Un año más, con motivo del Mes del Orgullo LGBT+, Panini Cómics ha publicado un nuevo especial Marvel Pride para celebrar tanto a los personajes LGBT+ de la Casa de las Ideas como a los autores del colectivo que les han dado vida. Ya tuve ocasión de reseñar en este mismo blog tanto el especial Marvel Pride de 2022 como el especial Marvel Pride de 2023. Ha llegado pues el momento de hablar sobre el especial de 2024, que en realidad contiene el número de la línea Marvel's Voices que se publicó doce meses atrás en Estados Unidos, el Marvel's Voices: Pride (2023) #1 USA. No obstante, puesto que los contenidos de un único número americano no eran suficientes como para justificar su publicación en tomo, la editorial española ha incluido también varias historias del Marvel's Voices: X-Men (2023) #1 USA. De esta forma, se ha convertido en un tomo de 112 páginas que cuesta nada menos que 21€; un precio a todas luces excesivo para una simple antología de historias cortas que apenas incluye un par de contenidos extra. Pero claro, Panini no iba a perder su oportunidad anual de subirse al carro del capitalismo rosa y sacarle el dinero a los pobres lectores LGBT+ que esperan verse representados, aunque sea una única vez al año, en su cosmos de ficción favorito. Esta es una crítica que también le hice en su momento a los especiales Marvel Pride anteriores que, en mi opinión, suponían una oportunidad estupenda para acercar el Universo Marvel a lectores del colectivo poco habituados con el género superheroico. Claro que, con ese precio engordado de forma artificial, resulta muy difícil recomendar su compra.
Pese a todo, como lector que forma parte del colectivo LGBT+, siento un aprecio particular por estos especiales. He seguido la línea Marvel's Voices desde sus orígenes y sus primeros compases fueron realmente esperanzadores: una serie de especiales que iban saliendo cada pocos meses para celebrar la diversidad del Universo Marvel, tanto entre sus personajes como entre sus autores. Y no sólo especiales por el Mes del Orgullo, sino también por el Mes de la Historia Negra o el Mes de la Herencia Asiática y de las Islas del Pacífico. Parecían el marco perfecto para presentar a nuevos personajes alejados de lo habitual y para poner a prueba a nuevos autores que no fueran los típicos hombres blancos heterosexuales que dominan la industria del cómic. Por desgracia, tras unos años en funcionamiento se está empezando a ver cuál es el auténtico alcance de esta línea… y es mucho menor de lo que esperaba. El número de especiales publicados se ha reducido de forma drástica, hasta el punto de que ya apenas salen dos al año… y no me sorprendería demasiado que dejaran de salir en el futuro. Todo lo que queda de la antes extensa línea Marvel's Voices se ha refugiado en el formato digital, dentro de la aplicación Marvel Unlimited, donde los costes de producción deben ser mucho menores y donde quizá tenga más posibilidades de encontrar a su público objetivo que en las librerías especializadas tradicionales. También se ha vuelto un línea más modesta, pasando a contar con autores de menor recorrido y a presentar historias más pequeñas y menos ambiciosas. Se podría decir que, si bien la línea Marvel's Voices puso toda la carne en el asador con sus primeros lanzamientos, demostrando que podía ser de primera categoría, ahora se ha conformado con conservar un cómodo puesto de segunda categoría, en el que pueda seguir adelante sin hacer mucho ruido.
Para mí, el especial Marvel Pride de 2024 es una buena prueba de que la línea Marvel's Voices ya no pretende impactar ni reivindicar. Es más, diría que ya ni siquiera se dirige al público en general sino al pequeño grupo de conversos que aún la sigue. Su lectura ya no resulta desafiante… y diría que tampoco ilusionante. Este especial del Orgullo ha solventado algunos de los aspectos que más critiqué a los anteriores, pero lo ha hecho a costa de convertirse en un producto de segunda categoría… un producto de segunda categoría que Panini sigue vendiendo como si fuera de primera, lo cual encuentro bastante indignante. La línea Marvel's Voices se ha acomodado y el especial del que estoy hablando hoy es un producto cómodo, que ni va a hacer mucho ruido ni le va a cambiar la vida a nadie. Sí, cumple la promesa anual de presentar a un nuevo personaje LGBT+ para que se incorpore al Universo Marvel (¡este 2024 incluso lo hace por partida doble!). También es consciente de que era necesario mejora la representación de aquellas partes del colectivo que hasta ahora estaban infrarrepresentados (como las personas asexuales, por ejemplo) y da importantes pasos adelante en ese sentido. Pero, en última instancia, es un cómic del montón, uno como tantos otros. Como celebración del Orgullo resulta… bastante mediocre.
Pero antes de hacer un juicio tan contundente quizá deberíamos pasar a repasar y comentar los contenidos de este tomo:
- Todo está saliendo de perlas es la historia con la que se abre este especial, escrita por Marieke Nijkamp (Hawkeye: Kate Bishop) y dibujada fantásticamente por Pablo Collar (Wicca: Las Hijas del Bosque). En ella, Masacre-Gwen decide encargarse de organizar la celebración del Orgullo en la Universidad Empire State. Masacre-Gwen es uno de esos personajes cuya existencia cuesta creer: surgió como un simple diseño gracioso para una portada alternativa y, sin embargo, tuvo la suficiente acogida como para que pasara a protagonizar sus propias historias, en las que la ruptura de la cuarta pared es una constante. Masacre-Gwen es en realidad una joven llamada Gwen Poole originaria de nuestro mundo, en el que los superhéroes marvelitas no son más que personajes de ficción. Ante sus fracasos en el instituto y su incapacidad para encontrar trabajo, Gwen se sumergió en la ficción en busca de consuelo… literalmente. De hecho, acabó trasladándose de alguna forma al Universo Marvel y convirtiéndose en habitante de Tierra-616. Desde su presentación ha desempeñado un rol principalmente cómico, aunque hace poco se le ha añadido una capa adicional de trasfondo al revelar que se trata de un personaje asexual y arromántico. Sobra decir que los personajes que se encuentran dentro del espectro asexual escasean en el cómic mainstream en general y en el Universo Marvel en particular. Los únicos ejemplos relevantes que se me vienen a la cabeza son los de la Avispa (Nadia Van Dyne) y la Viuda Blanca (Yelena Belova), si bien este último se basa más en declaraciones de su cocreadora que en las acciones del personaje dentro de los propios cómics. Pues bien, ahora que ha salido del armario como asexual y arromántica, Masacre-Gwen se ha hecho consciente de que una única persona no puede representar a todo un espectro y por eso está pensando en formar su propio grupo de héroes asexuales (su primera y casi única candidata en la mencionada Nadia Van Dyne) mientras se encarga de organizar la fiesta del Orgullo de la Universidad Empire State. Para ello recurre a la cantante mutante e icono queer Dazzler, pero aparecen un par de aguafiestas para estropear el concierto. Llega así el momento más interesante de esta historia, en el que Masacre-Gwen castiga a los maleducados muchachos exilíandolos al “espacio entre viñetas” para que se eduquen leyendo algunos materiales como el famoso número de Alpha Flight en el que Estrella del Norte salió del armario como el primer personaje marvelita abiertamente gay. Después de eso la fiesta prosigue en paz y Gwen rompe una vez la cuarta pared para dirigirse al lector y asegurarle de que debe sentirse orgulloso, porque es perfecto tal y como es. La historia no tiene mucho más, pero resulta agradable y está realizada con mucho oficio. Pablo Collar hace un gran trabajo al dibujo.
- Lo que pueda florecer sigue la tradición de los anteriores especiales del Orgullo de la línea Marvel's Voices y presenta a un nuevo personaje superheroico perteneciente al colectivo LGBT+. Se trata de la nueva Sombra Nocturna, un nombre que sonará a los lectores veteranos. La Sombra Nocturna original, Tilda Johnson, fue una villana afroamericana con un descarado estilo blaxploitation que se presentó en la colección del Capitán América a principios de la década de los setenta, pero que en tiempos recientes se ha ido redimiendo en muchos aspectos. La nueva Sombra Nocturna, Logan Lewis, es la prima de Tilda y comparte con ella no sólo su ascendencia afroamericana sino también su genial inteligencia. Nos la presentan la guionista Stephanie Williams (What If…? Dark) y el dibujante Héctor Barros en su primer encargo para la Casa de las Ideas. Logan Lewis trabajaba con la Doctora Adrienne Brashear, esposa del Doctor Adam Brashear (más conocido como el superhéroe Maravilla Azul), estudiando los fragmentos de un cubo cósmico para buscar una cura para la anemia drepanocítica. Me parece un detalle interesante y digno de mención, ya que se trata de una enfermedad real que se transmite de padres a hijos y que provoca que los glóbulos rojos generen una forma alterada de hemoglobina, por lo que tienen dificultades para transportar el oxígeno hasta los tejidos. Si bien la enfermedad es muy real, su supuesta cura es obviamente inventada, ya que no existe algo similar a un cubo cósmico. En ese sentido, el cómic plantea bastante bien la cuestión al huir de las curas esotéricas tan propias de las historias de superhéroes y plantear que es la radiación del objeto la que se utiliza para crear un isótopo con el que tratar las células sanguíneas alteradas. Con esto quiero decir que, para lo absurda que suele ser la ciencia en los tebeos de Marvel, lo que plantea nuestra protagonista no es demasiado descabellado. Claro que, obviamente, cuando la Capitana Marvel prohíbe que continúe la investigación con el cubo cósmico por considerarla muy peligrosa, Logan decide inyectarse a sí misma el isótopo, adquiriendo así poderes de manipulación de energía. Ayudada por su tutora, la Doctora Brashear, Logan entrena en el uso de sus nuevos poderes y acaba vistiendo un traje especial que le ayuda a controlar su energía. El día de su graduación en la Universidad aparece un chalado utilizando una armadura gigante en forma de mamut, por lo que nuestra protagonista debe debutar como superheroina para detenerle. Poco después aparece la Sombra Nocturna original para cederle su viejo nombre código y de paso reclutarla para un proyecto en el que está trabajando. Se trata, por tanto, de una historia de origen bastante convencional, en la que la sexualidad del personaje y su pertenencia al colectivo LGBT+ se limita a expresarse en unas pocas viñetas en las que aparece junto a su novia. No me parece una mala historia, pero tampoco una historia especialmente buena. Además, diría que no se trata de una historia que reivindique de una forma destacada la identidad LGBT+. Me parece que reivindica mucho más el papel de la mujer afroamericana, de hecho, pues se trata sobre todo de una historia sobre vínculos entre mujeres afroamericanas.
- El carnaval del Purim es una historia protagonizada por Cooper Coen, alias Tejedor, el Hombre Araña de Tierra-71490. Presentado hace unos años durante ese arco que pretendía narrar el fin del Spiderverso, este personaje provocó numerosos titulares cuando se supo que se trataba de un Hombre Araña abiertamente homosexual. La mayoría de esos titulares que clamaban al cielo por la existencia del “primer Spiderman gay” eran obviamente exagerados. Cooper no usa el nombre Spiderman y ni siquiera es una variante multiversal de Peter Parker. Lo único que tiene de Hombre Araña son sus poderes, que comparte con una cantidad infinita de Hombres y Mujeres Araña a lo largo y ancho del Spiderverso. En ese sentido, por mucho que se trate de un personaje homosexual, su presentación me pareció bastante convencional, incluso conservadora. Lo verdaderamente transgresor, lo verdaderamente rompedor, habría sido decir que el Peter Parker de Tierra-71490 es gay, pero por desgracia todo apunta a que las infinitas versiones multiversales de Peter Parker comparten un rasgo definitorio: su indiscutible heterosexualidad. Digamos que hasta las posibilidades infinitas del multiverso tienen ciertos límites que Marvel no se atreve a cruzar. En cualquier caso, Tejedor generó cierto impacto y yo prefiero considerar que se debió más a su excepcional diseño (obra de mi admirado Kris Anka) que a la mencionada polémica. El verdadero problema es que, tras su presentación y en ausencia de una cabecera propia que pueda recoger sus aventuras, Cooper ha visto su presencia limitada a unas pocas historias cortas, casi todas publicadas dentro de la línea Marvel's Voices. Siento decir que esta no se cuenta entre las mejores y que en ella se nota la ausencia del guionista que concibió al personaje y le proporcionó su voz, Steve Foxe. El carnaval del Purim corre a cargo de la escritora de novelas para jóvenes adultos Katherine Locke (This Rebel Heart) y la dibujante Joanna Step, habitual de los anteriores especiales Marvel Pride. En esta historia, Cooper se dirige hacia una cita cuando observa un robo en una casa de empeños, por lo que se enfunda el traje de telarañas para detener al ladrón, que aún así logra huir con una de las piezas robadas. Investigando luego el caso, llega a un centro comunitario judío, donde descubre que el ladrón sólo estaba tratando de recuperar unos objetos familiares que sus parientes tuvieron que empeñar por su culpa. La situación se resuelve entonces con rapidez y con un final feliz para todos los implicados, justo a tiempo para celebrar el Purim, el carnaval de los judíos. Y justo a tiempo para que Cooper pueda conseguir otra cita con su novio, que por cierto es un interés romántico distinto al que se había mostrado en historias anteriores (en su presentación se dijo que había estado saliendo con Albert Moon, el alter ego civil del héroe Seda de Tierra-71490) y que dudo mucho que vuelva a tener más apariciones. Quizá lo más interesante de esta historia sea descubrir que Tejedor es judío, un dato que no se había mencionado en historias anteriores, si bien no parece que sea un judío practicante.
- En todas partes es, en teoría, una historia dedicada a Wiccan y Hulkling. Y digo en teoría porque en realidad la presencia de la pareja gay por antonomasia del Universo Marvel en sus páginas es meramente testimonial. Se podrían haber sustituido por otros personajes diferentes y la historia no se habría visto alterada, ya que en verdad no es una historia sobre Wiccan y Hulkling sino sobre un nuevo personaje que se encuentran durante un viaje. No ocultaré que eso me ha decepcionado un poco, ya que uno de los motivos por los que acudo a leer este tipo de especiales del Orgullo cada año es precisamente para encontrarme con Wiccan y Hulkling. Como comenté en mis reseñas de los especiales anteriores, estoy muy disgustado con la manera en la que Marvel ha relegado a estos dos personajes al papel de “invitados especiales” desde su matrimonio. Me da la impresión de que la editorial tiene miedo de estropear a dos de sus principales iconos queer, por lo que prefiere mantenerlos suspendidos en el tiempo antes que contar más historias relevantes con ellos. Y es comprensible, porque las historias, incluso las historias de amor, implican siempre algún tipo de conflicto. Toda historia de amor concluye cuando los amantes superan las dificultades que les impedían estar juntos, así que para continuar más allá de ese punto sería preciso añadir nuevos conflictos que pondrían a prueba su unión. La editorial no parece dispuesta a arriesgarse a hacerlo, pese a que en el mundo real las historias de amor no se acaban con el matrimonio. Más bien al contrario, pues el matrimonio supone nuevos desafíos y nuevos conflictos que deben ser resueltos para que la pareja siga adelante. Wiccan y Hulkling, en cambio, están conservados en ámbar desde que se casaron, viviendo una luna de miel perpetua en la que todo es maravilloso y nada amenaza su amor (salvo aquella pequeña travesura de Agatha Harkness del especial del año pasado, claro). No es casualidad que esta historia comience con ellos celebrando la que es su segunda o tercera luna de miel, en esta ocasión viajando por carretera por algún lugar remoto de Montana. Allí, en una gasolinera aislada, conocen a una mujer trans llamada Lacie Lorraine que procede a contarles su origen. Nacida en los tiempos de la Antigua Grecia, Lacie (entonces Lacius) pertenecía a una orden que reunía a personas de género no normativo y que el cómic llama las “Gallae”. No soy un experto en la Grecia clásica ni mucho menos, pero creo que el término correcto debería ser “Galli” (que es el plural de “Gallus”). Esa es la nomenclatura que recibía un culto religioso en torno a la diosa Cibeles; una diosa que, por cierto, se considera intersexual, ya que tenía tanto pene como vagina… y que en algunas interpretaciones llegaba a castrarse a sí misma para reivindicar su feminidad. Precisamente sus sacerdotes eran eunucos, es decir, hombres castrados. Ahí es donde entra nuestra Lacius, una mujer trans que esperaba poder llevar a cabo ese procedimiento para alcanzar su cuerpo deseado. El problema es que descubrió que, por algún motivo que no se explicita, su cuerpo era indestructible y no había forma alguna de seguir el ritual. La propia Lacius resultó ser inmortal, por lo que pasó los siguientes siglos tratando de buscar la forma de alterar su cuerpo inalterable, ya fuera utilizando magia o viajando al espacio exterior. Ni la magia de la Hechicera Suprema de aquel momento ni las energías divinas de un Celestial lograron su objetivo, por lo que Lacius se vio obligada a aprender a convivir con un cuerpo que no siente como suyo. Así es como acabó convertida en Lacie y viviendo en un lugar remoto de Montana. Su historia es más interesante de lo que parece y no sólo por sus referencias históricas: al parecer, la imposibilidad de Lacie para llevar a cabo la cirugía de confirmación de género es un reflejo de las experiencias de la guionista, Shadi Petosky, también una mujer trans. Conocer ese detalle proporciona una nueva capa de significado a la historia que ayuda a valorarla en su justa medida. No obstante, me sigue pareciendo criticable la utilización rutinaria de Wiccan y Hulkling, que no obedece a ningún motivo más allá de que su presencia es necesaria en todo especial del Orgullo que se precie. Por otro lado, dudo mucho que el personaje de Lacie, pese a lo curioso e interesante que pueda ser, llegue a tener algún recorrido más allá de esta primera aparición, sobre todo partiendo de una base tan íntima y personal. Está muy bien sumar un nombre más a la reducida lista de personajes trans del Universo Marvel, desde luego, pero no sé hasta qué punto esto ayuda a conseguir la tan ansiada representación si luego no va a volver a saberse de ese personaje nunca más. Siento ser tan severo con una historia que quizá no lo merece, pues cuenta con un dibujo bastante atractivo (la autora es Roberta Ingranata, de quien no conozco obras anteriores) y su lectura resulta agradable, pero me parece que aspira a más de lo que es capaz de conseguir en tan pocas páginas.
- Be gay, do crime es la historia más despreocupada del especial y quizá por ello la que se percibe como menos forzada y más auténticamente celebratoria. Me da la impresión de que la escritora Sarah Gailey (Just Like Home) y la dibujante Bailie Rosenlund se lo pasaron muy bien trabajando en ella. En sus páginas nos encontramos a la Gata Negra celebrando el Orgullo en la ciudad de Nueva Orleans, así que, como cortesía profesional, acude a visitar a Gambito en el Gremio de Ladrones. Los que leímos la última serie protagonizada por Felicia Hardy sabemos que tiene un pasado en común con Odessa Drake, la líder del Gremio de Ladrones de Nueva York, por lo que es fácil pensar que la visita de la Gata Negra al Gremio de Ladrones original, aquel del que se escindió Odessa, tiene algo que ver con ella. La propia historia lo tiene en cuenta y juega con las expectativas del lector, de tal forma que, cuando Felicia aprovecha un descuido de Gambito y utiliza una joya del Gremio de Ladrones para ponerse en contacto con su fundadora, la mutante inmortal conocida como Candra, parece que su objetivo es conseguir el perdón para Odessa y la reunificación de los gremios. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el único objetivo de la Gata Negra es conseguir una cita con la propia Candra, que se muestra sorprendida (y un poco avergonzada) por el descaro de la ladrona felina. Al fin y al cabo, esta es una historia sobre desafiar las expectativas y las etiquetas que otros nos confieren. Tanto Gambito como Candra vierten sus propias expectativas sobre Felicia al hablar con ella, pero ninguno de ellos tiene la mente lo suficientemente abierta como para aceptar que la Gata Negra sólo busca diversión sin compromiso. Me parece bastante significativo que Gambito mencione varias veces su pasada relación con Spiderman pese a que resulte evidente que Felicia evita hablar sobre el tema. En ese sentido, la situación me recuerda a todos esos lectores que no pueden concebir al personaje de la Gata Negra más que como otro interés romántico para el Hombre Araña. Pues bien, resulta que la Gata Negra ya está cansada de ir detrás de Spiderman y que el romance no está en su lista de objetivos de hoy. Felicia no está pensando ni en Peter ni en Odessa cuando llega a Nueva Orleans, sino en sí misma, en sus propios deseos… y eso está bien. Supongo que habrá quien piense que esto ofrece una imagen negativa de la Gata Negra, pues ya conocemos los prejuicios que existen en torno a las personas bisexuales, que mucha gente considera promiscuas o viciosas. En cambio, por mi parte considero que es un acto de empoderamiento y lo único que veo es a una mujer reivindicando su derecho a vivir su vida tal y como le parece. Y eso supone acostarse con quien quiera y cuando quiera, por supuesto, y sin tener que rendirle cuentas a sus antiguas parejas. ¿O acaso Felicia debería dejar que su pasado determine su presente?
- La siguiente historia, titulada No entrar: cuidado con el perro, supone la presentación de otro nuevo personaje LGBT+, el segundo tras la nueva Sombra Nocturna. En este caso se trata de Fauces, un personaje trans de origen nativo que además está relacionado de alguna forma con los simbiontes. Fauces forma parte de un grupo llamado la Comuna, compuesto por punks y activistas a favor de las personas queer. De hecho, la primera vez que nos encontramos con ellos están robando un almacén farmacéutico para conseguir hormonas para las personas trans que aún no las han recibido a través del sistema sanitario (además de insulina para las personas con diabetes, una enfermedad que puede resultar muy cara en un país como Estados Unidos). Spiderman se encuentra con la Comuna y, en un primer momento, cree que se trata de ladronzuelos normales y corrientes, pero entonces se encuentra con Fauces. Alguien con semejante dentadura y semejante lengua debe estar relacionado a la fuerza con los simbiontes, deduce el trepamuros, aunque eso es algo que ni siquiera el propio Fauces sabe con seguridad. Apenas se nos proporcionan unas breves pinceladas sobre el origen de este personaje (que al parecer incluye un nacimiento sin padre por medio, ya que su madre fue utilizada como conejillo de indias en un experimento misterioso) y sobre sus poderes (además de poder escupir una sustancia similar a las telarañas es capaz de asumir de alguna forma el daño recibido por otros, curando sus heridas y haciendo que dichas heridas aparezcan en su propio cuerpo). Personalmente, creo que habría preferido una historia de origen más convencional para decidir si merece la pena seguirle la pista al nuevo personaje. Esta historia se me antoja bastante escasa y no brilla en ningún aspecto. Podría haber explorado mejor un montón de aspectos distintos, como ese grupo de activistas punk y queer que no sigue las leyes, su origen nativo o su realidad como hombre trans, pero tengo la impresión de que la historia se queda a medio camino en todos ellos. No culpo de ello a sus autores, el escritor trans H.E. Edgmon (The Witch King) y el dibujante Lorenzo Susi, también presente en el anterior especial Marvel Pride, sino más bien a sus editores. Si esta historia pretendía vender al personaje de Fauces, me temo que no acaba de lograr su objetivo. ¿Acaso los editores no se dieron cuenta de ello?
- Superdiseños de Jumbo Carnation es una historia para lucimiento de su guionista y dibujante, Stephen Byrne, quizá el artista más destacado de los que participan en este especial por su experiencia previa tanto en Marvel como en DC. Como saben los lectores de la franquicia mutante, Jumbo Carnation es el diseñador tras los exuberantes trajes que han lucido los Hombres y Mujeres-X durante las distintas Galas Fuego Infernal. El personaje procede de la etapa de Grant Morrison en los mutantes y tiene un origen bastante turbio (baste decir que lo primero que vimos de él fue su cadáver), pero la era krakoana de la Patrulla-X ha servido para resucitarlo y convertirlo en un secundario al que recurrir siempre que algún otro personaje necesita algo relacionado con la moda, en especial un nuevo traje. En esta historia, varios personajes LGBT+ recurren a los servicios de Jumbo Carnation para mejorar su imagen de cara a la celebración del Orgullo, entre ellos América Chávez, Viv Visión y Estrella del Norte. La historia en sí no es más que una excusa para que el dibujante pueda mostrarnos sus fantásticos diseños, que son, como cabría esperar, muy atractivos y muy apropiados para el estilo de cada personaje. Como propina, también nos ofrece un vistazo a sus diseños para otros personajes como Cabeza Nuclear Adolescente Negasónica (que ya poco tiene que ver son su aspecto original en los cómics y ha asumido por completo la imagen de su contrapartida cinematográfica) y Estrella Rota (al que viste con un delirante traje de estilo noventero repleto de cartucheras y bolsillos inútiles en homenaje a los tiempos de Rob Liefeld). La historia no tiene más pretensiones, pero ofrece justo lo que promete: un desfile de moda mutante de primer nivel.
- La lección de hoy, escrita por Steve Foxe (Spider-Woman) y dibujada por Rosi Kämpe (Spider-Gwen: Ghost Spider), recupera a Artilugio (Carmén Cruz), un personaje que formaba parte de los Hijos del Átomo, ese nuevo grupo de mutantes presentado con más pena que gloria durante la era krakoana. En realidad no eran más que un grupo de chavales haciéndose pasar por mutantes usando tecnología alienígena, por lo que no parecía que su recorrido fuera a ir más allá de la miniserie en la que debutaron. Sin embargo, poco después se confirmó que Artilugio sí era una mutante real, por lo que se trasladó a Krakoa para recibir entrenamiento por parte del Hombre-X Bishop. En este número conocemos al grupo de alumnos de Bishop, que recupera a personajes secundarios o incluso terciarios procedentes tanto de etapas anteriores de la franquicia mutante como de la actual era krakoana: Graymalkin (que procede de los tiempos de la vieja colección Jóvenes X-Men), Espectro (que procede de New X-Men: Academia X, una serie aún anterior), D-Cel (que viene de la última cabecera protagonizada por el Juggernaut) y Kafka (uno de los muchos personajes de fondo de la era krakoana, que hasta su aparición en esta historia creo que ni siquiera había recibido un nombre propio). Aconsejado por Artilugio, Bishop envía al grupo a detener a dos mutantes rebeldes que están asustando a los humanos de Central Park, de forma que pueda ponerse a prueba sobre el terreno y demostrar que tiene futuro. El pequeño conflicto que se lleva a cabo a continuación deja en evidencia que el equipo aún está muy verde, pero que esconde un gran potencial. La propia Artilugio decide dejar atrás la imagen que tenía como parte de los Hijos del Átomo, esa especie de imitación de Gambito, y usar sus poderes metamórficos para adoptar una nueva imagen que revela el cambio que se ha producido en ella, dando así un paso hacia la madurez. Podría parecer que esta es una aventurilla sin mucha trascendencia, pero no es así. De hecho, puede que sea la historia más relevante del especial de cara a la continuidad. Resulta que los dos rebeldes a los que persiguen los jóvenes mutantes acaban pidiendo asilo en la Embajada del Limbo de Nueva York (sí, el reino sobrenatural del Limbo tiene una embajada en el mundo humano desde aquel evento arácnido titulado Red Oscura). Eso sirve para que la soberana del Limbo, la Reina Duende, se fije en Artilugio, algo que tendrá sus consecuencias más adelante, cuando el personaje pase a formar parte de esa Patrulla-X Oscura reunida por Maddelyne Pryor durante el escenario de La Caída de X con el que se cerrará la era krakoana. En resumidas cuentas, esta es una historia interesante de cara a la cronología mutante. El hecho de que Artilugio sea un personaje LGBT+ no se destaca de forma especial ni se reivindica de forma alguna, simplemente es algo que está presente, sin más. Diría que me parece más reivindicativo que Graymalkin, un personaje marcado por la tragedia, la soledad y el rechazo desde su mismo origen, parezca haber encontrado al fin la aceptación y el amor en brazos de su compañero de equipo, Espectro. Graymalkin fue concebido como personaje LGBT+ hace más de quince años, pero no ha sido hasta ahora que se le ha concedido la oportunidad de ser feliz junto a una pareja. Esto me parece algo llamativo, sin duda, y creo que le roba algo de protagonismo a Artilugio, que es el auténtico eje de esta historia. Tras su agradecido cambio de imagen para dejar atrás a esos Hijos del Átomo que no fueron especialmente bien recibidos por los lectores, Carmén Cruz queda disponible para lo que le depare la franquicia mutante durante el final de la era krakoana… aunque me temo que eso será un tema para otro momento.
- El hombre sin vergüenza es la primera de las historias que no vienen del especial del Orgullo, sino del otro especial de la línea Marvel's Voices dedicado específicamente a la Patrulla-X que mencioné antes. Escrita por Al Ewing (The Immortal Thor) y dibujada por Gustaffo Vargas en su primer trabajo para Marvel, se trata de una historia que ahonda en el complicado trasfondo de los personajes de Arakko y en especial de Solem, quien tuviera cierta importancia durante el evento X de Espadas y actuara como enemigo de Lobezno durante una temporada. Explicar el funcionamiento de una cultura de mutantes guerreros como la de Arakko excede a los propósitos de esta reseña, así que podemos resumir lo que sucede en estas páginas diciendo que se trata de una celebración de la bisexualidad y el amor libre incluso entre unos guerreros que solucionan sus problemas en duelos a muerte. Dudo que vaya a tener mucho interés para aquellos que no hayan seguido la historia de Arakko en Patrulla-X Roja, la colección escrita por Ewing en la que la mencionada cultura guerrera se asentó en el planeta anteriormente conocido como Marte, pero está bien que se haya editado en castellano. Los personajes de Arakko son… peculiares, pero hay que estar muy metido en la franquicia mutante como para sentir aprecio por sus peculiaridades. De esta historia me quedo con el hecho de que incluye a un personaje de aspecto claramente no humano expresando deseo sexual, algo muy raro de ver en Marvel. También con la confirmación de que los habitantes de Arakko luchan de la misma forma que aman: de una forma abierta y plural. Esta curiosa cultura se aleja de las concepciones binarias tradicionales y eso permite que sus integrantes tengan una identidades más ricas y una forma de vivir el amor más amplia, más libre. Parece que Ewing tiene un interés personal en tratar ese aspecto, cada vez más presente en sus historias para la editorial. Espero que tenga oportunidad de seguir explorándolo en el futuro, porque disfruto mucho cuando lo hace.
- Crioterapia, escrita por el comediante Jay Jurden y dibujada por Wilton Santos (Excalibur), nos narra una sesión de entrenamiento entre el Hombre de Hielo y Tormenta, dos personajes con poderes de naturaleza similar que se han enfrentado en diversas ocasiones pero siempre con el mismo resultado: Bobby Drake mordiendo el polvo ante la diosa del clima de la Patrulla-X. En esta ocasión, el Hombre de Hielo prueba movimientos nuevos, producto de la experiencia que ha ganado en los últimos tiempos y de lo mucho que ha logrado desarrollar sus poderes, que durante décadas se habían quedado estancados a causa de sus temores e inseguridades personales. Ahora Bobby es una persona distinta, pues ha superado muchas de las barreras que le impedían alcanzar todo su potencial (podríamos discutir, quizá, que la principal de todas ellas era asumir su propia homosexualidad, cosa que hizo hace ya tiempo). Sin embargo, Tormenta sigue siendo Tormenta. Mientras Bobby trata de desviar su atención con sus bromas y ocurrencias, ella desmantela todas sus estrategias una a una. Finalmente, el Hombre de Hielo debe aceptar su enésima derrota. Hay un par de diálogos verdaderamente ocurrentes en esta historia y un subtexto bastante claro sobre aceptarse a uno mismo para poder llegar a ser todo lo que uno puede llegar a ser. Otra historia agradable, sí, pero sin demasiada trascendencia. Podría haber estado en este especial o en un número cualquiera de cualquier colección mutante, la verdad.
- Mutantes Diábolicos nos lleva al pasado, a la época en la que Mística y Destino militaban en la Hermandad de Mutantes Diabólicos. Esta historia viene a plantear una cuestión que ha rondado por la cabeza de los lectores de la franquicia mutante durante décadas: ¿que hacían dos mujeres tan capaces como Mística y Destino rodeándose de un grupo de patanes violentos e incompetentes como la Mole o Avalancha? Como aficionado a los historias mutantes desde hace muchísimos años y como buen conocedor de la época en la que se ambienta esta historia, no puedo decir que la respuesta que ofrecen los autores me convenza. Básicamente, lo que vienen a decir es que Mística y Destino están en la Hermandad porque su única alternativa sería unirse a la Patrulla-X y luchar a favor de la convivencia pacífica entre humanos y mutantes, demostrando que los mutantes son como todos los demás. Pero claro, Mística y Destino no se sienten como todos los demás. Ellas son dos mujeres que se aman de forma apasionada, dos esposas unidas en matrimonio en una sociedad que no tiene cabida para ese tipo de amor. Recordemos que Mística y Destino se casaron en secreto en los cómics mucho antes de que el matrimonio homosexual fuera una posibilidad en el mundo real. Por tanto, la Hermandad es el único sitio en el que pueden ser ellas mismas. Si eso supone tolerar a esos brutos sin cerebro que tienen por compañeros, el sacrificio merecerá la pena. Eso es lo que viene a decir esta historia, que viene firmada por el guionista Jay Edidin, a quien respeto mucho. Después de todo, no hay muchos guionistas trans que hayan logrado hacerse un hueco en la industria y pocos sienten tanta pasión por la historia mutante (Jay ha sido podcaster durante mucho tiempo en el popular podcast Jay and Miles X-Plain the X-Men, dedicado a la Patrulla-X). Precisamente por venir de quien viene me sorprende esta interpretación tan dulcificada del pasado de Mística y Destino. La pareja se amaba con locura mucho antes de que en los cómics se permitiera mostrar abiertamente una relación entre dos mujeres, desde luego, pero la Hermandad de Mutantes Diabólicos distaba mucho de ser un alegre grupito de simpáticos matones que se hacen fotos graciosas entre pelea y pelea con los Hombres y Mujeres-X. La Hermandad de Mutantes Diabólicos era un grupo terrorista, nada más y nada menos. Mística y Destino eligieron a esos brutos sin cerebro porque eran violentos y fáciles de manipular. Ellas no acabaron en la Hermandad por casualidad, sino que eligieron a sus miembros con toda la intención. Porque eran terroristas. Y tenían unos objetivos muy concretos y totalmente despiadados (como asesinar al Senador Kelly, como se mostró en la clásica Días del Futuro Pasado) para conseguir sus objetivos políticos. Dudo mucho que Mística experimentara algún tipo de sentimiento de pertenencia junto a sus compañeros de la Hermandad, pues claramente los estaba empleando como instrumentos para un fin. En otras palabras: no eran compañeros, sino esbirros. Pero claro, la era krakoana ha hecho mucho por Mística y Destino. Las ha sacado del armario después de muchísimos años y las ha puesto en el centro mismo de la franquicia mutante durante una larga temporada, para disfrute de muchos lectores. Ahora que son abiertamente queer, que se han sumado a la lista de iconos LGBT+ del Universo Marvel, supongo que deben recibir el mismo tratamiento que reciben Wiccan y Hulkling: ya no se puede hacer nada con ellas que pueda hacer que pierdan el favor del público. Si eso significa blanquear un poco su pasado como implacables terroristas mutantes, adelante, no vaya a ser que alguien piense que se está ofreciendo una mala imagen de las mujeres lesbianas o que se están comparando con terroristas. Me parece un poco triste y un poco decepcionante, la verdad. Y me parece una falta de respeto al pasado mutante, que nunca debería ser blanqueado sino celebrado. ¿Y qué si Mística y Destino fueron unas perversas terroristas asesinas? Se trata de personajes de ficción. Sus crímenes no son reales. En su momento, estas dos terroristas asesinas que se amaban en secreto resultaban mucho más desafiantes y reivindicativas que las versiones edulcoradas y descafeinadas que muestra esta historia. Mucha gente cree que el amor y la bondad son dos cosas que van necesariamente unidas, que para amar a alguien tienes que ser necesariamente bueno, pero no creo que esto sea así. Las villanas también pueden amar. Y, por encima de todo, Mística y Destino siempre han sido villanas. En fin, esta es la historia que más sentimientos encontrados me ha generado, pues pese a contar con un estupendo equipo creativo (del dibujo se encarga la dibujante Nina Vakueva, a quien vimos en King in Black: Return of the Valkyries) me parece que su enfoque no es nada acertado.
Con esto concluye mi repaso por los contenidos del especial Marvel Pride de este año, pero antes de ofrecer una conclusión final me queda por comentar un último aspecto. Los especiales del Orgullo de la línea Marvel's Voices han destacado desde el principio por su intención de incorporar a un nuevo personaje LGBT+ al Universo Marvel con cada entrega. El primero de ellos presentó al mutante Somnus, que luego formó parte de los Merodeadores durante una temporada. El segundo presentó a otra mutante, Andanza, que luego formó parte de los Nuevos Mutantes durante una temporada y participó junto a ellos en una miniserie. Más adelante la veremos también en la nueva encarnación de la Academia Vengadores que llegará pronto a los Infinity Comics de Marvel Unlimited, por cierto. Este tercer especial no ha presentado a un único nuevo personaje LGBT+ sino a dos: Sombra Nocturna y Fauces. Cabe preguntarnos, por tanto, si estas nuevas incorporaciones queer al Universo Marvel han tenido una carrera tan fructífera como sus predecesores (yo, al menos, considero que formar parte del reparto de una serie regular durante un año se puede considerar un éxito: hay personajes que han tenido carreras más breves antes de desvanecerse por completo en el olvido). La diferencia entre el ritmo de publicación de Marvel y el de Panini nos ayuda a responder con facilidad esta cuestión, ya que, como apuntaba antes, este especial del Orgullo fue el que Marvel publicó en 2023. Ya ha pasado un año desde su debut. ¿Qué ha sido de Sombra Nocturna y de Fauces durante este tiempo?
Pues bien, tengo localizadas seis apariciones más de la nueva Sombra Nocturna más allá del especial: dos números de la serie de Spiderwoman escrita por Steve Foxe y dibujada por Carola Borelli (coincidiendo con el crossover Guerra de Bandas) y cuatro números de Marvel's Voices Infinity Comic, la cabecera digital de Marvel Unlimited. No es mucho, pero es algo. Al contrario que Somnus o Andanza, Sombra Nocturna no ha pasado al reparto de una serie regular, lo cual supone un paso atrás considerable respecto a lo conseguido por los especiales anteriores. Además, sólo ha contado con un par de apariciones en formato físico y el resto han sido exclusivamente digitales dentro de la serie dedicada a la línea Marvel's Voices en Marvel Unlimited. En cuanto a su futuro… no soy muy optimista al respecto. Cabe la posibilidad de que vuelva a aparecer como secundaria en la colección de Spiderwoman en algún momento, pero lo más seguro es que su presencia se vea limitada a Marvel's Voices Infinity Comic y poco más.
Bastante peor es la situación de Fauces, ya que no he logrado encontrar ninguna aparición posterior a su debut en este especial. Puede que se me haya pasado algún cómic digital de Marvel Unlimited, pero tengo la impresión de que no se ha vuelto a saber nada sobre este nuevo simbionte en todo un año. Y esto es raro, teniendo en cuenta lo populares que suelen ser los simbiontes y lo mucho que proliferan en el Universo Marvel. Algo me dice que el personaje no ha llegado a cuajar y que los editores no están seguros de si deben darle otra oportunidad. Supongo que, si llegamos a verlo de nuevo, será directamente en Marvel's Voices Infinity Comic. Lo cierto es que me interesaría volver a ver a Fauces, aunque sólo sea para conocer su historia de origen. Sería muy triste que el personaje no volviera a dejarse ver y nos quedásemos sin saber siquiera de dónde vienen sus poderes simbióticos. Pero así es el mundillo del cómic de superhéroes… y así ha ido declinando la línea Marvel's Voices estos años. Ya lo adelantaba al principio de esta reseña: esta línea que tanto apreciaba se ha ido reduciendo hasta limitarse a un pequeño rincón digital en el que se siente cómoda y en el que no molesta a nadie. Ahora es una línea de segunda categoría y este especial del Orgullo es, como consecuencia, un especial de segunda categoría.
En mi reseña del especial Marvel Pride de 2023 escribí que me parecía inferior al especial de 2022. Pues bien, el Marvel Pride de 2024 me parece inferior incluso al de 2023. Lamento confirmar que esto es ya una clara tendencia y que la línea Marvel's Voices está decayendo cada vez más. Al menos sus antologías para el Mes del Orgullo son cada vez menos interesantes y menos atrevidas; cada vez dejan menos huella. Son mediocres, en definitiva. Del montón. No puedo negar que me satisface que el dinero de Marvel haya pagado por el trabajo de un buen puñado de autores del colectivo LGBT+, pero esto es claramente insuficiente. Los lectores de ese mismo colectivo merecemos algo más que un Orgullo de segunda categoría.
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