pasaría a formar parte de los Merodeadores durante una temporada. Sería una maniobra promocional, pero hay que reconocer la buena intención que había detrás. Uno de los aspectos que más se puede criticar a las historias de este especial es que, aunque son agradables y emotivas, también resultan intrascendentes al no afectar al resto del Universo Marvel. Pues bien, la respuesta del equipo de Marvel’s Voices fue presentar a un nuevo personaje que luego gozaría de cierto protagonismo en una de las cabeceras de la editorial. Esta iniciativa se continuará con el especial del año siguiente, en el que debutaría Andanza antes de aparecer en la colección de los Nuevos Mutantes. Ni Somnus ni Andanza lograron dejar una huella profunda en el cosmos marvelita, hay que reconocerlo, pero al menos tuvieron un espacio fuera de sus respectivos especiales y eso es en sí mismo un gran logro. Somnus fue diseñado por Luciano Vecchio, que le proporcionó una estética muy atractiva. Orlando, por su parte, le proporcionó unos poderes de manipulación de sueños y un pasado común con Daken, que entonces estaba en los Merodeadores. De hecho, la historia comienza con Daken posibilitando la resurrección (a través de los Protocolos de Resurrección de Krakoa) de un mutante con el que tuvo un lío de una noche muchos años atrás. Ese mutante era Somnus y, gracias a sus poderes de manipulación de sueños, lo que fue una única noche en el mundo real fue vivido por los implicados como décadas enteras de convivencia común. La premisa es interesante y plantea algunas cuestiones de naturaleza ética sobre las que vale la pena reflexionar, aunque la historia pasa de puntillas sobre ellas. Esto es así porque El hombre de sus sueños es poco más que una invitación a que el lector siga la trayectoria posterior de Somnus en las páginas de la serie de los Merodeadores. Diría que es más un avance que una historia en sí misma, pero cumple su objetivo de dejar al lector con ganas de más.

En su conjunto, todas estas historias resultan variadas y ofrecen un buen vistazo a distintas realidades. En estas páginas encontramos historias tanto sobre vivir dentro del armario como sobre vivir en matrimonio, historias tanto sobre personajes que acaban de descubrir su propia sexualidad como sobre personajes que llevan décadas viviendo abiertamente la suya. Aunque en general son celebratorias y optimistas, también tienen en cuenta las dificultades que viven muchas personas del colectivo. Algunas historias son meros divertimentos, otras son más inspiradoras, pero incluso las más flojas tienen cierto encanto. Eso no quiere decir que Marvel Pride sea perfecto, pues también tiene sus carencias. A mí, por ejemplo, me llama la atención la ausencia de personajes situados en el espectro asexual. También la de personajes no binarios o de género fluido. Supongo que en este tipo de celebraciones de la diversidad siempre tiene que haber alguna realidad que se escape. Por muy diverso que sea un cómic, un libro, una serie o una película, la diversidad del mundo real siempre será mucho más amplia. Representarla toda no es tarea fácil.

Quizá para compensar esto, el tomo también incluye ¡Reuníos!, una historia de una página realizada por Luciano Vecchio para el primer especial de la línea Marvel’s Voices en la que aparecen otros personajes LGBT+ del Universo Marvel que apenas se dejan ver en Marvel Pride (como Viv Visión o Rayo Viviente). Esa historia también sirve para recordar a Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, que no son personajes marvelitas sino personas reales y figuras muy relevantes para la historia LGBT+. Ambas fueron mujeres trans que jugaron un papel fundamental en el nacimiento del movimiento por los derechos LGBT+ y en el origen del Día del Orgullo. No se puede celebrar el Orgullo sin honrar su memoria, así que la inclusión de esta página me parece de lo más acertada.

Precisamente lo último que me queda por comentar tiene que ver con la inclusión del resto de contenidos en el tomo. Tras el especial en sí, Marvel Pride trae como extras tres números y una historia corta. Vamos a comentarlos:

  • Alpha Flight #106 USA es un número escrito por Scott Lobdell y dibujado por Mark Pacella que se publicó en 1992 y que estaba inédito en castellano. Su importancia radica en el hecho de ser el primer cómic (no sólo de Marvel, sino de todo el mainstream) en el que un personaje LGBT+ se muestra abiertamente, por lo que se puede considerar un hito histórico. Este es, en efecto, el número en el que Estrella del Norte salió del armario. Sin embargo, su relevancia histórica no hace que sea un buen número. Su dibujo absurdamente noventero hace que resulte bastante difícil de leer hoy en día y su aparente progresismo no lo es tanto. En realidad es una historia escrita por un señor heterosexual más bien conservador que en años posteriores estaría implicado en varias polémicas bastante desagradables… y que para ser sinceros nunca fue un guionista que destacase por su brillantez. Pero es una historia que habla sobre la devastadora epidemia de VIH de aquellos años y en la que un personaje admite ser gay por primera vez, así que al menos hay que reconocer su valentía. Lobdell se adelantó un año a Philadelphia, la premiada película de Tom Hanks y Denzel Washington, a la hora de acercar la realidad del SIDA al gran público. Pero, al igual que la película antes mencionada, lo hizo de la forma más melodramática y trágica posible. En este número, Estrella del Norte adopta a un bebé seropositivo que ha sido abandonado en la calle y que no vivirá mucho. Ese es el contexto en el que se produce su salida del armario… y no se puede decir que sea el contexto más agradable ni el más apropiado para ser incluido en una celebración del Orgullo. Insisto en remarcar la importancia histórica de este número de Alpha Flight, pero más allá de ella no hay mucho más por lo que destaque. Y si destaca por algo no es precisamente por ser agradable.

  • Astonishing X-Men #51 USA es el número de la boda de Estrella del Norte y Kyle, publicado originalmente en 2012 y parte de la remarcable etapa de Marjorie Liu como guionista de la cabecera. Su inclusión aquí también tiene que ver con el hecho de que supuso un importante hito histórico: la primera boda LGBT+ mostrada en un cómic mainstream. El dibujo de Mike Perkins no es tan bueno como lo recordaba, pero el guion de Liu es fantástico, destacando por su estupenda caracterización de los personajes y sus acertados diálogos. Lo único malo es que la boda en sí, por mucho que ocupase la portada del número, no fue más que una pequeña parte dentro de una historia más amplia y que presentada aquí, fuera de contexto, puede confundir al lector. El número se abre con un flashback en el que una Karma que no está en sus cabales utiliza sus poderes para obligar a Kyle a pegarle un tiro a Jean-Paul, lo que no es precisamente la escena con la que esperarías que empezase un número en el que se celebra una boda. Y la última viñeta es un cliffhanger en el que Lobezno acaba partido por la mitad, otra imagen poco apropiada para la naturaleza celebratoria de una boda. En definitiva, diría que este número no funciona muy bien de forma independiente. Me parece mucho más apropiado leerlo en su contexto, como parte de la etapa de Marjorie Liu. Panini la editó en su día en formato grapa, pero creo que no ha vuelto a ser reeditada en tomo desde entonces (lo cual me sorprende, con lo popular que se ha hecho Liu hoy en día gracias a Monstress). En resumidas cuentas, es otro número importante por su condición de hito histórico, pero no creo que sea la mejor manera de acercar a los lectores a las realidades LGBT+ del Universo Marvel.

  • America Chavez: Made in the U.S.A. #1 USA es el primer número de una miniserie de cinco escrita por Kalinda Vazquez y dibujada por Carlos Gómez. Me parece un buen número, pero no entiendo la necesidad de publicarlo por separado cuando claramente fue ideado como parte de una serie limitada. Además, por mucho que esté protagonizado por un personaje LGBT+ no me parece que ese aspecto sea de especial relevancia en esta primera entrega de la miniserie. Tampoco creo que suponga un hito de ninguna forma, así que no entiendo qué hace en este tomo. Sobre todo porque Panini ya publicó un tomo recogiendo los cinco números bajo el título America Chavez: Hecho en América. Como no tiene ningún sentido leer el primer número de forma aislada, recomendaría ir directamente a por ese otro tomo, que además está muy bien y sirve para reformular algunos aspectos sobre el pasado de America.

  • El último contenido en incluirse es Vías, la historia de complemento que se publicó originalmente en The United States of Captain America #1 USA y que Panini ya había incluido antes en la serie mensual del Capi. Escrita por Josh Trujillo y dibujada por Jan Bazaldúa, esta historia sirvió para conocer el trasfondo de un nuevo personaje introducido en la historia principal: Aaron Fischer, alias el Capitán América de las Vías, un adolescente gay fugado de casa que, inspirado por la figura del Capitán América, protege a los desamparados y a los sin techo. Aunque ya estaba publicado, este sí me parece el tipo de contenido apropiado para incluir en este tomo. Es prácticamente una historia de origen en la que conocemos al personaje y se nos muestra el inicio de su carrera heroica, así que resulta accesible para cualquiera. El personaje en sí tiene suficiente carisma como para llamar la atención del lector y su estética (en parte héroe de andar por casa, en parte chico de la calle, en parte punk y en parte queer) es de lo más llamativa. Lo triste es que el Capitán América de las Vías no ha tenido apenas apariciones tras la finalización de Los Estados Unidos del Capitán América y las que ha tenido se han limitado a los cómics digitales de Marvel Unlimited, por lo que parece complicado que volvamos a verlo en papel en el futuro cercano.

Supongo que con lo dicho anteriormente queda clara mi postura respecto a la inclusión de estos contenidos en el tomo. Si lo importante era incluir algún hito histórico podrían haberse quedado en el número de Alpha Flight, que además estaba inédito en España. Es el único número que tiene cierto sentido por separado. Puede entender también que se quisiera incluir el número de la boda de Estrella del Norte, ¿pero el de America Chavez? ¿Para qué incluir el primer número de una miniserie? Puestos a seguir con la tónica de hitos LGBT+ del Universo Marvel, ¿no habría sido más apropiado uno de los primeros números de los Jóvenes Vengadores? ¿O el número en el que el Hombre de Hielo salió del armario? Mi sensación es que estos complementos no están demasiado bien elegidos. Se podría haber optado por otros más accesibles para lectores poco acostumbrados a leer tebeos de Marvel; otros que funcionasen mejor de forma independiente y que actuasen mejor como celebraciones del Orgullo. Incluso si todo lo que se pretendía conseguir con ellos era aumentar el número de páginas del tomo para poder cobrar más por él, se podría haber hecho una selección más extensa y más representativa. Pensaría menos en la naturaleza de este tomo como producto si al menos fuera un producto mejor pensado. Porque, como lector de superhéroes y hombre gay, se supone que soy parte de su público objetivo… y no me parece que hayan tenido muy en cuenta mis intereses con estos extras.

Aún así, como tantas otras veces, he bajado la cabeza y he pasado por el aro, porque en ningún otro cómic de la editorial puedo encontrar tantas historias cercanas a mis sensibilidades. Marvel Pride merece la pena por el brillante repaso que hace Luciano Vecchio en sus primeras páginas, por lo divertido que resulta leer Totalmente invulnerable, por lo inteligente que resulta leer Coloso o por lo potente e inspirador que resulta reinterpretar la prehistoria mutante en Un deshielo temprano. Hay mucho en este tebeo de lo que me gustaría ver de forma más habitual en el resto del Universo Marvel. Es más, el mero hecho de que este tebeo exista me hace creer que es posible que el Universo Marvel llegue algún día a ser así.

Con esto creo que ya he comentado todo lo que quería comentar sobre este primer especial Marvel Pride. Mi intención es comentar también el siguiente especial que publicó Panini para celebrar el Orgullo al año siguiente y quizá luego echarle un vistazo a los especiales de la Distinguida Competencia que editó ECC. Me parece importante analizar de forma crítica y desde una perspectiva LGBT+ este tipo de publicaciones, porque cuando eres un lector LGBT+ es sencillo dejarse llevar por el entusiasmo al ver que tu editorial favorita publica un especial para celebrar el Orgullo. Pero es importante reflexionar sobre lo que nos están vendiendo y sobre la imagen del colectivo que ofrecen estos tebeos, tanto a nosotros mismos como al gran público. Y es igualmente importante reconocer el trabajo de los autores LGBT+ que han participado en su elaboración. Si los propios lectores LGBT+ no reconocemos la labor de los autores del colectivo en estas iniciativas, ¿quién lo va a hacer?

Marvel Pride no es perfecto. Tiene algunas asperezas que podrían haber sido mejor pulidas, eso está claro, pero supone un estupendo acercamiento al trabajo de un buen puñado de autores LGBT+. Luciano Vecchio, Kris Anka, Terry Blas, Josh Trujillo, Steve Orlando, Vita Ayala, Kieron Gillen… son nombres que merecen ser tenidos en cuenta si formas parte del colectivo y te interesan los cómics. La línea Marvel’s Voices nació con el objetivo de darle voz a este tipo de autores y, en ese sentido, este tomo recoge muchas voces que merecen ser escuchadas, reconocidas y celebradas. Hacerlo depende de nosotros.

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