Nos gusta pensar que todo lo que tenemos a nuestro alrededor se puede clasificar en base a categorías bien diferenciadas. Es algo que nos hace sentir cómodos, que nos hace sentir cierta sensación de control. Pero el mundo no es tan simple: todas esas categorías que tanto nos hemos esforzado en definir y alrededor de las cuales hemos construido el sistema de creencias que organiza nuestras vidas no existen en realidad. Son meros constructos teóricos; divisiones artificiales, a veces incluso aleatorias. Ante la abrumadora magnitud de la complejidad que nos rodea, hemos intentado organizar todos los elementos del mundo en cajitas pequeñitas, cada una de ellas con su respectiva etiqueta. Lo que entra en una cajita no puede entrar en otra. Lo blanco es blanco. Lo negro es negro. Un hombre es un hombre. Una mujer es una mujer. Las categorías son cerradas y excluyentes con la esperanza de que, una vez lo hayamos clasificado todo dentro de su cajita, podamos entender cómo funciona.
Esta es una visión muy limitada de la realidad. Deberíamos dejar atrás las categorías cerradas y las dicotomías postizas, porque el mundo no es así. El mundo es un continuo de conceptos que fluyen y se transforman y se interrelacionan y siguen fluyendo. El género es bastante más complejo y maravilloso que lo que se puede meter en la cajita de “hombre” y la cajita de “mujer”. Lo mismo podríamos decir de la orientación sexual, que va mucho más allá de las cajitas de “hetero” y “gay”. Me gustaría vivir en un mundo en el que a nadie le importen las etiquetas, en el que sean algo de quita y pon que probarse durante una temporada dependiendo de cómo te sientas. Un mundo en el que a nadie le sorprenda que deseches una para usar luego otra en su lugar o en el que las elijas todas a la vez si te apetece. Un mundo en el que ser lo que eres y explorar lo que puedes llegar a ser no te produzca ningún tipo de ansiedad ni genere conflicto alguno. Un mundo como el de The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo.
The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo es una serie web de cinco episodios que se estrenó en 2016 y que puede verse de forma gratuita en YouTube. Fue creada, escrita, dirigida y protagonizada por Brian Jordan Alvarez, actor conocido por sus papeles recurrentes en series como Will and Grace y Jane the Virgin. También es una persona muy activa en redes sociales y ha participado en varias producciones de este estilo que ha publicado en su canal de YouTube, normalmente junto a la actriz Stephanie Koenig. Muchos son simples sketches cómicos, pero ha llegado a lanzar películas enteras con un nivel de acabado bastante decente. De hecho, The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo está bastante por encima de lo esperable para una producción web de estas características. En cuanto a escritura, interpretación y montaje no tiene nada que envidiar a series con muchísimo más presupuesto.
La serie sigue a Caleb Gallo (Brian Jordan Alvarez), un universitario que quiere convertirse en profesor de interpretación, y a su peculiar grupo de amigos, casi todos ellos aspirantes a actores y actrices en Los Ángeles. El ambiente de la ciudad está muy presente, como también lo está el modo de vida del actor, con sus castings que no llevan a ninguna parte, sus eternos ensayos de monólogos y sus creencias eclécticas y alternativas. Como ya apunta el título, Caleb es gay y está enamorado de una forma platónica de su mejor amigo Billy (Jon Ebeling), supuestamente heterosexual e interesado en salir con su mejor amiga, Karen (Stephanie Koenig). También mantiene algo parecido a una relación a distancia con una antigua pareja que ahora está fuera del país por problemas de visado, Benicio (Antonio Marziale), pero eso no es suficiente para quitarle las ganas de salir con otros hombres… o para evitar que se aproveche en cuanto tenga la oportunidad de las dudas que está teniendo Billy en torno a su propia sexualidad. Al triángulo formado por Caleb, Billy y Karen le va a salir otro vértice en cuanto Benicio logre regresar a Los Ángeles, aunque el resultado final va a ser mucho menos dramático de lo que cabe suponer. Esto es una comedia, al fin y al cabo.
La serie empieza siendo algo así como un vistazo al día a día en la vida de Caleb, pero poco a poco va abrazando el absurdo de las situaciones que se producen y volviéndose más y más hilarante. En ese sentido, hay varios personajes secundarios que contribuyen a crear esa espiral descendente hasta la comedida más descocada. El primero de ellos es Lenjamin (Ken Kirby), otro amigo aspirante a actor que cada día decide ser una cosa nueva: un día se empeña en ser bisexual y sentirse atraído por la gente de género fluido y otro decide ser rapero, olvidándolo luego con la misma facilidad con la que se le ocurrió. El segundo es Freckle (Jason Greene), personaje de género fluido y auténtico icono queer que se viralizó hace algunos años. Freckle es alguien que disfruta sin medida de sí misme y que vive dentro de su propia fantasía. Es una estrella con todas las de la ley y tiene algunas de las mejores líneas de toda la serie. Más adelante también aparece la hermana de Caleb, Tatiana (Danièle Watts), que es una especie de… ¿chamán?
El grupo de Caleb es extremadamente diverso y no sólo en lo referido a género y orientación sexual, sino también en el aspecto racial. A su alrededor hay personajes de todo tipo, con todo tipo de relaciones y procedentes de todo tipo de etnias. Por ejemplo, hay una pareja de lesbianas de origen hindú que forman parte de un trío poliamoroso con un pelirrojo con bigote. La historia está repleta de color hasta en sus más nimios detalles y eso es algo fantástico. Ni siquiera las series que presumen de su diversidad son tan diversas como The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo. El mundo de Caleb Gallo no se concibe sin todas esas notas de color.
Otro aspecto fascinante de la serie es que consigue hacer humor a partir de situaciones que a priori no son nada divertidas, sino más bien grandes fuentes de dolor y melodrama. Prácticamente todas las personas homosexuales han pasado por la experiencia de haberse enamorado de una persona heterosexual aún a sabiendas de que nunca podrían ser correspondidas. No son pocas las personas que han pasado por un periodo de gran angustia al sentirse incapaces de definir su propia identidad o su propia sexualidad, cargando con experiencias y emociones contradictorias que no son capaces de explicar. Y no es necesario mencionar los problemas, las dificultades y el rechazo que sufren las personas cuyo género no se ajusta a las convenciones sociales. No obstante, The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo logra sus mejores momentos de humor en base a esas situaciones. De una manera que me parece muy propia de la comunidad LGBT+, convierte nuestros momentos más oscuros en una burla, en algo de lo que reírse en vez de en algo de lo que lamentarse. Justo como debe ser.
En el mundo de Caleb Gallo la tristeza sólo tiene cabida de una manera temporal. Allí todos son aceptados independientemente de lo extraño que parezcan o de la enrevesada relación en la que estén metidos. Quizá sea porque así son las cosas según el estilo de vida bohemio de Los Ángeles, pero quiero pensar que el motivo es porque así son las cosas en la comunidad LGBT+. No soy ingenuo, pues conozco y he vivido en mis carnes los conflictos y las divisiones que asolan dicha comunidad, pero al menos en su forma idílica se acerca a ese paradigma de la aceptación incondicional. Da igual lo raro, rara o rare que seas (Freckle llega a decir en uno de los capítulos “I’m an alien”), que esta comunidad debería recibirte siempre con los brazos abiertos. Si no lo hace es porque, simplemente, nuestro mundo aún no es tan bonito como el de Caleb Gallo.
Y el mundo de Caleb Gallo no sólo es bonito en el fondo sino también en la forma. La serie cuenta con un puñado de estampas preciosas, con unos encuadres elegidos con maestría y una visión artística que desafía su condición supuestamente menor de producción web. Además, tiene un gran sentido del ritmo y unos diálogos sagaces, repletos de ironía y brillantes en todos los sentidos.
Puede que la serie se centre demasiado en el sexo, pues buena parte de su argumento trata sobre las ideas y venidas de la cama de los distintos personajes, pero en su defensa diré que el sexo en sí siempre es menos importante que la infinidad de detalles aparentemente insignificantes que lo rodean. Ya sea en la pocilga típicamente heterosexual de Billie o en el boudoir de fantasía de Freckle, todo lo que transcurre antes o después del sexo es narrado con una pasmosa pasión por el detalle. Lo que sucede durante el acto en sí siempre se omite, por supuesto (recordemos que estamos hablando de una serie que está disponible en YouTube, no de una producción de HBO para mayores de dieciocho). En verdad el sexo es más bien una excusa para agitar el revoltijo de relaciones entre los personajes que algo que la serie quiera explorar.
Aún así, no habría estado de más introducir el punto de vista de algún personaje perteneciente al espectro asexual en la historia. Es la única nota de color que he echado en falta dentro de este inmenso arcoíris de extravagancia, pero no me atrevería a pedirle más a una serie que consigue dar tanto con tan poco.
The Gay and Wondrous Life of Caleb Gallo supone un vistazo a otro mundo, uno al que aspirar. Un mundo de diversidad y color, de aceptación sin condiciones, de identidades en proceso de exploración, de relaciones en continuo estado de flujo, de celebración por la vida y de constante persecución por un sueño. En este caso, se trata del sueño de ser actor, pero también podría ser cualquier otro porque todos son igual de válidos. Creo que hay motivos más que suficientes para visitar este mundo, pero por si acaso necesitas uno más te dejo aquí una de las escenas más conocidas y descacharrantes de la serie, totalmente irrelevante para el argumento pero con un esplendoroso e inolvidable despliegue de talento por parte de Freckle.
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